jueves, 12 de mayo de 2016

Una cura en puerta para el cáncer del cerebro

El cáncer del cerebro conocido como glioblastoma es uno de los tipos de cáncer más agresivos que se conocen. Se trata del tipo de cáncer que le costó la vida a una prima mía de nombre María de los Angeles que vivía en la Ciudad de México, hija de mi tía Ofelia. Se trata también del cáncer a causa del cual una pobre mujer de nombre Brittany Maynard optó por terminar con su propia vida antes de someterse a la agonía de un tormento sin cura alguna.

Escuchar un diagnóstico de glioblastoma es quizá una de las peores noticias que pueda recibir un paciente enfermo de cáncer. Un tumor cerebral está situado precisamente en una de las partes más delicadas del cuerpo humano, precisamente la parte en la cual reposan las facultados cognoscitivas del hombre. Y por lo general este tipo de tumores se dan al interior del cerebro, en lugares de acceso difícil en los que una operación quirúrgica puede dejar consecuencias devastadoras como parálisis, ceguera, sordera y perlesía.

El paciente enfermo de glioblastoma rara vez sobrevive más de un año, ya que este tipo de cáncer es sumamente agresivo y ataca de una manera fulminante. Entre los médicos, se trata de una sentencia de muerte.

Pero precisamente el día de hoy fueron anunciados en los Estados Unidos por la Food and Drug Administration (FDA) los resultados de la confirmación de un procedimiento extraordinario que prometen garantizar una cura para el cáncer del cerebro, una cura que después de obtenerse apenas dejará unas cicatrices pequeñas en el interior del cerebro de acuerdo a las tomografias que se vayan sacando, autorizando a los descubridores a llevar a cabo pruebas a escala masiva en distintos hospitales concediéndole a sus terapias la clasificación de estatus de avance significativo (breakthrough status).

Raras son las veces en las que se tienen noticias de algo tan extraordinario y tan revolucionario en el tratamiento del cáncer como los que se obtuvieron este día. Es casi seguro que los descubridores del tratamiento obtendrán un Premio Nóbel y una cantidad innumerable de reconocimientos a la labor que desarrollaron para encontrar la cura.

La histórica entrevista llevada a cabo por la cadena CBS y conducida por Scott Pelley empieza con una paciente de nombre Nancy Justice, la cual recibió su sentencia de muerte en octubre de 2014 cuando se le confirmó que tenía glioblastoma recurrente. El tumor le había regresado después de habérsele practicado todas las terapias disponibles en el arsenal médico: cirugía, radiación y quimioterapia. Típicamente, ella habría esperado vivir en promedio unos siete meses. En su caso, sin embargo, se le aplicó una terapia revolucionaria usando el virus de la poliomielitis, paradójicamente el mismo virus que la humanidad luchó tan duramente para erradicar del planeta.

Ya se había tenido conocimiento gracias a un documental radiado en el programa 60 Minutes el 29 de marzo de 2015 de que los científicos del Preston Robert Tisch Brain Tumor Center de Duke University estaban trabajando en algo que prometía ser verdaderamente revolucionario. El documental presentó al equipo de la Universidad Duke conformado por el Doctor Darell Bigner, director del Tisch Brain Tumor Center, el biólogo molecular Matthias Gromeier y los neuro-oncólogos Doctor Henry Friedman y Doctor Annick Desjardins. El Doctor Friedman es el encargado de revisar los casos de más de mil pacientes enfermos de glioblastoma cada año que son candidatos aspirantes a recibir el nuevo tratamiento, decidiendo cuáles son aquellos que cumplen con los criterios para los experimentos con el virus de la poliomielitis.

Los extractos que se reproducen a continuación se dan con la esperanza y la intención de que el narrativo pueda ser útil para los médicos profesionales así como los estudiantes en medicina permitiéndoles captar varias ideas sobre algunas de las cosas que los investigadores que van tras la cura de algún padecimiento complejo van encontrando en la búsqueda del procedimiento más idóneo hacia la cura total de cierto mal, y como será obvio, no solo hay triunfos sino también hay retrocesos que no deben desanimar a los investigadores en su lucha para resolver el crucigrama (el texto resaltado de color azul representa una voz en off para distinguirlo del resto del texto que representa conversaciones llevadas a cabo entre el conductor del noticiero y las personas que está entrevistando):

Scott Pelley: Me pregunto, de todos los experimentos y todas las teorías en las cuales ha depositado sus esperanzas en todos estos años, ¿a qué altura se puede ubicar ésto?

Dr. Henry Friedman: Esta, para mí, es la terapia más promisoria que he visto en mi carrera. Punto.

El virus es la creación de, la obsesión del Doctor Gromeier, quien ha estado trabajando sobre esto por más de 25 años, los últimos 15 en Duke.

Scott Pelley: Cuando usted fue a sus colegas y les dijo: “¡Lo tengo! Usaremos el virus de la polio para matar el cáncer”, ¿qué dijeron ellos?

Dr. Matthias Gromeier: Bueno, obtuve una variedad de respuestas, desde loco hasta estás mintiendo. La mayoría de las personas creyeron que era demasiado peligroso.

Dr. Henry Friedman: Yo creí que estaba loco. Quiero decir que realmente pensaba que iba a usar un arma que produce parálisis.

Otros investigadores están experimentando con tratamientos de cáncer usando virus que incluyen HIV, sarampión y viruela. Pero polio fue la selección del Doctor Gromeier porque, como lo dijo la suerte, este tipo de virus busca y se pega a un receptor que se encuentra en la superficie de las células que forman casi cualquier tipo de tumor sólido. Es como si la poliomielitis hubiera evolucionado para el propósito.

Gromeier hizo una reingeniería del virus, removiento una secuencia genética clave. El virus no puede sobrevivir de esta manera, de modo que reparó el daño con un pequeño pedazo inocuo del virus del catarro. Este nuevo modificado poliovirus no puede ocasionar parálisis o muerte porque no se puede reproducir en células normales. Pero sí puede  hacerlo en células cancerosas, y en el proceso de replicarse libera toxinas que envenenan a la célula. Por lo menos eso fue lo que observaron en el laboratorio. Eventualmente se tenía que probar en un ser humano.

Es un demonial de cosa escuchar que se tienen únicamente unos cuantos meses de vida cuando se tiene una edad de 20 años. En 2011, Stephanie Liscomb era una estudiante de enfermería con dolores de cabeza. Un doctor le dijo que tenía un glioblastoma del tamaño de una pelota de tenis.

Stephanie Lipscomb: Yo miré a la enfermera que estaba allí sosteniendo mi mano, y yo dije: “No entiendo. ¿Qué fue lo que dijo?” Fue algo difícil para mí de procesar.

Scott Pelley: El 98 por ciento del tumor había sido removido (quirurgicamente).

Stephanie Lipscomb: Exactamente.

Scott Pelley: Con tanta radiación como la que se puede tener a lo largo de una vida. Y quimioterapia.

Stephanie Lipscomb: Exactamente.

Scott Pelley: ¿Y entonces en 2012, qué le dijeron los doctores?

Stephanie Lipscomb: El cáncer ha regresado.

Con glioblastoma recurrente, no había ya opciones excepto aquella que nunca se había intentado.

Scott Pelley: ¿Le dijeron que nunca antes se había probado en un ser humano?

Stephanie Lipscomb: Me lo dijeron. Pero al mismo tiempo, honestamente, yo no tenía nada que perder.

Su tratamiento con polio empezó en 2012, y desde el principio parecía una mala apuesta.

Dr. Annick Desjardins: Empezamos el tratamiento de ella en mayo. Entonces en julio el tumor pareció más grande, y se veía realmente inflamado. Me consterné sobremanera, realmente me preocupé.

Scott Pelley: Creyó que no estaba funcionando.

Dr. Annick Desjardins: Creí que no estaba funcionando.

El neuro-oncólogo Annick Desjardins quería abandonar el experimento de poliomielitis y regresar a un tratamiento tradicional. Pero Stephanie dijo: “No.” Cinco meses después de su infusión (virus depositado directamente en el cerebro), una Imagen de Resonancia Magnética mostró que el tumor se veía peor únicamente por la inflamación causada por el sistema inmunológico de Stephanie que había despertado hacia el cáncer por vez primera y había entrado en guerra (con el tumor).

Scott Pelley: ¿Por qué el sistema inmunológico no actuó desde un principio (antes del primer diagnóstico) en contra del cáncer?

Dr. Matthias Gromeier: Los cánceres -todos los cánceres humanos- desarrollan un escudo o velo de medidas protectoras que los hacen invisibles al sistema inmunológico. Y era precisamente lo que tratábamos de revertir con nuestro virus. De este modo, al infectar el tumor (con el virus de la polio) estamos removiendo este escudo protector. Y diciéndole, habilitándo al sistema inmunológico de entrar en acción y atacar.

Scott Pelley: Así que lo que está ocurriendo esencialmente dentro del tumor es que se tiene una infección de polio.

Dr. Matthias Gromeier: Así es.

Scott Pelley: Y eso pone en marcha una alarma.

Dr. Matthias Gromeier: Así es.

Scott Pelley: Para el sistema inmunológico.

Dr. Matthias Gromeier: Así es.

Scott Pelley: El sistema inmunológico dice: “Hay una infección de polio. Debemos matarla.”

Dr. Matthias Gromeier: Exactamente.

Scott Pelley: Y resulta que es el tumor.

Dr. Matthias Gromeier: Así es.

Parece que la polio empieza a matar el tumor, pero es el sistema inmunológico de la persona el que hace la mayor parte del daño. El tumor de Stephanie se encogió a lo largo de 21 meses hasta que desapareció. Tres meses después de la infusión enviada (al cerebro de Stephanie por administración directa) algo increíble había sucedido. Esta es una Imagen de Resonancia Magnética en agosto de 2014.

Scott Pelley: Y no hay ningún cáncer en esta imagen.

Dr. Annick Desjardins: Y no vemos ningunas células cancerosas activas.

Ella está liberada del cáncer. Todo lo que queda es un agujero de una cirugía anterior.

Scott Pelley: ¿Qué tan sorprendido estuvo con ésto?

Dr. Henry Friedman: Estoy sorprendido porque uno nunca espera en un estudio de Fase 1 en particular obtener este tipo de resultados.

Scott Pelley: Ustedes no esperan curar a nadie en una prueba de Fase 1.

Dr. Henry Friedman: Ni siquiera se espera necesariamente poder ayudarlos. Uno lo desea. Pero ese no es el diseño de un estudio Fase 1. Que está diseñado simplemente para determinar la dosis correcta que se tiene que suministrar. Cuando se obtiene cualquier cosa adicional es un deleite.

Scott Pelley: Cierto deleite.

Dr. Henry Friedman: Cierto deleite. Cierto deleite. El mayor deleite que hemos visto desde hace mucho, mucho tiempo.

El Doctor Fritz Andersen nos mostró los resultados en otro paciente, él mismo. Es un cardiólogo retirado a la edad de 70, y resultó ser la segunda persona en los experimentos de polio.

Dr. Fritz Andersen: Este es un tumor de buen tamaño, lo cual significa...

Scott Pelley: Es lo que vemos aquí (apuntando hacia unos estudios de imágenes del cerebro).

A la izquierda está su tumor antes del tratamiento, y a la derecha está una cicatriz de línea de cabello en donde estaba el tumor. Eso fue hace unos tres años.

Scott Pelley: ¿Se considera usted curado? ¿O lo llama una remisión?

Dr. Fritz Andersen: Siento que es una cura, y viviré mi vida de este modo.

Después de los primeros triunfos, los siguientes pacientes reciben dosis mayores del medicamento de polio. Esta es la idea detrás de un experimento Fase 1, incrementar las dosis en pacientes sucesivos, paso a paso, en busca de la mayor dosis que sigue siendo segura.

Dr. Henry Friedman: Creemos en la filosofía que hemos aprendido de la quimioterapia de que más es mejor. De este modo, si estamos obteniendo una buena respuesta en un nivel de dosis de uno o dos, entonces incrementamos la dosis a tres, cuatro, cinco.

Donna Cleg de sesenta años era una trabajadora social de Idaho. La encontramos en 2014, inflada a causa de los esteroides que estaban siendo usados para reducir la inflamación en su cerebro.

Donna Clegg: Yo quiero vivir. Es como me siente, que esto va a ser mi oportunidad para tener una vida plena.

La infusión de polio en Donna fue tres veces más potente que la que había funcionado para Stephanie. Pero en su caso una dosis mayor puso en marcha una respuesta inmunológica que fue demasiado potente. Donna batalló con la inflamación por nueve meses, antes de fallecer en marzo 2015.

Scott Pelley: Donna Clegg sufrió bastante. Me pregunto como pesa todo esto en su mente?

Dr. Henry Friedman: Cada paciente que tiene un resultado que no es positivo pesa en mi mente. Yo pienso que cuando se está haciendo un experimento Fase 1, se sabe que estas cosas pueden ocurrir. Pero ella es un paciente que realmente no obtuvo beneficio y sin embargo nos enseñó algo importante.

Scott Pelley: ¿Descubrieron que poner demasiado poliovirus crea una respuesta inmunológica demasiado grande?

Dr. Henry Friedman: En lo absoluto.

Después de esa dura lección, los doctores cortaron la dosis de Nancy Justice en 85 por ciento. Era menos de lo que hubieran esperado usar. Le llamaron a esta dosis “Dosis menos uno”. Aún así, cuatro meses y medio después de su infusión en marzo 2015, la inflamación había causado que la masa en el cerebro de Nancy aumentara al doble de su tamaño. Pero de acuerdo al Doctor Desjardins, el tumor parece más pequeño.

Scott Pelley: Y en esta imagen, (el tumor) está balaceado lleno de agujeros.

Dr. Annick Desjardins: Esta balaceado lleno de agujeros. Y dejeme mostrarle la siguiente imagen y usted verá que...

Greg Justice (esposo de Nancy Justice): Wow.

Dr. Annick Desjardins: ...más y más agujeros.

Scott Pelley: ¿Y a donde se va después de esto?

Dr. Annick Desjardins: Le continuamos dando seguimiento. Esperamos que continúe (el tumor) disminuyendo y colapsándose. Y eso es lo que hemos visto con Fritz y Stephanie, y ha continuado encogiéndose por años.

Scott Pelley: Nancy, cuando ves esto, ¿qué es lo que piensas?

Nancy Justice: Oh, es asombroso. Oh, yo digo, gracias Señor. Y todos estos doctores. Gracias doctores. Usted sabe, y el solo hecho de ver esto, um, usted sabe, es vida.

Nancy Justice enfrenta un duro camino por delante, pero en el trayecto nuevos descubrimientos llevaran a los investigadores en una dirección que nunca imaginaron.

Treinta y ocho pacientes se han ofrecido como voluntarios para el experimento en la Universidad Duke de usar el poliovirus para matar el glioblastoma, el cáncer más eficiente y agresivo del cerebro. La decision de la Food and Drug Administration de otorgar a Duke “estatus de avance significativo” implica que la segunda fase de los experimentos será expandida hacia unas 40 instituciones con cientos de pacientes. Si todo va bien, Duke será permitida pasar por encima de la tercera fase y hacer la terapia de polio para el glioblastoma disponible para todo mundo.

La ruta para este logro no fue una línea recta. Los primeros volunterios vieron que sus tumores desaparecían. Pero después los pacientes sufrían retrocesos duros. Había una vía hacia adelante, pero los investigadores se encontraron a sí mismos en una ruta que no habían imaginado. Su guía a través del misterio fue un paciente llamado Brendan Steele.

En la víspera de Navidad, 2009, Brendan Steele no sabía cuan precioso el don de la vida puede ser. A los 37, era un administrador en tecnologías de información en Montana, un esposo y padre de tres. Pero entonces los doctores le encontraron glioblastoma y le dieron once meses para decir adiós. Cuando la cirugía, la radiación y la quimioterapia fracasaron, Brendan se ofreció de voluntario para los experimentos de Duke University con polio y en 2013 recibió una infusión de poliovirus. Pero al remover un cateter se lastimó un vaso sanguíneo. Su esposa Kathy estaba a su lado.

Kathy Steele: Brendan dijo, “es raro”. Y va a apoyar su cabeza y “raro” como que desaparece. Como si eso fuera el final de su discurso.

Scott Pelley: ¿Entendía usted qué tan mal estaba?

Brendan Steele: No.

Scott Pelley: ¿No?

Brendan Steele: No, porque no lo recuerdo.

Cirugía de emergencia detuvo el sangrado, pero el traume dejó a Brendan con dificultades para caminar o hablar. Siete meses después una biopsia reveló que su tumor estaba creciendo. Los doctores le dieron a Brendan quimioterapia. Le había fallado antes, pero tal vez le podía dar unas cuantas semanas más. El neuro-oncologista Annick Desjardins no imaginó lo que sucedería después.

Dr. Annick Desjardins: Le dimos una dosis de quimioterapia. Y la lesión simplemente se derritió. Se fue. Rápidamente. Es algo que normalmente no vemos suceder.

Dos meses después de esa dosis única de quimio, el tumor -la masa blanca a la derecha- empezó a romperse. Brendan continuó con la quimioterapia y en ocho meses, había desaparecido.

Scott Pelley: ¿Y qué le dicen los doctores hoy sobre su cáncer?

Brendan Steele: No hay cáncer. No hay cáncer.

Scott Pelley: ¿Glioblastoma recurrente y ahora le dicen que no pueden encontrarlo en su cerebro?

Brendan Steele: Así es.

Brendan Steele había vivido 35 meses desde su infusión de polio. Había estado libre del cáncer por 19. El Doctor Henry Friedman, director suplente del Duke’s Cancer Center, tiene una teoría del por qué la quimio funcionó en esta ocasión, cuando nunca había funcionado antes.

Dr. Henry Friedman: Asombrosamente, en pacientes en los cuales había fracasado previamente, una vez que se les había proporcionado la terapia de poliovirus, parecían tener una nueva y ampliada, casi extraordinaria respuesta, a la quimioterapia, como si el poliovirus hubiera preparado al tumor para ser más responsivo a la quimioterapia.

Scott Pelley: ¿Eso fue una sorpresa?

Dr. Henry Friedman: Eso fue una sorpresa. Y para nosotros el ver esto, fue una observación impactante, esta es una plataforma para estudios futuros que involucrarán quimioterapia y el poliovirus.

El descubrimiento modificó su forma de tratar a Nancy Justice. Recordaremos que cuando vimos la última vez a Nancy en marzo 2015, el Doctor Desjardins vió señales de que su tumor se estaba desbaratando. Pero en los meses que siguieron, la inflamación continuaba aumentando. Conforme se iba comprimiendo el cerebro de Nancy, ella estaba perdiendo su conexión a su brazo... sus piernas... y su relación con el espacio en torno a ella.

Enfermera: Y toque su nariz. Aquí...

Nancy Justice: ¿Así?

Nurse: Sí. Toque su nariz.

Cualquier parte del cerebro que involucra el ánimo de lucha, parece no ser afectado. ¿Tendría una dosis de quimio el mismo efecto milagroso que tuvo en Brendan Steele? El Doctor Desjardins investigó el nuevo descubrimiento, y en dos meses, la masa (tumoral) se estaba encogiendo.

Dr. Annick Desjardins: Vea cómo los pliegues del cerebro regresan en donde estaban siendo aplastados.

Nancy Justice: Oh, wow.

Dr. Annick Desjardins: El ventrículo se está reabriendo.

Greg Justice: Miren eso. ¡Aleluya! ¡Eso es lo que estábamos buscando!

Scott Pelley: ¿Cómo se siente en todo este tiempo?

Nancy Justice: Oh. Lo amo. Amo, quiero decir, es por lo que he estado, por lo que he estado rezando.

Scott Pelley: El tumor se está encogiendo y encogiendo y menos...

Greg Justice: Alguien ha tomado un borrador para hacerlo.

Conforme la inflamación ha retrocedido se abrió un nuevo espacio para la esperanza.

Nancy encontró fuerzas y, mantenida a flote siempre por su esposo Greg, caminaba diariamente hasta una milla. La vida de Nancy estaba cubriendo una distancia de tiempo que le es negada a los pacientes con glioblastoma, pero el pasado 15 de febrero después de su infusión de polio, su carrera encontró otro obstáculo.

Dr. Annick Desjardins: Un poco más de inflamación.

El día que su jornada comenzó ella nos dijo bromeando que vería a sus hijos graduarse, casarse y tener hijos, en ese orden, ahora su determinación estaba siendo matizada con gratitud por lo que ya había recibido.

Scott Pelley: Nancy, cuando la vimos por primera vez, le pregunté acerca de la canasta de deseos de la mamá. ¿Cómo se ven ahora esas bodas y esos nietos?

Nancy Justice: OK. Bueno, por ahora, estoy pensando que son solo las cosas simples de ahora que estoy disfrutando.

Siete semanas después de esa entrevista -a finales de marzo- Nancy fue llevada de prisa a Duke. La luz que nunca se opacaba seguía en su mirada, pero sus palabras se habían ido. Esto era lo que ella estaba luchando. La inflamación abarcaba la mitad de su cerebro.

Dr. Allan Friedman: Yo solo pienso que tenemos que saber con qué estamos lidiando para poder efectuar una movida.

El neurocirujano Alla Friedman necesitaba saber si la masa era un acumulamiento de células muertas como consecuencia de la respuesta inmunológica o el cáncer activo. Deslizó una aguja en su cerebro para extraer un poco de tejido.

Dr. Allan Friedman: Gracias. La veré en un segundo.

El tejido fue llevado con prontitud al laboratorio de patología en donde un microscopio descubrió células muertas en donde el polio estaba trabajando, pero también había un crecimiento nuevo del tumor. El glioblastoma había encontrado una manera de regresar.

Dr. Annick Desjardins a un lado de la cama: Hey Nancy, ¿cómo va la cosa?

Diecisiete semanas después de que vimos a Nancy por vez primera, Allan Friedman y Annick Desjardins le explicaron a Greg que el tumor de Nancy había infiltrado partes de su cerebro responsables por la respiración y la cognición.

Dr. Annick Desjardins: Está empeorando y tal vez sea el tiempo en el que no podemos hacer más para ayudarla. Y tenemos que dejarla ir.

Dr. Annick Desjardins: Y te queremos (dirigiéndose a Nancy), tú lo sabes.

Nos preguntamos si Greg lo volvería a hacer todo de nuevo.

Greg Justice: Definitivamente lo haríamos. Nancy se habría ido desde hace mucho. Y pienso que nos ha dado algún tiempo bueno. Y apreciamos eso.

El 6 de abril, Nancy Justice, exploradora médica, falleció a la edad de 60. Había tenido nueve meses más de lo que podría haber esperado.

Scott Pelley: ¿Qué les enseñó Nancy?

Dr. Annick Desjardins: Desde el punto de vista del tratamiento, nos enseñó dos cosas diferentes. Claramente, la combinación del poliovirus con la quimioterapia tuvieron, al principio, una respuesta fantástica. Tenemos que entender eso. La siguiente cosa es, que en cierto punto, dejó de funcionar. ¿Y por qué sucedió?

Lo que ha aprendido el equipo de Duke es que la inflamación es una consecuencia inevitable del ataque del sistema inmunológico en la mayoría de los pacientes, y administrándolo con medicamentos será una llave hacia la supervivencia.

Scott Pelley: Hasta ahora ha habido 21 pacientes a esta dosis más baja, menos uno.

Friedman: Así es.

Scott Pelley: Ocho de ellos han muerto.

Friedman: Así es.

Scott Pelley: Póngamelo en perspectiva.

Friedman: Todos aquellos que no han muerto, en un experimento Fase 1, es simplemente asombroso. Y obtener resultados positivos en términos de controlar un tumor o encogiéndolo en pacientes con un mal recurrente en un experimento Fase 1 es asombroso. No es la meta, no es lo que se espera. Pero ciertamente cuando se le ve, usted dice que es algo terrífico. Esto es especial.

Aparentemente la Food and Drug Administration vió también algo especial. El estatus de avance significativo fue otorgado después de que los datos mostraron que pacientes que habían estado viviendo en promedio diez meses estaban viviendo en promedio quince meses. Y tres pacientes  no mostraban signo alguno de cáncer después de tres años.

El Doctor Darell Bigner, que ha manejado el Brain Tumor Center de Duke, ha luchado contra el glioblastoma por 50 años.

Scott Pelley: Cuando usted habla de la superviviencia extendida de diez meses a quince meses para algunos de estos pacientes, son quince meses y la cuenta sigue subiendo.

Dr. Darell Bigner: Así es.

Scott Pelley: Todos siguen viviendo.

Dr. Darell Bigner: Sí. Sí, y aún tenemos períodos significativos de supervivencia de alta calidad. Y esta es una diferencia enorme. Y tenemos pacientes como Stephanie, Fritz y Brendan que están llevando a cabo vidas virtualmente normales. Quiero decir, que probablemente seguirûn adelante muchos días sin pensar siquiera que tuvieron un glioblastoma, lo cual es sorprendente.

Scott Pelley: Usted estaba en la escuela de medicina pensando que algún día vencería al glioblastoma. Y ahora usted está en esta puerta de entrada. ¿Qué significa para usted personalmente?

Dr. Darell Bigner: Es un sentimiento enorme. Y tengo que ser cuidadoso. Nunca quiero darle a nadie falsas esperanzas. Pero veo toda esta ciencia juntándose ahora. Y yo sé que va a suceder. Nunca me había sentido de esta manera hasta ahora.

Y en un sorprendente nuevo desarrollo, esta ciencia podría estar “juntándose” para un rango amplio de cánceres. En el laboratorio, Duke ha usado la polio para matar células cancerosas de la piel, páncreas, estómago, pulmones, cólon y próstata. El Doctor Smita Nair nos mostró lo que el polio le hizo al cáncer de mama en ratones.

Dr. Smita Nair: Este es tejido canceroso de mama. Y lo que encontramos es, si se fija en lo que es, aquí hay un tumor que fue inyectado con el poliovirus. Aquí hay un tumor inyectado con solución salina. Y la diferencia en los tamaños de los tumores es extremadamente visible aquí.

Scott Pelley: Noche y día.

Dr. Smita Nair: Seguimos viendo esto. Así que regresamos y nos preguntamos la pregunta, ¿qué está sucediendo con los tumores? Y separamos estos tumores. Y encontramos que había muchas células-T en el tumor.

Scott Pelley: ¿Células del sistema inmunológico?

Dr. Smita Nair: Células del sistema inmunológico.

El Doctor Nair ha filmado células-T, mostradas aquí en color, desbaratando una célula de tumor. Lo que se ve tomó poco más de una hora. Esto lleva al Doctor Nair y otros a una posibilidad fascinante. Una vez que las células inmunológicas han sido programadas para reconocer un cáncer, ellas recordarán y atacarán aquél cáncer en cualquier parte del cuerpo a lo largo de toda una vida.

Dr. Smita Nair: Si usted contrae un nuevo tumor, estas son células-T con memoria, y ellas lo recordarán. Y pueden eliminar un tumor recurrente o metastásico.

Scott Pelley: ¿Cuánto tiempo requiere ir típicamente de la etapa del ratón de laboratorio a una etapa con humanos?

Dr. Smita Nair: Diría que entre tres y cinco años. Se lleva algo de tiempo.

Scott Pelley: Bueno, regrese a su trabajo y deje de hablarme.

Dr. Smita Nair: Eso es lo que haré. Es lo que pienso que haré.

Terapeuta físico a Brendan Steele: Recuerda hace dos meses que no podía levantar ese talón.

Hay mucho que aprender. ¿Por qué algunos pacientes sufren y mueren mientras que otros a los cuales se les dan meses de vida parecen tener una recuperación completa?

Tres años después de su tratamiento con polio, Brendan Steele permanece libre de cáncer, y está determinado a superar el daño causado por su cirugía, una convicción que mantiene firme.

Scott Pelley: “No se trata de si es usted tumbado, sino si puede levantarse”. Grandes palabras para vivir.

Brendan Steele: Sí, sí. Me lo recuerdo todos los días. Levántate. Levántate.

Cuatro años después de su terapia de polio, Fritz Andersen de 73 años está viajando alrededor del mundo con su esposa.

Fritz Andersen: Estoy vivo a causa de ello. Si no lo hubiera recibido, no creo que estaría aquí el día de hoy.

Y Stephanie Lipscomb, el Paciente Número Uno en la prueba clínica hace cuatro años, se ha convertido hoy en una enfermera.

Stephanie Lipscomb: ¿Me recuerda llegando ésta mañana, yo dándome cuenta que estaba soñolienta?

Paciente: Sí.

Scott Pelley: Nos dijo antes de que ser una paciente con cáncer probablemente la volvería una mejor enfermera. Y me pregunto, ¿así ha sido?

Stephanie Lipscomb: Oh, sí. Le hablo a mis pacientes y les digo, “Miren, he estado, he estado en el hospital, he estado así de enferma”. Puedo ver la esperanza en sus ojos.

Scott Pelley: ¿A dónde quiere llevar su carrera de enfermera?

Stephanie Lipscomb: A oncología pediátrica.

Scott Pelley: Niños con cáncer.

Stephanie Lipscomb: Sí señor. Porque yo tenía 20 cuando fuí diagnosticada. Yo no era completamente una adulta. Y absolutamente yo quiero a los niños. Con esta experiencia única de sobrevivir un cáncer en Etapa IV en mi cerebro. Si no lo hago, sería como un desperdicio. Un desperdicio de haber sido liberada del cáncer.

Scott Pelley: ¿Piensa que sobrevivión por alguna razón?

Stephanie Lipscomb: Oh sí, definitivamente.

Como puede apreciarse en el reportaje, ir forjando el camino correcto hacia la cura del cáncer del cerebro no ha sido nada fácil, y los investigadores al principio para reconstruír el virus de la poliomielities rediseñandolo genéticamente para ser inofensivo para el ser humano pero para llamar la atención de las defensas inmunológicas del paciente invitándolas a atacar a las células cancerosas tuvieron que trabajar, literalmente hablando, al nivel de la molécula, a una escala molecular, manipulando segmentos individuales de ADN en los sitios precisos para rediseñar el virus de la poliomielitis haciéndolo inofensivo para los humanos y mortal para las células cancerosas en los cerebros de los humanos. Esto habría sido considerado una imposibilidad científica apenas hace medio siglo, y ha sido el fruto directo de los avances espectaculares que hemos tenido en los campos de la biología molecular y el procesamiento de información. A continuación tenemos una representación pictográfica del virus de la poliomielitis, mostrándose la capa externa que recubre al virus y mostrándose mediante un corte simulado la parte interior (en color gris) del ADN del virus que es lo que se viene replicando cuando el virus se multiplica:




Así pues, la técnica para lograr la cura del glioblastoma que aún está pendiente de ser refinada pero que por lo visto ha producido ya una cura total en algunos de los pacientes es algo extremadamente ingenioso, y se basó en utilizar como punto de partida nada menos que un virus causante de una enfermedad devastadora que produjo innumerables estragos a la humanidad antes de que se descubriera la vacuna requerida para otorgar protección en contra de esta peste. El truco para aniquilar un tumor cerebral consiste en usar algo que podemos llamar balas inteligentes, algo capaz de dirigirse única y exclusivamente a las células cancerosas y destruírlas por completo, dejando intactas a las células sanas. En este caso, las balas inteligentes son proporcionadas por el mismo sistema inmunológico del cuerpo humano que combate infecciones, y el rediseño del virus es con la finalidad de reprogamar a las células del sistema inmunológico para que puedan reconocer y combatir a las células cancerosas.

Puesto que las células cancerosas son esencialmente diferentes en su ADN a las células sanas aunque solo en unos segmentos muy pequeños del ADN, debería ser posible para nuestros sistemas inmunológicos detectar la diferencia y generar anticuerpos para atacar a las células malignas sin intervención nuestra para ayudarlos a hacer su tarea. Pero no es tan fácil. El problema fundamental es que las células cancerosas tienen mecanismos ingeniosos para “ocultarse” de nuestros sistemas inmunológicos haciéndose pasar por células sanas.

Los trabajos previos para el rediseño molecular del virus para esta terapia de avance significativo se pueden rastrear, hasta el 2010, en el trabajo “Preparing an Oncolytic Poliovirus Reombinant for Clinical Application Against Glioblastoma Multiforme” elaborado por los investigadores Christian Goetz y Matthias Groemeir, ambos de Duke University, e inclusive las ideas van más atrás hasta el milenio anterior. El que se haya tomado tanto tiempo en hacer realidad la cura indica lo difícil que ha sido el recorrido.

El reportaje que se ha reproducido arriba habla de la confirmación mediante imágenes de tomografías de resonancia magnética (RM) de la disminución de tumores cerebrales después de que el sistema inmunológico ha sido reprogramado para atacar a las células cancerosas. La siguiente fotografía muestra una de tales confirmaciones comparando una tomografía RM tomada a los dos meses de tratamiento de un paciente (imagen izquierda) al cual se le administró una infusión del poliovirus reprogramado y otra tomografía RM tomada a los nueve meses de tratamiento del mismo paciente (imagen derecha):




Lograda la cura en ciertas personas de sus tumores cerebrales, lo lógico es investigar el por qué la cura no ha trabajado bien en otras personas. Comprobada en algunos pacientes la efectividad de la terapia, la investigación continúa para explicar entre otras cosas el por qué la quimioterapia que no había dado resultado previamente en ciertos casos (o tal vez en todos) de pronto trabaja positivamente como por arte de magia, aunque el problema fundamental a resolver ahora es que, al atacar los linfocitos (ya reprogramados) a las células cancerosas, el ataque produce una inflamación que a diferencia de otros órganos del cuerpo (como el hígado) que sí tienen espacio disponible en su derredor para hincharse, en la cabeza del ser humano tal disponibilidad de un volumen mayor no existe porque la bóveda craneana es de un volumen fijo y de una consistencia extremadamente dura que le impide cambiar de volumen, para lo cual se habrán de requerir anti-inflamatorios quizá a la espera de ser inventados o quizá algunos de los que ya existen.

Esto apenas empieza, pero el hecho de que haya personas sin rastro alguno de glioblastoma, personas que tenían únicamente meses para vivir y que hoy están liberadas del cáncer, confirma que en esta ocasión los investigadores están en la ruta correcta. Y hay en este momento millares de pacientes que están esperando ansiosos esta oportunidad al haberles sido diagnosticada una enfermedad que todavía hace poco era considerada la más incurable de todas.

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