miércoles, 25 de julio de 2018

Rescatando ciertas promesas de campaña del 2018



Ante el hecho admirable del gran ejemplo que está dando el Lic. Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo de México, de estarse organizando y moviendo para que se dé cumplimiento a varias promesas de campaña que hizo cuando era candidato a la presidencia de México sin esperarse a tomar posesión de su cargo, promesas de gran beneficio como la reducción del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a la mitad en la franja fronteriza de México con los Estados Unidos, el doblar el salario mínimo de los 88 pesos que es hoy (un miserable ingreso de subsistencia que apenas alcanza para comprar unos cuantos kilos de tortillas y para nada más), la reducción de los abultados sueldos de la alta burocracia que hasta ahora como si fuera una casta dorada había sido intocable, la conversión de la mansión oficial de Los Pinos en un museo, y otras cosas que ningún otro mandatario en la historia de México se había atrevido a emprender porque hasta ahora ningún presidente previo (ni siquiera el actual aún en funciones) había tratado de llevar a cabo, es el momento histórico propicio que se tome dicho ejemplo en Chihuahua en donde el partido Morena pronto tomará el control de la mayoría legislativa en el Congreso del Estado y se allane el camino para dar (o incluso forzar) el cumplimiento de ciertas promesas de campaña que el pueblo de Chihuahua sigue esperando aún su materialización a pesar del largo tiempo transcurrido sin que la actual legislatura controlada por el PAN haya hecho absolutamente nada por convertirlas en realidad. El PAN y el actual gobernador de Chihuahua emanado de dicho partido, Javier Corral Jurado, ya tuvieron tiempo más que suficiente para cumplir con varias de las cosas que prometieron al pueblo de Chihuahua y resulta ahora claro que no tenían intención de cumplir con ninguna de ellas.

Como es de todos sabido, el PAN llegó por vez primera a la gubernatura de Chihuahua en 1992 en la figura de Francisco Barrio bajo la promesa de un gran CAMBIO. Nunca se dió el tan pregonado CAMBIO, y Francisco Barrio no perdió tiempo en convertirse en redomado salinista evitando incurrir en cosas que no tuvieran la aprobación previa y que no fueran completamente del gusto del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. El gobernador panista Francisco Barrio se la pasaba todo el tiempo alabando y tratando de complacer al presidente priista Carlos Salinas de Gortari, y si se puede hablar de un PRIAN es en estos años cuando fue tomando forma. El único “cambio” verdaderamente visible que tuvo lugar entre 1992 y 1998 fue el modo de vida de Francisco Barrio, que de su modesta vivienda clasemediera en la calle México a corta distancia del centro comercial Alameda y el Colegio Latinoamericano pasó a vivir en una amplia mansión amurallada, disfrutando una vida de multimillonario, y todo a expensas del pueblo al que engañó con las vacuas promesas de un cambio que nunca se dió. Al final de su nefasto desempeño Francisco Barrio le dejó al estado de Chihuahua una deuda pública astronómica de casi cinco mil millones de pesos, pero sin dejar obra pública alguna que estuviese a la altura de tamaño despilfarro. Este escandaloso derroche de los dineros del pueblo chihuahuense le costaría al PAN su expulsión de la gubernatura de Chihuahua.

Tiempo después llegó Vicente Fox, también prometiendo un fabuloso e increíble CAMBIO pero sin dar detalles sobre las cosas en las que consistiría el prometido gran CAMBIO. Al final de cuentas, se repitió lo sucedido en Chihuahua porque en lugar de que hubiera un cambio la economía del país entró en un estancamiento total, y la única ocurrencia original que tuvo Vicente Fox por la cual luchó hasta el final sin conseguirlo fue el gravar con impuesto IVA los alimentos y medicinas del pueblo, y al final no dejó gran cosa digna de ser mencionada. Y para impedir que se repitiera a nivel nacional lo sucedido en Chihuahua con la expulsión del PAN de la silla del gobernador, Vicente Fox invirtió mucho tiempo, recursos y esfuerzos para evitar que en el 2006 Andrés Manuel López Obrador pudiera convertirse en presidente de México recurriéndose a maniobras tan burdas tales como el proceso de desafuero en contra de López Obrador para inhabilitarlo mediante maniobras legaloides como aspirante a la contienda presidencial, el refinamiento de las tácticas de guerra sucia a las que el PAN se ha vuelto tan adicto usando la complicidad del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para atacar sin cesar a López Obrador en spots de televisión pagados en buena parte por el CCE acusándolo de ser un peligro para México (una intervención completamente ilegal de parte del CCE pero que nunca fue castigada porque las leyes electorales de ese entonces no especificaban castigo específico para este tipo de delitos), y al final como todo este ariete no resultó suficiente el consenso actual entre muchos mexicanos es que el sistema tuvo que recurrir a un fraude cibernético sofisticado que le dió al candidato panista Felipe Calderón un escasísimo y dudoso margen de victoria de apenas 0.65% sobre López Obrador. Todo para repetir al PAN un segundo sexenio en la silla presidencial en el cual el único GRAN CAMBIO que se dió fue el sacar al Ejército de los cuarteles enviándolo a las calles de México para dar inicio a una guerra sangrienta y trágica que le ha dejado a México cientos de miles de muertos y desaparecidos. Esas fueron las aristas del GRAN CAMBIO implementado por el PAN en su manera de gobernar que muchos mexicanos recordaron a la hora de emitir su voto en 2018 mandando al traste tanto las esperanzas del PRI como del PAN de seguir en la silla presidencial compartiendo alternadamente el poder entre ambos.

El PAN no pudo regresar a la gubernatura de Chihuahua a lo largo de tres administraciones priistas consecutivas, y se requirió que en la tercera administración, la de César Duarte Jáquez, aflorara una corrupción de tal magnitud que el pueblo de Chihuahua decidió darle al PAN una segunda oportunidad en la persona de Javier Corral, el cual recicló ventajosamente en benficio propio lo que parece ser la única fórmula de triunfo del PAN cada vez que hay elecciones: guerra sucia, muchas promesas de campaña como parte de un gran CAMBIO (algunas de dichas promesas eran incumplibles, y otras que sí lo eran nunca fueron cumplidas porque en el PAN están acostumbrados a olvidarse rápidamente de sus promesas en cuanto logran obtener o recuperar el poder), así como el juramento solemne de siempre de acabar con la corrupción y la impunidad que se antoja imposible de cumplir porque son precisamente los mismos panistas quienes terminaron adoptando con beneplácito muchas de las corruptelas practicadas por el PRI. De nueva cuenta, desperdiciando la segunda oportunidad que se les había dado, el PAN y su líder máximo el gobernador Javier Corral Jurado decidieron olvidar por completo sus promesas de campaña con las cuales habían engañado al pueblo de Chihuahua haciéndole creer que ahora sí habría el CAMBIO prometido desde la década de los ochentas del siglo pasado.

No debe extrañar pues que en 2018 tanto el PAN como el PRI fueron despreciados por la mayoría del electorado, facilitándole a Morena su ascenso no solo como una tercera fuerza política en el estado de Chihuahua en donde antes la izquierda no había logrado avances significativos, sino en la primera fuerza política no solo en Chihuahua sino a nivel nacional.

A nivel nacional, el Lic. Andrés Manuel López Obrador está haciendo la parte que le corresponde para no incurrir en la misma ofensa de las promesas incumplidas que el PAN diciendo ser una opción verdadera no cumplió. El escepticismo que todavía hasta hace poco había en una cantidad apreciable de mexicanos de que López Obrador diera cumplimiento a sus promesas de campaña se debe precisamente a la gigantesca y terrible decepción que terminó resultando ser el PAN, partido que terminó convertido en una guarida de buitres que poco o nada tenían que ver con los intereses fundacionales de dicho partido y cuyo único objetivo concreto terminó siendo la búsqueda del poder por el poder mismo sin que tuviera ya nada que ver el debate de ideas y la convicción ideológica de los seguidores de Don Manuel Gómez Morín, el cual si pudiera volver a vivir para ver en lo que se ha convertido el partido político que fundó y ver en las manos en las que ha caído su partido seguramente volvería a morir del coraje.

Hay dos promesas de campaña muy específicas hechas en el 2016 que de hecho se puede demostrar que fueron robadas por el PAN y su candidato Javier Corral con tal de allegarse de votos, promesas que hasta la fecha permanecen sin cumplimiento y que hoy pretenden ignorar. Con la mayoría legislativa que Morena tendrá por los siguientes tres años en el Congreso del Estado de Chihuahua, mayoría legislativa que le fue dada en voto libre y democrático por el mismo pueblo de Chihuahua que estaba ya bastante harto de los abusos de poder y la prepotencia y soberbia tanto del PRI como del PAN así como del amasiato y maridaje de ambos atinadamente bautizado como PRIAN, se vuelve posible hacer realidad en corto tiempo dichas promesas ya sea con la aprobación del PRI y del PAN, sin la aprobación del PRI y del PAN, y pese al PRI y al PAN. Lo atractivo de estas promesas es que se pueden convertir hoy mismo en realidad sin tener que invertir un solo centavo para lograrlas. Estas dos promesas son las siguientes, a saber:
(1) ELIMINACION TOTAL DEL FUERO PARA TODOS LOS FUNCIONARIOS PUBLICOS QUE LABORAN EN LA NOMINA OFICIAL DEL ESTADO DE CHIHUAHUA.

(2) MUNICIPALIZACION DE LA JMAS.
El fuero dado a los funcionarios públicos de alto nivel para lo único que ha servido es para crear un sistema de castas con ciudadanos de primera clase y ciudadanos de segunda clase, con los ciudadanos de primera clase situados por encima de las leyes al ser intocables en virtud de su fuero, y el resto de los ciudadanos condenados a permanecer como ciudadanos de segunda clase al poder ser arrestados por cualquier motivo al no gozar de ese privilegio llamado fuero que ha terminado siendo una garantía de la misma impunidad y corrupción que Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido a combatir a grado tal que López Obrador está decidido a hacer la eliminación del fuero una de sus principales prioridades.

La eliminación del fuero para todos los funcionarios públicos que laboran en el estado de Chihuahua, incluyendo el fuero del que goza el gobernador de Chihuahua (esto último es el verdadero punto de contención por el cual el PAN aprovechando su mayoría legislativa en el Congreso de Chihuahua se ha estado oponiendo a la eliminación del fuero, dándole alas al gobernador Javier Corral para que continúe cometiendo toda clase de abusos de poder sin tener que rendirle cuentas a nadie), no debe ser algo a lo que el PAN se oponga, en virtud de que el 1 de octubre de 2016 fue el mismo Javier Corral quien propuso de su propia boca la eliminación del fuero. En efecto, de acuerdo a varias notas como la publicada por El Diario de Chihuahua bajo el encabezado “Pide Corral a diputados eliminar fuero”, el gobernador electo Javier Corral Jurado dijo que uno de sus llamados a la legislatura entrante sería eliminar el fuero constitucional que actualmente tiene el gobernador en turno, los diputados, entre otros funcionarios de primer nivel, yendo incluso tan lejos como afirmar que además del fuero estatal, podría generarse desde Chihuahua una iniciativa a nivel nacional para eliminar el fuero de todos los funcionarios, incluyendo al presidente de la República (o sea, lo mismo que ha estado proponiendo López Obrador). Y en su discurso en su toma de posesión de su cargo como gobernador de Chihuahua reiteró su pedido para la eliminación del fuero del gobernador. Pero algo muy curioso sucedió, ya que tanto al gobernador Javier Corral como al Congreso de Chihuahua les gustó tanto la idea del fuero que dos años después se empeñaban con toda terquedad en impedir a toda costa la eliminación del fuero, a grado tal que si algo hicieron bien fue el mantener congeladas por completo las únicas dos iniciativas presentadas ante el Congreso de  Chihuahua para la eliminación del fuero, una de ellas presentada por el 6 de octubre de 2016 (al siguiente día de que Javier Corral ya como gobernador en funciones de Chihuahua anunciara demagógicamente que su primera prioridad sería la eliminación del fuero) por el diputado Israel Fierro Terrazas del Partido Encuentro Social. La propuesta del diputado Israel Fierro Terrazas fue secundada por una propuesta similar del partido Movimiento Ciudadano presentada a través de su diputado estatal en Chihuahua, Miguel Vallejo, como lo documenta la nota periodística titulada "Quieren diputados eliminar fuero" publicada por el periódico NORTE DE CIUDAD JUAREZ el 7 de octubre de 2016.

Como es de todos sabido, tanto el gobernador Javier Corral Jurado como la fracción mayoritaria del PAN que controla actualmente el Congreso del Estado de Chihuahua llegaron rápidamente a la conclusión de que podían verle a todos los ciudadanos chihuahuenses la cara de estúpidos repitiendo (sin la más mínima intención de cumplir lo que decían) que estaban cien por ciento comprometidos a eliminar de una vez por todas y para siempre el fuero. Y el PRI no resultó ser un contrapeso efectivo en el Congreso estatal para obligar a los panistas y al gobernador Javier Corral Jurado a cumplir con esta promesa. Tal vez nunca creyeron que en las elecciones de 2018 tanto el PRI como el PAN serían arrasados por el voto de castigo de unos electores furiosos por haber sido engañados.

Ha llegado la hora de poner en la primera lista de prioridades el asunto de la eliminación del fuero no para hacerlo realidad en Chihuahua dentro de dos años o tres años o tal vez nunca, sino a lo mas en dos o tres meses. En varios estados de la República el fuero ha sido ya eliminado sin que ello haya acabado con las instituciones, por el contrario las ha vuelto obligadamente más honestas al estar conscientes los altos funcionarios en dichos estados que ya no están por encima de la ley como lo estaban antes. Y si Javier Corral intenta recurrir a toda su fuerza y poderío como gobernador de Chihuahua para impedir la eliminación del fuero, ha llegado la hora de preguntarle directamente: ¿a qué le teme? ¿Acaso se opone ahora a lo mismo que había prometido? ¿Qué lo hizo cambiar de parecer? ¿No le basta con tener en sus manos el control absoluto y total de la fiscalía? Y si es necesaria acción legislativa en el Congreso estatal de Chihuahua para obligarlo a cumplir con su palabra, haciendo lo que el PAN pudo haber hecho en su momento y no quiso hacer apoyado por una aparente complicidad con el PRI, ¡pues que lo sepa el país entero de una vez por todas! Y ya se verá si con un precedente así Javier Corral todavía alberga aspiraciones presidenciales que en su caso cada vez parecen más distantes.

En lo que toca a la municipalización de la JMAS, se trata de una promesa de campaña que no fue una idea original de Javier Corral Jurado, la propuesta fue hecha por el entonces candidato independiente Armando Cabada, promesa que Javier Corral le robó a Armando Cabada haciéndola “suya” solo para terminar defraudando a quienes votaron por él creyendo que la cumpliría cuando en realidad Javier Corral nunca tuvo ninguna intención de darle cumplimiento a tal promesa. Es de todos sabido que la JMAS le sirve al gobierno del estado como una especie de “caja chica”, muy útil para financiar rubros para los cuales no hay aprobación específica en el presupuesto de egresos, y considerando las grandes cantidades de dinero público que está siendo despilfarrado para andar promocionando la imagen pública de Javier Corral de la misma manera como lo hacían el dictador Stalin en la Unión Soviética y el dictador Hitler en Alemania, la municipalización de la JMAS se ha convertido en un asunto de extrema urgencia. Javier Corral y el PAN ya tuvieron dos años para cumplir dicha promesa, y es obvio que no la piensan cumplir en el resto de lo que le queda a Javier Corral como gobernador.

El incumplimiento deliberado de esta promesa de campaña es y debe ser tomado como una burla a toda la sociedad chihuahuense, un escupitajo directo a la cara de la ciudadanía perpetrado por un gobernador falto de palabra apoyado por una camarilla de soberbios que en su increíble arrogancia quizá nunca creyeron posible que la ciudadanía los castigaría en la forma en la que fueron castigados terminando por perder el control del Congreso. Es la hora y el momento histórico de poner fin a la burla. Si no lo hace Morena, nadie más lo hará porque ningún otro partido excepto Morena tiene el poder para hacerlo. La municipalización de la JMAS se podría llevar a cabo primero con un exhorto del nuevo Congreso estatal al gobernador para dar cumplimiento a su promesa de municipalizar la JMAS, dándole un plazo perentorio no mayor de dos o tres meses para hacerlo, en la advertencia de que si rehusa hacerlo el Congreso tomará cartas directas en el asunto a través de donde más le puede doler al gobierno del estado: el control del presupuesto y la aprobación de la cuenta pública. Y si se le ocurre a Javier Corral recurrir a todo tipo de maniobras legaloides para impedir que se concrete la municipalización de la JMAS, o sea para impedir el cumplimiento de una promesa que a fin de cuentas él mismo hizo (o mejor dicho, le robó a otro e hizo suya), tanto mejor, porque ello permitiría desnudarlo y exhibirlo ante el pueblo de México entero tal y como lo que siempre ha sido.



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