Hay años, inclusive épocas que abarcan varios años, en los cuales suceden pocas cosas que valgan la pena recordar en una bitácora. Pero hay ciertos años en los cuales de repente todo parece juntarse, con acontecimientos importantes sucediendo uno tras otro que parecen atraer la atención del resto del mundo, y el 2016 para Ciudad Juárez parece haber sido uno de estos años en los cuales suceden eventos únicos de esos que hacen historia.
En primer lugar, se puede mencionar la visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez el miércoles 17 de febrero de 2016, en donde celebró una misa transfronteriza. En los casi cuatro siglos de historia de Ciudad Juárez desde que fue fundada como la Misión Paso del Norte por Fray García de San Francisco, jamás un Papa había visitado la frontera norte entre México y Estados Unidos, y posiblemente eso no volverá a ocurrir en otros cuatro siglos, si acaso. Se trata de un evento de esos que ocurren solo una vez en la vida, fue un evento que ciertamente llamó la atención de la prensa mundial. De Ciudad Juárez, el Papa Francisco partió directamente hacia Roma. Yo tuve el privilegio de estar presente en la misa que ofició el Papa Francisco, y estuve a una distancia no mayor de unos 200 metros del altar en donde la ofició. ¿Cuántos mexicanos y no solo mexicanos sino gente de todas partes del mundo hace un viaje hasta Roma únicamente para poder tener el privilegio de ver al Papa asomarse en su balcón y darles la bendición? Y en este caso, el Papa ofició una misa completa.
Otro evento aunque menos positivo sigue siendo digno de hacerse notar fue el traslado del famoso Joaquín Guzmán Loera El Chapo al Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) de Ciudad Juárez, a una distancia no muy grande de la línea fronteriza entre México y los Estados Unidos. Estamos hablando no solo de un gran capo respetado y temido por sus adversarios, sino del número uno del mundo entero, el cual fue clasificado por la revista Forbes dentro de su lista de los hombres más ricos del mundo. Se trata del mismo capo que ordenó la construcción de un túnel subterráneo a más de un kilómetro de distancia del penal de alta seguridad en donde se encontraba, una verdadera obra maestra de la ingeniería, llevando a cabo una fuga que ha hecho historia a nivel mundial. No hubo noticiero en el planeta que no mencionara dicha fuga, ni siquiera en el Polo Norte o en la Estación Espacial Internacional.
Ayer ocurrió otro suceso muy importante para todo México, completamente inesperado que dejó consternados a todos los que vivimos en Ciudad Juárez. Murió Juan Gabriel, el gran Divo de Juárez, grande entre los grandes, divo entre los divos, a los 66 años de edad, víctima de un infarto fulminante. Aunque estaba en una ciudad que tiene varios de los mejores hospitales del mundo con los más expertos médicos del planeta (varios de ellos importados de lugares como Asia y la India), el infarto fue tan fulminante que inclusive si le hubieran hecho un trasplante de corazón en un centro de emergencias para reanimarlo, la operación quirúrgica habría terminado en un soberano fracaso. A Juan Gabriel le ocurrió lo mismo que lo que le sucedió a Jacobo Zabludovsky, el cual cayó fulminado a causa de una embolia masiva justo cuando se encontraba en uno de los mejores hospitales de México atendido por los mejores médicos de Latinoamérica, el Hospital ABC, sin que los médicos que estaban frente a Zabludovsky pudieran hacer absolutamente nada para salvarle la vida.
El glorioso Divo de Juárez acababa de dar apenas dos días antes de su fallecimiento (26 de octubre) un concierto ante 17,500 personas en la ciudad de Los Angeles, California, en el Forum de Inglewood, un concierto que era parte de la gira “MéXXico es Todo”, ejecutado en tierra de Donald Trump en tiempos de Donald Trump (¿se habría atrevido el bufón Republicano a deportar a Juan Gabriel echándolo del otro lado del muro entre México y Estados Unidos que ha prometido construír por todo lo que le es más sagrado para Trump, o sea sus casinos de juego?).
Juan Gabriel se sabía de memoria 1,400 canciones. Y se las sabía de memoria porque él mismo las compuso, letra y música. Al momento de su muerte, Juan Gabriel había vendido cien millones de discos, y si a eso le sumamos las copias pirata de las originales legítmas que se vendieron en tiendas estaríamos hablando de unas 500 millones de reproducciones. Fue el cantautor del género popular al que se le concedió el honor de ser el primero en dar una presentación personal en el Palacio de Bellas Artes cuando antes solo podían poner pie en el escenario de ese lugar los cantantes de ópera y los concertistas de música seria. Fue una forma de reconocerle su creatividad y su grandeza así como su modestia y su don de gentes.
Permítaseme derramar una cuantas lágrimas antes de continuar.
¡Buuuuuuuaaaa! ¡Buuuuuuuaaaa! ¡Buuuuuuuaaaa! ¡Buuuuuuuaaaa!
Echado eso fuera, puedo continuar con lo que estaba contando.
En realidad no se llamaba Juan Gabriel, ese era su nombre artístico. Su nombre verdadero era Alberto Aguilera Valadez. Pero Juan Gabriel no fue el único nombre artístico que utilizó. Recuerdo cuando estaba muy chiquito, en una ocasión que fuí al antro inmortalizado por Juan Gabriel como el Noa Noa (derribado después de un incendio que ocurrió en 1994), había un grupo musical proporcionando música de fondo para un cantante que llamaba la atención por lo espontáneo de su carácter y por su sencillez y don de gentes:
Le pregunté a uno de los meseros del antro quién era ese cantante, y me dijo que era una nueva adición al elenco musical del antro ubicado en la Avenida Juárez (una de las principales avenidas del centro de Ciudad Juárez que conduce directamente al puente internacional Paso del Norte), de nombre Adán Luna. Ya después me vine enterando que Adán Luna era el nombre artístico de un tal Alberto Aguilera, originario de Michoacán pero adoptado por Ciudad Juárez a la que siempre consideró su lugar de residencia favorito. Si le hubiera pedido en ese entonces al desconocido cantante su autógrafo en una de las muchas servilletas disponibles para la clientela dentro del Noa Noa, hoy podría estar vendiendo esa servilleta en e-Bay y me estarían entrevistando de todas partes del mundo, algo para recordar la próxima vez que vaya a un antro, porque uno nunca sabe, nunca sabe. Apenas hace año y medio las autoridades habían anunciado que, con el apoyo entusiasta de Juan Gabriel, se reabriría el Noa Noa. Pero justo cuando a paso de tortuga se estaban afinando los detalles de la reapertura del Noa Noa, falleció el único e incomparable Divo de Juárez. A lo mejor ahora, precisamente a causa de su fallecimiento, las autoridades tratarán de apurar la reapertura del nuevo Noa Noa como homenaje póstumo a Juan Gabriel. Las cosas que tienen que suceder para que le hagan a uno caso.
Pocos saben los orígenes del Noa Noa. El primer nombre que ocupó el establecimiento quedó registrado en la historia de Ciudad Juárez como “Río Bar”, una vez que se inauguró el negocio sobre la avenida Juárez, a la altura de la calle María Martínez, según lo explica el historiador Emilio Gutiérrez de Alba, autor del libro “Las noches del Noa Noa”. Una portada del periódico “El Fronterizo” del año de 1960 fue parteaguas para Ciudad Juárez, pues dio origen a que de ahí surgiera el nombre del bar “Noa Noa”. De acuerdo a lo que refiere Emilio Gutiérrez de Alba, una riña se presentó en ese lugar antes de que el propietario David Bencomo Licano lo comprara, por lo que temía que la comunidad lo reconociera y lo identificara por su mala fama. El historiador Gutiérrez de Alba asiente: “Decide (David Bencomo) cambiarle el nombre y cuando va le pregunta la empleada de la Tesorería cómo le quería poner al bar. David Bencomo vió en el periódico “El Fronterizo” la noticia de la visita a Washington de la princesa Noa, esposa del Shah de Irán, y a David Bencomo le llamó la atención el nombre de la princesa”. El permiso para operar contemplaba que el nombre estuviera compuesto por nueve letras, por lo que Bencomo Licondo decidió repetir “Noa”, quedando finalmente como “Bar Noa Noa”. Eran los tiempos en los que la Avenida Juárez sobre todo en su vida nocturna estaba inundada de turistas norteamericanos y de cientos y cientos de soldados jóvenes del Fuerte Bliss que antes de ser enviados a pelear y tal vez a morir a la guerra de Vietnam querían visitar a Ciudad Juárez para emborracharse y encontrar “damas de compañía” y “edecanes” (el lector adulto sabe a qué clase de chicas me estoy refiriendo). No podían hacerlo en la ciudad de El Paso porque esa ciudad siempre ha sido una ciudad muy moralista y muy conservadora (en comparación con otras ciudades norteamericanas como San Francisco), así que los fines de semana cruzaban a Ciudad Juárez para hacer las cosas que no les permitían sus superiores andar haciendo en El Paso. En ese entonces, Alberto Aguilera Valadez andaba en la Avenida Juárez vendiendo burritos y artesanías, y en una ocasión se le ocurrió pedirle al los encargados del Noa Noa que lo dejaran entrar para vender sus triques y a lo mejor pasarle chance de cantar con uno de los grupos musicales del tugurio. Fue así como en 1967 el propietario David Bencomo Licano le dio oportunidad a Juan Gabriel de entrar al Noa Noa, aunque era menor de edad y legalmente no podía ingresar a un antro, para poder trabajar como miembro de la banda musical “Los Prisioneros del Ritmo” ganando cinco dólares diarios. Sin embargo, el éxito del negocio llegó hasta la década de los ochentas, cuando el cantautor Juan Gabriel estrena la canción y la película con el nombre de “Noa Noa”.
En el caso de Juan Gabriel, también conocido como la famosa Juanga (contracción de las palabras Juan y Gabriel, aunque también una referencia a sus poses de amanerado al estilo espontáneo de Eugenio Derbez y de Liberace) tan cercano a su querido Ciudad Juárez, hubo tres burlas crueles del destino relacionadas con su fallecimiento.
La primera es que el último capítulo de la novela biográfica Hasta que te conocí sobre la vida de Juanga fue transmitido al aire libre por TV Azteca precisamente el mismo día en que murió Juan Gabriel. Esta increíble coincidencia llena de ironía como una burla del destino es la razón del por qué cuando la noticia de su muerte empezó a difundirse a través de las redes sociales casi nadie le dió credibilidad al igual que como ha ocurrido con otros rumores hechos a expensas de personajes famosos, y hasta podía ser tomado como un ardid publicitario para darle un tinte de dramatismo al final de la telenovela biográfica de TV Azteca que constó de 13 episodios (¡el número de la mala suerte, el famoso 13!). Fue necesario que varios de los principales medios informativos primero en Estados Unidos y después en México dieran la nota en sus portales de Internet para que en medio del estupor a toda la gente “le cayera el veinte” y se diera cuenta de que no era un rumor como otros. Puesto que el capítulo final fue transmitido el domingo 28 de agosto a las 22:00 horas, y Juan Gabriel falleció a eso de las 11:00 AM, ya no podía alcanzar a ver el capítulo final de su vida (de cualquier modo no lo podría haber visto porque a esas horas se tenía que estar presentando en la ciudad de El Paso para dar su concierto).
La segunda burla del destino, en lo que a mí concierne, es que precisamente el día en que falleció Juan Gabriel iba a dar un concierto (del lado norteamericano) en la ciudad de El Paso (la ciudad norteamericana de la cual Ciudad Juárez es ciudad vecina), en el Centro Don Haskins. Muchos juarenses iban a estar del lado americano para asistir al concierto de Juan Gabriel, lo cual le habría dado mucho gusto y felicidad. De hecho Juan Gabriel falleció unas cuantas horas antes de la hora programada para tomar el vuelo para que diera su concierto en El Paso. ¿No se lo pudo haber llevado el destino unas cuantas horas después de haber dado su concierto en El Paso y cuando aún se encontraba en El Paso? De ese modo, se lo podrían haber traído en una ambulancia de El Paso a Ciudad Juárez, y habría estado escoltado por millares de paseños del lado americano y millares de juarenses del lado mexicano en su viaje por vía terrestre de El Paso a Ciudad Juárez, para rendirle homenajes póstumos y entierro adecuado en Ciudad Juárez (bueno, tal vez no, porque parece que quieren rendirle un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, aunque eso lo decide la familia, sus familiares sobrevivientes, aunque ya estando en México se lo pueden llevar de Ciudad Juárez a la Ciudad de México para el homenaje en el Palacio de Bellas Artes, y después regresarlo a Ciudad Juárez para su homenaje final, eso a reservas de construírle una pirámide gigantesca al estilo de la Gran Pirámide de Giza pero con detalles propios de la arquitectura maya, para que así sus fans de ahora y sus fans del futuro lo puedan visitar y puedan decir “Aquí en esta la Gran Pirámide de Juárez descansa el grande entre los grandes, el divo entre los divos, el nunca suficientemente bien llorado Divo de Juárez”).
La tercera burla del destino es que Juanga falleció justo cuando en la renovación de Ciudad Juárez tras la ola de violencia que de 2008 al 2012 convirtió a la ciudad en la ciudad más violenta del mundo, se iba a reinagurar el Noa Noa, y Juan Gabriel iba a darle a los juarenses con motivo de esa reinauguración un concierto gratuito como el concierto gratuito que dió ante más de 120 mil personas en la plaza de la Mexicanidad de Ciudad Juárez, en marzo de 2015. Nada como un concierto ofrecido gratuitamente por Juan Gabriel en persona para llenar cualquier lugar con más de cien mil personas.
No todos están muy tristes por la muerte de Juan Gabriel, aunque estamos hablando de una minoría que no llega ni siquiera a una milésima de uno por ciento. Entre esa minoría seguramente se encuentran los sobrevivientes de la actriz y cantante española Rocío Durcal. Cuando Rocío Dúrcal conoció a Juan Gabriel, la carrera de la española como cantante estaba prácticamente acabada. No tenía grandes contratos que valgan la pena mencionar, y de no haber sido relanzada por Juan Gabriel, tal vez habría terminado como una más de la farándula. Fue un álbum de música ranchera titulado “Rocío Dúrcal canta a Juan Gabriel” en donde la española por vez primera en su vida cantó música ranchera mexicana con piezas compuestas todas por Juan Gabriel. La grabación en poco tiempo obtuvo altos niveles de ventas convirtiéndose en uno de los mejores discos de 1977 y sin duda uno de los más importantes dentro de la carrera discográfica de Rocío Dúrcal, obteniendo el Doble Disco de Oro y Doble Disco de Platino tan solo sólo en México. Es importante aclarar que en esos tiempos no existían los discos CD, la música solo se podía obtener en las tiendas en los viejos discos de vinilo LP así como en los hoy obsoletos cassettes magnetofónicos. Muchos hasta la fecha no se explican el por qué del odio profundo que hay entre los familiares de Rocío Dúrcal hacia Juan Gabriel. Si bien es cierto que Juan Gabriel terminó su relación con Rocío Dúrcal dejando de componerle canciones para que ella pudiera mantenerse vigente y no invitándola para hacer dueto con él en sus giras, esa no es una razón justificada. El michoacano Juan Gabriel no tenía ninguna relación de parentesco con la española Rocío Dúrcal, lo único que los unía es que ambos eran trabajadores del espectáculo, lo cual no comprometía ni obligaba de ninguna manera a Juan Gabriel a estar patrocinando a Rocío Dúrcal. Con una sola pieza musical que el Divo de Juárez le hubiera compartido gratuitamente a Rocío Dúrcal ella se debería de haber dado por más que satisfecha y debería de haberle estado sumamente agradecida en vez de tomarle tirria junto con toda la familia de ella (quienes expresaban públicamente su animadversión hacia Juan Gabriel, más que ella, eran los hijos de Rocío Dúrcal, sobre todo Shaila, la cual en otra increíble ironía del destino nació años atrás precisamente en un 28 de agosto, justo el mismo día 28 de agosto en el que murió Juan Gabriel). Y Juan Gabriel no le compuso una sola canción a Rocío Dúrcal, le compuso muchas. ¿Entonces por qué tanta ingratitud? ¿Por qué tan poco agradecimiento? ¿Acaso Rocío Dúrcal se creía tan pero tan bonita que todo mundo estaba obligado a arrodillarse a sus pies regalándole obsequios y composiciones musicales originales? Nada de eso.
Los rumores más fuertes que circulan en torno al distanciamiento de Rocío Dúrcal con Juan Gabriel tienen que ver con el supuesto hecho de que Juan Gabriel fue encontrado en la cama con Junior, el esposo de Dúrcal, quizá por uno de los hijos de Rocío Dúrcal o por la misma Rocío Dúrcal. Pero en Ciudad Juárez circula en varios medios un rumor aún más fuerte, y consiste en que Juan Gabriel no le estaba regalando tantas canciones de excelente calidad musical a Rocío Dúrcal a cambio de nada. Supuestamente, habido el hecho de que Juan Gabriel tenía una fama de amanerado que no trataba de ocultar ni trataba de desmentir, tenía un interés amoroso por Antonio Morales “Junior” el esposo de Rocío Dúrcal, a quien encontraba sumamente atractivo. Según lo que se dice, había un “arreglo” ya acordado entre el Divo de Juárez y Rocío Dúrcal de que la Dúrcal le estaría “prestando” su esposo a Juan Gabriel para todos los encuentros íntimos que se requirieran, un “arreglo” en el cual el “Junior” por meras cuestiones de conveniencia económica y para complacer a la Dúrcal y ayudarla en su carrera artística aceptó estarse “sacrificando” todas las veces que se lo pidiera Juan Gabriel. El acuerdo duró varios años hasta que la situación se hizo insostenible y los hijos de Rocío Dúrcal terminaron enterándose de lo que estaba ocurriendo entre el padre de ellos y Juan Gabriel, y tras un pleito familiar mayúsculo en la familia Dúrcal el acuerdo se vino abajo y el “Junior” tuvo que decirle a Juan Gabriel que ya no estaría disponible para encuentros íntimos en la cama, lo cual ocasionó una ruptura final entre Juan Gabriel y Rocío Dúrcal que a la larga terminó costándole mucho más caro a Dúrcal que a Juan Gabriel, una pérdida económica dura que Rocío Dúrcal jamás le perdonó a Juan Gabriel, además del odio con el cual los hijos de ella (sobre todo Shaila, la cual pese a la tirria que le tomó, últimamente parece haberle perdonado todo a Juan Gabriel al grado de rendirle homenaje) le tomaron a Juan Gabriel. Qué tan ciertos sean estos rumores los únicos que lo pueden confirmar son los hijos de Rocío Dúrcal, porque los tres principales involucrados, Juan Gabriel, Rocío Dúrcal, y “Junior”, están ya todos muertos. Para que esta historieta tuviera visos de verdad, sería necesario que los rumores sobre la supuesta homosexualidad de Juan Gabriel fueran ciertos, algo sumamente difícil de confirmar en virtud de que Juan Gabriel siempre fue muy hermético en lo relativo a su vida privada, siempre fue muy reservado en todo lo que tenía que ver con su vida personal. En lo que toca a su orientación sexual, cuando el periodista Fernando del Rincón lo entrevistó y le pidió directamente en 2002 que aclarara las dudas sobre los rumores de su homosexualidad, Juan Gabriel en tono ingenioso y deliberadamente vago le respondió con una frase que ya forma parte del repertorio clásico de la cultura popular: “lo que se ve no se pregunta”, algo así como la respuesta que dió un famoso filósofo chihuahuense cuando ante una pregunta comprometedora respondió: “ni nos beneficia ni nos perjudica sino todo lo contrario”. En respeto a la memoria del grandioso Divo, lo mejor que podemos hacer es tomar los rumores como rumores ignorándolos y rendirle tributo y homenaje a quien puso el nombre de Ciudad Juárez muy en alto alrededor del mundo, esto es lo que realmente importa a fin de cuentas.
Permítaseme derramar una cuantas lágrimas adicionales por el inmortal Divo de Juárez antes de continuar.
¡Buuuuuuuaaaa! ¡Buuuuuuuaaaa! ¡Buuuuuuuaaaa! ¡Buuuuuuuaaaa!
Echado eso fuera, puedo continuar con lo que estaba contando.
A raíz del inesperado fallecimiento de Juan Gabriel que prueba una vez más que nadie tiene la vida comprada, tuve un sueño raro en el cual estaba sosteniendo una conversación con San Miguel Arcángel, en donde le reclambaba que se hubieran llevado tan pronto a una de las más grandes glorias de México:
-Dime, Miguel, con franqueza, con sinceridad, la neta, ¿hay una maldición desde allá arriba sobre Ciudad Juárez? ¿Acaso son tan grandes los pecados de la atribulada ciudad como para que haya merecido perder a uno de sus hijos predilectos a sus tiernos 66 años de edad cuando aún tenía mucho que dar?
-Nada de eso. Nada de eso.
-¿Entonces por qué nos quitaron a Juan Gabriel?
-Mira, ustedes los juarenses, y en general ustedes los mexicanos, ya disfrutaron a Juan Gabriel por bastantes décadas. Se decidió arriba que ya era hora de que los ángeles también disfrutáramos de la música del gran divo, el divo de divos, el grande entre los grandes, y hasta se empezaron a generar envidias arriba porque con Juan Gabriel ustedes abajo en Ciudad Juárez parecían tenerlo todo y de él nosotros “arriba” no teníamos nada de él. Y así fue como se decidió que nosotros teníamos derecho y causa justificada para llevarnos a Juan Gabriel “arriba” para que también nos haga disfrutar a los ángeles y arcángeles y querubines del Cielo lo que ustedes aquí abajo estuvieron disfrutando por mucho tiempo.
-¿Entonces no lo mandaron “abajo”, en donde está más calientito?
-Mira, si Juanga hubiera sido enviado allí “abajito”, muy “abajito”, habrían estado disfrutando en estos momentos su música, sus ritmos, su don de gentes, sus puntadas, sus canciones, y se supone que allí “abajito” es para que los condenados sufran, no para que tengan algún disfrute o deleite que nosotros los ángeles no podríamos tener. Así que lo tenemos “arriba”, je je je, y allí “abajito” se lo estarán perdiendo, como parte de su condena eterna.
-Miguel, sigo creyendo que es injusto que se hayan llevado tan pronto y sin previo aviso a nuestra Juanga, porque ya no lo volveremos a tener aquí entre nosotros. Juan Gabriel es insubstituíble, irremplazable.
-Esa ausencia no será por siempre. Como nosotros lo vamos a tener “arribita”, y como cualquiera de ustedes puede volver a disfrutar de la compañía de Juanga, de sus conciertos y sus canciones, si se portan bien y se hacen merecedores de ascender “arriba”, pues entonces la pérdida no es definitiva, todo lo contrario.
-Pero eso no está tan fácil. Son muchas las reglas y cláusulas para poder ser merecedor de ser ascendido.
-Mayor razón para no andarse portando mal aquí abajo.
-¿Entonces los que se porten como pingos aquí en la tierra no van a tener la oportunidad de volver a estar con Juan Gabriel conviviendo con él y nunca más podrán volver a escucharlo cantar Amor eterno o Querida o No tengo dinero?
-Así es.
-¡Nooooooo! ¡Eso noooooo! Prometo portarme bien, prometo portarme como un santo. Bueno, casi como un santo.
-¿Casi?
-Miguel, se hace lo que se puede. Los humanos no somos perfectos. Pero ustedes los ángeles tampoco lo son.
-Explícate.
-Satanás, antes de su caída, era un ángel. Y que yo sepa, lo sigue siendo, porque lo que cambió fue su lugar de residencia, no su condición.
-Mejor cambiemos el tema.
-Murió Juan Gabriel, y realmente en estos momentos de gran pesar y enorme dolor ya no hay nada más de qué hablar.
-Tienes razón. Bueno, ahora me vas a tener que disculpar, porque me tengo que ir y tengo prisa, porque hay un evento importante “allá arriba”.
-¿Y se puede saber de qué se trata ese evento importante?
-Pues que Juan Gabriel, recién llegado y recién recibido, ya se está aclimatando en su compañía celestial, y está por dar un gran concierto que será atendido por nadie menos que San Pedro y los demás apóstoles.
-¿Y nosotros que estamos aquí abajo, qué?
-Pórtense bien, pórtense bien, si quieren ser merecedores de las bendiciones que se dan a quienes son salvos, como el poder estar nuevamente con Juan Gabriel.
-Los envidio, ustedes van a tener al gran Divo de Divos cantando y bailando y dando show en el Cielo por muchos siglos venideros, pero nosotros no.
-¿Realmente quisieras estar presente en ese magno concierto que va a dar ahorita Juan Gabriel, recién llegado “arribita”?
-¿Pues quién no lo desearía?
-Bueno, eso se puede arreglar en este mismo momento, prepárate porque no habrá tiempo de que le des el adiós a nadie, y te recuerdo que este es un viaje con boleto de ida pero sin boleto de regreso.
-Si es así, mejor yo paso. Que sea para otra ocasión. Gracias, pero no, gracias.
-¿Estas seguro?
-Segurísimo.
-Tú te la pierdes. Amén. Bye.
-Amén.