En la Cámara de Diputados, en protesta por la invitación extendida a Nicolás Maduro, la bancada del Partido Acción Nacional reaccionó furiosamente y “reventó la sesión” en San Lázaro apoderándose de la tribuna con sus cartelones de protesta forzando la cancelación de la sesión legislativa que se estaba llevando a cabo el martes 6 de noviembre de 2018 y que tuvo que ser aplazada para el jueves 8 de noviembre. El paro obligado de actividades en San Lázaro a causa de la protesta de los miembros de la bancada panista en el Congreso significó una enorme pérdida económica para la Nación a causa del paro total de actividades que se tuvo que llevar a cabo en el Congreso de la Unión, pero estas pérdidas económicas parecen importarle muy poco a los allegados al PAN. Se trata de paros locos a los cuales el pueblo de México ya debería estar acostumbrado (dicen los del PAN).
Lo que tanto les importa y les molesta a los discípulos federales del PAN no es que se le haya hecho una invitación oficial a un estadista acusado de ser un autócrata violador de los derechos humanos en Venezuela, ya que si así fuera entonces igualmente habrían hecho protestas similares cada vez que el gobierno de México (incluídos los gobiernos emanados del PAN) ha hecho invitaciones similares a regímenes tales como el que representan los miembros de la casa real de Arabia Saudita. No es un secreto que en Arabia Saudita la población padece desde hace ya demasiadas décadas de un gobierno represor en lo interno y agresor en lo externo. En este país se gobierna sin libertad de expresión, con penas de muerte por decapitación y públicas, ha sido objeto de incontables denuncias por financiar el terrorismo islámico, reprimiendo a las minorías no suníes y prohibiendo cualquier otro culto religioso como la religión católica que los adherentes del PAN juran practicar. En Arabia Saudita no hay posibilidades de “primaveras árabes”, porque los saudíes viven en un “invierno” permanente de controles, censuras y represión. Las mujeres sufren un sometimiento ancestral. El príncipe heredero Mohamed bin Salmán, verdadero vértice del poder real, ha disfrazado con medidas cosméticas los más oscuros aspectos de su régimen, entre ellos, el de una corrupción hereditaria. Peor aún, se tienen casos como el caso reciente de la desaparición del periodista Jamal Khashoggi, crítico del régimen saudita, el cual entró a la Embajada saudita en Turquía y de la cual nadie lo volvió a ver salir con vida de dicha Embajada. El artero crimen que se llevó a cabo dentro de la Embajada fue coronado con el desmembramiento quirúrgico del cuerpo del periodista, y hay evidencias de que un equipo de once ciudadanos saudíes, entre ellos un químico y un toxicólogo, limpió los rastros y eventuales pruebas del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi antes de que las autoridades turcas pudieran investigar el caso, de acuerdo a datos publicados por el diario turco Sabah. Los once saudíes llegaron al aeropuerto estambulí de Sabiha Gökçen el pasado día 11 de octubre y se hospedaron en un hotel cerca del consulado saudí donde desapareció el reportero el pasado día 2 de octubre de 2018. El rotativo revela la identidad de dos de esos ciudadanos saudíes, el químico Abdulaziz Aljanobi y el experto en toxicología Khaled Yahya Al Zahrani. El único que podría haber ordenado un asesinato directo dentro de la Embajada de Arabia Saudita apoyado posteriormente con un sofisticado operativo de encubrimiento desapareciendo los restos del cuerpo es el mismo jefe de la monarquía saudita. Ningún subordinado suyo se habría atrevido a cometer tal crimen dentro de una Embajada en otro país si el crimen no hubiera sido ordenado personalmente y en forma directa por la monarquía reinante. En una ostentación de cinismo e hipocresía, el sanguinario príncipe Bin Salman “condenó” el “atroz crimen” del periodista Jamal Khashoggi prometiendo que los responsables del asesinato serán investigados y juzgados. Si es fiel a su palabra, el corrupto y sanguinario príncipe Bin Salman debería aplicarse la ley musulmanta a él mismo encaminándose al tronco de árbol en el cual se llevan a cabo las decapitaciones en Arabia Saudita para todos los asesinos, poniendo en exhibición la decapitada cabeza del príncipe saudita en algún museo con una advertencia como “siguiendo las enseñanzas de Mahoma esto es lo que les pasa a quienes asesinan a sangre fría”.
Tomando todo bajo consideración, lo anterior significa que Arabia Saudita está gobernada por autócratas absolutistas tan hipócritas como asesinos que actúan a sangre fría. Y sin embargo, ningún miembro del Partido Acción Nacional ha movido jamás ni siquiera un solo dedo por la presencia en México de estos corruptos monarcas criminales con los cuales tal vez México debería de haber llevado a cabo una ruptura total de relaciones diplomáticas.
El pueblo de México ya tiene identificado al Partido Acción Nacional como un partido de doble moral, un partido de incongruencias pletórico de promesas rotas. Precisamente por ésto el pueblo de México expulsó al PAN de la silla presidencial en 2012 y le negó al PAN la posibilidad de poder recuperar la presidencia en 2018, liquidándolo junto con el PRI y de paso llevando al amasiato PRIAN a la congeladora.
¿Entonces qué fue lo que realmente molestó tanto al PAN en el caso de la invitación extendida por el presidente entrante López Obrador al presidente de Venezuela? Lo que molestó sobremanera al PAN, que se proclama como el partido de la derecha (una derecha corrupta, a todo esto), es en primer lugar la ofensa ocasionada al gobierno norteamericano con tal invitación. Y en segundo lugar el hecho de que en Venezuela se ha impuesto por órdenes de Nicoláa Maduro un régimen de corte socialista-comunista. Si no fuera por ésto último, el PAN no habría objetado la visita de Nicoláa Maduro como presidente de Venezuela a México, no habría “reventado” la sesión legislativa en San Lázaro llevada a cabo el 6 de noviembre, ni habría hecho escándalo alguno. Pero también en esto último el PAN exhibe incongruencia, hipocresía, y su doble moral. Tomemos por ejemplo los países escandinavos como Dinamarca. En tales países se practica un sistema socialista. No es un comunismo como el que se practicaba a rajatabla en la desaparecida Unión Soviética sino algo que podría considerarse un comunismo de corte democrático “suavizado, moderado”, no dictatorial, en lo que se conoce como el modelo nórdico de bienestar. De cualquier modo, se trata de un modelo económico con enfoque de izquierda al que en principio el PAN supuestamente se debería de oponer por cuestiones puramente ideológicas. Y sin embargo, ningún mílite del PAN jamás ha protestado en ninguna de las veces que el gobierno de México ha extendido invitación a la toma de protesta presidencial a países en los cuales se practica alguna forma de socialismo. Y ciertamente en el PAH tienen claro hasta donde pueden llegar. A modo de ejemplo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es el paradigma de la medicina socializada, en contraparte a la práctica de la medicina privada pagada en su totalidad no por el Estado sino por los mismos enfermos. Aunque en México hay gente que cuenta con los recursos económicos para atenderse en hospitales privados, es mucha más la gente que no cuenta con tales recuros, y para esta gente si no hubiera IMSS (o ISSTE) la alternativa sería morir sin recibir ningún tipo de atención médica. El PAN cuando tuvo en sus manos la silla presidencial en ningún momento intentó desaparecer al IMSS a sabiendas de que el haber intentado tal cosa habría producido un levantamiento popular acompañado del linchamiento público del panistas prominentes (al estilo de lo que ocurrió durante la Revolución Francesa) y la proscripción del PAN como partido político con sus miembros arrojados al exilio. Así pues, el PAN aunque se aferra a costumbres propias de la derecha como condenar las relaciones diplomáticas con regímenes de izquierda, se cuida de no pasarse de la raya en México porque sabe que ello le puede costar su desaparición.
Es un hecho que en México con el triunfo del partido Morena se está restituyendo lo que históricamente se ha conocido como la doctrina Estrada. La doctrina Estrada está inspirada en la máxima de Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”. De acuerdo a la doctrina Estrada, el reconocimiento diplomático dado por México a los gobiernos de otros países no debía estar sujeto a condicionamiento alguno, pese a que en otros tiempos el establecimiento de relaciones diplomáticas era sinónimo de estar alineado con algún país poderoso al cual se trataba de agradar no reconociendo al gobierno de un tercer país con el cual el país poderoso tenía malas relaciones. En los tiempos de la Guerra Fría, México mantuvo relaciones diplomáticas con Cuba pese al desagrado y la desaprobación de Washington y del poderoso grupo cubano-americano radicado en Miami que querían el aislamiento total de Cuba con la colaboración de México.
Más recientemente, el espíritu juarista de la doctrina Estrada equivale a evitar extender selectivamente invitaciones a eventos importantes o inclusive formar o romper selectivamente relaciones diplomáticas con otros países usando como barómetro lo que está sucediendo al interior de dichos países, ya que hacer tal cosa sería el equivalente a una injerencia en los asuntos internos de otros países, una intromisión no pedida ni deseada por los demás países que tienen el derecho de decidir su propia forma de gobierno y la conducción de sus propios asuntos internos.
Si México no va a ser amigo de la Venezuela de hoy porque ello desagrada a gente importante en Washington, y por ello el presidente de Venezuela no debería ser invitado a la toma de posesión de López Obrador (de acuerdo al PAN), entonces quien estaría fijando la agenda de relaciones exteriores de México sería no el presidente de México sino la Casa Blanca en Washington, o sea Donald Trump, convirtiendo a México en una colonia de Estados Unidos aunque no se reconozca como tal. De cualquier modo, tales actitudes de entreguismo y subyugación voluntaria, muy propias del PAN, han salido a relucir de vez en cuando, como en aquella ocasión en la cual siendo el panista Vicente Fox presidente de México tuvo el descaro de querer congraciarse con el presidente norteamericano George Bush evitándole que tuviera que tener frente a sí al Comandante Fidel Castro en abril del año 2002, a punto de celebrarse la Cumbre Extraordinaria de Las Américas en la ciudad de Monterrey. Lo que hizo en aquella ocasión el presidente emanado de la derecha fue una majadería en el pleno sentido de la palabra, muy propia de la derecha dicho sea de paso. En una conversación telefónica Fox le dijo claramente a Castro “Oye, Fidel, de cualquier manera, está la invitación a que me acompañes a la comida, que eso sería como a la 1:00 de la tarde ó 1:30 y acabando de comer, entonces puedes salir”, esto para que así se evitara el encuentro con Bush, que llegaría después. Se trata del famoso ”comes y te vas”, uno de los incidentes más vergonzosos en la historia de las relaciones diplomáticas de México con otros países. Lo peor de todo es que el evento y la comida no eran organizados ni pagados en su totalidad por el gobierno de México, era un evento organizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y si se iba a cometer tal descortesía para agradar a Washington quien debería pedirle al Comandante Fidel el famoso “comes y te vas” debería haber sido la OEA y no el presidente de México y ciertamente mucho menos Donald Trump. Al principio, Fox trató de negar haber cometido tal falta de cortesía, pero no sabía que la conversación telefónica había sido grabada, y como trataba de desmentir al gobierno cubano negando que tal petición foxista hubiera tenido lugar, al ver que no tenía nada que perder el Comandante Fidel dió a conocer el audio a la prensa mundial, poniendo en completo ridículo al presidente panista Vicente Fox y exhibiéndolo ante el mundo entero como un mentiroso y un bufón. ¡Y por este tipo de desempeño en la presidencia de México, Vicente Fox estuvo necio aferrado a querer seguir recibiendo la opípara pensión presidencial vitalicia que le acaba de ser quitada! (Vicente Fox estuvo disfrutando esa jugosa pensión presidencial vitalicia a expensas del pueblo de México por 12 años gracias al amasiato PRI-PAN reforzado con una pseudo izquierda llamada PRD que terminó uniénsode al amasiato con el PAN, hasta que en 2018 la izquierda con el apoyo del pueblo de México terminó haciendo a un lado al trío PRI-PAN-PRD quitándole lo “vitalicio” a la pensión presidencial vitalicia y enviando dicho mamotreto al basurero de la historia.
Si el panista Vicente Fox, representante y vocero de las derechas de México en la silla presidencial, se hubiera apegado de manera estricta y fiel a lo que recomienda la doctrina Estrada, evitando el error garrafal de disgustar a un mandatario con la finalidad de agradar a otro, Fox se habría ahorrado el escarnio mundial y el ridículo por el aberrante desliz del “comes y te vas” del cual quienes parecen haberlo perdonado son los dueños y accionistas de la televisora cada vez mas pro-panista MILENIO TELEVISION que ya hasta un segmento editorial privilegiado le dieron a Vicente Fox para poder promover los intereses del PAN tales como tratar de impedir que México vuelva a retomar como principio rector la doctrina Estrada además de promover las carreras políticas de algunos de los panistas más corruptos de México. ¡Y ojo, mucho ojo, que estos cuervos ya están maquinando tras las sombras para poder regresar al poder, para poder retomar la silla presidencial y volver a hacer nuevamente de las suyas al igual que en el pasado! Sobre estos incongruentes corruptos, enemigos de principios rectores como la doctrina Estrada, cortados todos ellos con la misma tijera, resuenan muy bien las palabras vertidas por el analista Rodolfo Esparza Cárdenas el 24 de junio de 2018 en un trabajo titulado “Conservadores, no”:
Con el pragmatismo fatal que vivimos actualmente en el seno de los partidos políticos, viene a colación la fábula de Augusto Monterroso: El camaleón que finalmente no sabía de qué color ponerse. Así como ahí inventaron los ciudadanos usar lentes de colores para descubrir su verdadero color, así hace falta el lente de la historia para descubrir el verdadero fondo de los conservadores, derechistas que hoy en día persisten en nuestro país.
El 19 de junio se cumplieron 151 años del fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía, un austriaco y dos mexicanos conservadores que lucharon contra los liberales y Juárez, después que un grupo de traidores a la Patria fueron a ofrecerle a Napoleón nombrara un gobernante ante la derrota de los reaccionarios en la Guerra de Reforma. Estos conservadores eran herederos de la ideología de los monarquistas que se opusieron a los libertadores, los centralistas que combatieron a los federalistas y los contrarrevolucionarios que han objetado al Constitución de 1917 y su aplicación, formando para ello al PAN.
Maximiliano, Miramón y Mejía fueron procesados y sentenciados, conforme a la leyes mexicanas que se aplican a quienes atentan contra la independencia nacional. No valieron las intervenciones de gobiernos de Europa y de Estados Unidos, las razones de Víctor Hugo quien un día después del fusilamiento había solicitado el indulto. En el Cerro de las Campanas aquel 19 de junio de 1867 fue el fin de la traición y el inicio de la Restauración de la República.
Esa derecha conservadora y reaccionaria sigue viva, pero el pragmatismo no permite verla con claridad; la contra revolución también, más desde que Salinas declaró que la Revolución era historia y desde entonces se ha desmantelado la consecución de las reivindicaciones al pueblo de México; atentado disfrazado de modernidad contra la independencia nacional al entregar sin beneficios profundos a México las riquezas del país y el trabajo de sus hombres.
Difícil es, ante el abandono de las ideologías, que pese a los que opinan su obsolescencia dan certeza de la visión y misión política de los partidos, saber quién es quién; sólo la intuición que parece gobernar a la reflexión, mantiene hoy la esperanza del pueblo para volver a la ruta de la justicia social que prometió nuestra Revolución, cansado de su traición.
Venezuela, para los venezolanos
Si Venezuela estuviera en guerra civil y hubiera dos facciones en pugna, México podría tener una opción en el reconocimiento diplomático que se le pudiera dar a una de las dos facciones en pugna. Pero Venezuela, para fortuna de los venezolanos, no tiene todavía una sangrienta guerra civil, y tiene un solo gobierno. El no reconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro implicaría el tener que dejar al gobierno de México sin interlocutor alguno en Venezuela. Peor aún, ello sería meterse en asuntos internos de Venezuela que solo le competen a los venezolanos. Si los venezolanos no están satisfechos con algún gobernante, a los venezolanos les compete y solo a ellos el seguir como están o cambiar el estado de cosas tomando el asunto en sus propias manos. Solo los venezolanos y no los norteamericanos ni los chinos ni los mexicanos ni los rusos saben lo que puede ser mejor para Venezuela. Y los venezolanos deben ser quienes decidan si desean seguir como están o quitarse de encima a su actual gobierno, como México ya lo hizo con el PRI y con el PAN que terminaron siendo sinónimos de una inaguantable corrupción.
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