domingo, 28 de julio de 2019

¡FUERA!



Como consecuencia del acuerdo migratorio al que llegó el gobierno de México con el gobierno de Estados Unidos para cerrarle definitivamente el paso a las caravanas formadas por millares de migrantes indocumentados procedentes de Centroamérica, el endurecimiento resultante muestra que estos indocumentados ya no están siendo recibidos como lo fueron las primeras caravanas que se dieron en 2018.

Lo que hoy se está viendo no es nada nuevo. En Europa enfrentaron la misma situación recibiendo caravanas formadas por millares de refugiados que estuvieron llegando pidiendo asilo, y la situación les duró hasta que se dieron cuenta de que la gran mayoría de los que estaban llegando procedentes de paises africanos y del Medio Oriente era simplemente gente pobre cuyo único objetivo era mejorar su condición económica alcanzando los estándares de vida propios de los países europeos. Y se dieron cuenta también de que, de seguir las cosas como estaban, todos los africanos que actualmente viven en Africa terminarían cambiando de domicilio moviéndose a Europa. Alemania, consumida por los complejos de culpa que su oprobioso pasado en los tiempos de la Alemania Nazi le dejó a las nuevas generaciones de alemanes, fue el primer país que les abrió generosamente las puertas a los primeros migrantes indocumentados procedentes del Africa y Medio Oriente, y el gobierno de Alemania aguantó lo que pronto se convirtió en una invasión humana de su territorio hasta que empezaron los problemas con los primeros terroristas musulmanes que se fueron "colando" entre las caravanas masivas de gente que estaba arribando burlando todos los filtros que se acostumbran usar en una migración legal previa y ordenada, sumado al hecho de que la mayoría de los recién llegados eran inútiles para Alemania, todo lo cual alentó el auge de grupos extremistas xenófobos opuestos a la inmigración descontrolada que se estaba convirtiendo ya en una invasión en el pleno sentido de la palabra.

Fue entonces cuando Europa tomó la decisión de endurecer el paso hacia Europa procedente de Africa y de Medio Oriente. Hungría tomó la delantera al criminalizar todo tipo de ayuda a los migrantes, apoyada por Italia, y al cerrarse la entrada por Hungría e Italia a los indocumentados el siguiente paso de la Unión Europea consistió en cerrar la entrada de los indocumentados que estaban atravesando Turquía. Al no ser esto suficiente, la entrada alterna través de Libia fue cerrada. Finalemente, Grecia terminó pagando por el privilegio de pertenecer a la Unión Europea accediendo a que la isla de Lesbos se convirtiera en la cárcel virtual para todos los cientos de miles de refugiados que estaban llegando procedentes de todas partes del mundo, habilitando el Campo de Moira como el equivalente dantesco de una versión terrícola del Infierno, con tan malas condiciones de vida que muchos de los que han terminado hacinados allí han intentado suicidarse. (Sin embargo, aquí se puede aplicar una aseveración hecha por el presidente Trump relativa al caso norteamericano: "si no les gustan las condiciones que encuentran aquí, todos ustedes están en plena libertad de regresar VOLUNTARIAMENTE a los países pobres de donde vinieron. Llegaron aquí por su propio pie VOLUNTARIAMENTE, y VOLUNTARIAMENTE se pueden regresar en el momento que quieran, nadie los obliga a estar aquí". Pero en realidad el paraíso infernal creado en Lesbos para desalentar a los migrantes indocumentados es una forma de Europa de decirles a los nuevos migrantes ¡YA NO LOS QUEREMOS AQUI!)

Si bien es cierto que es prácticamente imposible llegar hoy al continente europeo formando parte de una caravana de indocumentados ilegales usando como pretexto el reclamo de pedir asilo, en el continente americano todavía hasta hace unos cuantos años no lo era. Cualquiera podía llegar a la frontera con los Estados Unidos, y con el solo hecho de decirle a los agentes migratorios "migras" de la CBP la palabra mágica asilo podían reclamar el derecho legal de ser recibidos y hospedados y alimentados gratuitamente en Estados Unidos mientras se atendían sus peticiones de asilo. A nadie se le había ocurrido hacer lo mismo que lo que habían estado haciendo en Europa los caravaneros africanos. Hasta que a alguien se le ocurrió que se hiciera lo mismo. Y fue así que se formó la primera gran caravana de indocumentados pobres que partió de Honduras el viernes 12 de octubre de 2018 en una terminal de autobuses de San Pedro Sula. Al ver el éxito obtenido por esa primera caravana que por lo que ellos llaman la fuerza de los números lograron avasallar y violar exitosamente la soberanía territorial de todas las fronteras de todos los países por los que iban atravesando, y sobre todo al ver el apoyo y la cálida recepción que el pueblo de México (sin ninguna injerencia gubernamental) les brindó a los integrantes de esa primera caravana, todo esto estimuló la convocatoria para la formación de una segunda gran caravana de indocumentados. De este modo, con los éxitos obtenidos por las primeras dos caravanas se alentó la formación de las caravanas posteriores que no dejaron duda alguna de que todos los habitantes de Honduras, El Salvador y Guatemala eventualmente terminarían emprendiendo la misma ruta caravanesca para irse a vivir a Estados Unidos o México..Y fue aquí cuando se encendieron los focos rojos y las voces de alarma. Sucedió lo que antes no se había visto en el sur de México: el auge de una xenofobia nada diferente a la xenofobia manifestada por los europeos ante el arribo de cientos de miles de nuevos residentes cuyo único mérito había sido lograr burlar todos los controles migratorios establecidos para una migración LEGAL ordenada.

Siendo USA el principal país destinatario de las poblaciones enteras de los países centroamericanos, esto hizo reaccionar al gobierno norteamericano que sin el apoyo del Congreso estadounidense empezó a implementar candados y restricciones para no dejarle el paso libre a cualquiera carente de documentación para su ingreso legal. Como parte del endurecimiento en la postura del gobierno norteamericano, lo primero que se hizo fue implementar el llamado Protocolo de Protección a Migrantes que en esencia obliga a los aplicantes centroamericanos de asilo procedentes de México a esperar la resolución de sus peticiones no en Estados Unidos (ganando DOLARES como antes se hacía) sino en México (en donde no pueden ganar los codiciados dólares).

La generosa apertura dada por el presidente López Obrador a los caravaneros centroamericanos terminó estallándole en sus manos como su peor desastre político. El asunto se convirtió en una verdadera crisis para el gobierno de México cuando el presidente Trump amenazó con tomar duras represalias en contra de México por permitirle a miles de caravaneros indocumentados procedentes de Centroamérica su libre paso hasta la frontera con los Estados Unidos. La amenaza de la imposición unilateral de duras tarifas arancelarias que hubiera hecho añicos a la endeble economía mexicana fue suficiente para que el presidente López Obrador enviara con carácter de urgente a su Canciller de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a Washington para arrodillarse ante el gobierno norteamericano ofreciendo todo tipo de cooperación y concesiones para terminar de tajo con las caravanas invasoras de indocumentados, empezando con el despliegue de 6 mil tropas de la recién creada Guardia Nacional (que no había sido creada para tal propósito) para cerrarle las puertas a los caravaneros que estaban entrando por Guatemala. La Guardia Nacional ya está impidiendo que los centroamericanos que se encuentran a tan solo unos cuantos pasos de lograr entrar a Estados Unidos puedan logralo. Y conforme se refinan las tácticas y procedimientos, la otrora porosa frontera va a quedar completamente cerrada para los caravaneros que creían que arribando en grandes contingentes iban a poder avasallar todas las líneas divisorias de todas las fronteras que tuvieran por delante. Este espejismo ya se acabó.

Pero las acciones de cooperación y contención no se limitaron a bloquear el paso de los indocumentados que estaban entrando a México para llegar a USA con la finalidad de pedir asilo. Incluyeron algo aún más drástico: la deportación de centroamericanos devolviéndolos en camiones hasta sus países de origen. Y no solo fueron devueltos en camiones, también se les empezó a regresar en aviones de la Policía Federal de México como la siguiente deportación masiva de regreso hasta Honduras:




Esto marcó un parteaguas en la historia de Latinoamérica, porque con estas acciones de deportación México en efecto les empezó a decir a todos los centroamericanos indocumentados: ¡YA NO LOS QUEREMOS AQUI!

El repudio hacia los nuevos migrantes está creciendo en México bajo el peso de experiencias tan desagradables como la de la ingrata Lady Frijoles:




que se quejó amargamente de que la comida que se le estaba ofreciendo en México ¡GRATUITAMENTE! a los inmigrantes centroamericanos era una comida que no se le daba "ni siquiera a los chanchos (cerdos)" y la cual terminó siendo recluída a 4 años de prisión en Estados Unidos por sus actividades criminales, así como el violador hondureño Wilson Lenin Pacheco Barrera que terminó secuestrando en Chihuahua a la niña Brenda Rubí Inzunza para llevársela a Guatemala, o el también violador hondureño Frankli Edgardo, alias ''El Negro'' capturado en plena flagrancia en Chihuahua justo cuando violaba a una niña de la comunidad rarámuri, lejos de hacer que en México crezcan el amor y la compasión hacia los indocumentados centroamericanos están haciendo que más y más mexicanos les cierren las puertas cuando acuden a pedir alimentos o albergue.

Debido al endurecimiento de México en contra de las caravanas de migrantes centroamericanos indocumentados, los nuevos caravaneros que habían llegado ya al ser confrontados por el fracaso de sus intenciones por cruzar a los USA y mejorar de inmediato sus niveles de vida al migrar a los Estados Unidos para ganar dólares, están decidiendo regresar voluntariamente a sus países de origen por su propio pie, reconociendo que de hecho están terminando peor que antes, como lo deja en claro la siguiente nota publicada en el periódico local EL DIARIO DE JUAREZ el viernes 12 de julio de 2019:

‘De estar peor, vamos a ir a lo más peor’
Hondureños empeñaron sus casas y vendieron sus animales para hacer caso al ‘coyote’ que los engañó; ahora deberán empezar de cero


Para ir en busca del llamado sueño americano, desde Caridad, Honduras, Juan de la Cruz Ramírez y Juan García tuvieron que empeñar su casa, vender sus animales y pedir prestado, pero tras ser devueltos a México ahora esperan en la Casa del Migrante la manera de regresar a su país.

Ellos son parte de los más de 18 mil 500 migrantes que hasta ayer había devuelto Estados Unidos a la frontera mexicana, más de 9 mil 200 de ellos a Ciudad Juárez, bajo el programa Permanecer en México, del Protocolo de Protección al Migrante (PPM), para que esperen aquí su proceso de asilo político; un acuerdo entre los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador que los sorprendió y despertó del sueño de lograr una mejor vida.

Uno se viene porque allá hay pobreza, no se puede vivir. Ahora estamos tristes, porque uno se deshace de sus cosas por venir, hace el esfuerzo por mejorar. Si hubiera sabido no me hubiera venido. Ahora de estar peor vamos a ir a lo más peor porque hay que ir a comenzar de cero”, confesó Juan de la Cruz.

Ambos son vecinos en el municipio de Caridad, donde cuando tenían suerte de ser contratados en la agricultura ganaban 100 lempiras, equivalentes a 77.80 pesos mexicanos al día, por lo que al ver “que estaba buena la pasada” a Estados Unidos, decidieron realizar el viaje guiados por un traficante de personas, quien les cobró a cada uno 6 mil dólares, lo que equivalente a más de 109 mil pesos según el tipo de cambio de ayer.

Para poder pagarle al “coyote”, Juan de la Cruz, quien tiene 44 años de edad, empeñó su casa por 2 mil dólares, y el resto lo consiguió prestado.

Allá dejó a su esposa y a cuatro hijos de ocho, 11, 14 y 18 años, y se trajo con él su hijo de 16, ya que el coyote le aseguró que un hijo menor de edad era su pase a Estados Unidos.

Juan García, tiene 33 años, y también viajó con un hijo, de 14 años, pero dejó en Honduras a su esposa con cuatro hijos más, de 16, 11, cuatro y siete días de nacido. Para poder pagarle al coyote, él tuvo que vender unas vacas que tenía y el resto del dinero se lo  prestó su hermano.

El viaje hasta Ciudad Juárez duró 24 días, en los que dormían en hoteles, pero comían sólo una vez al día, hasta que finalmente llegaron a los límites de la frontera y cruzaron el río Bravo hace cuatro días, en una zona que desconocen pero aseguran no había Guardia Nacional.

Después de caminar aproximadamente una hora por el bordo del río Bravo, llegaron al final de la construcción del muro fronterizo, donde al ver que los barrotes de acero de casi seis metros de alto se terminaban y encontrarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza pensaron que habían logrado su sueño, pero se encontraron con otra realidad.

“Ellos nos hablaban ‘vénganse pa’ acá’… y después nos dijeron ‘van a pagar las consecuencias por haber entrado ilegal a Estados Unidos”, recordó Juan García, quien desde entonces supo que no lograrían trabajar en Estados Unidos.

Cuando nos dijeron que íbamos a pagar lo que habíamos intentado ya uno presiente algo”, dijo Juan de la Cruz, quien aseguró que hasta entonces no sabían del acuerdo que había entre México y Estados Unidos para retornar a los migrantes a Tijuana, Mexicali y Ciudad Juárez.

Los dos hombres y sus dos hijos adolescentes fueron trasladados a una estación migratoria de El Paso, donde permanecieron dos días detenidos “en las hieleras”, casi siempre junto a otros 20 hombres, quienes dormían en el suelo y aunque siempre les dieron comida, también recuerdan que fue frustrante regresar a México.

“Llenamos el papeleo, llegó uno de los gringos y nos dijo que íbamos a regresar a México uno o dos meses, que el Consulado mexicano iba a ver la manera de regresarnos a nuestro país”, comentó el migrante quien también se confesó arrepentido de haber emprendido el viaje hacia Estados Unidos.

Los polleros “saben, pero no le dicen a uno nada”, lamentaron los centroamericanos quienes fueron retornados a México con su primera cita ante la Corte de Estados Unidos para el próximo 27 de agosto, fecha que no quieren esperar tras ver que “unos van a una cita y luego los regresan otro mes y otro mes”.

“Gracias a Dios que no nos ha pasado nada”, argumentó Juan de la Cruz, quien todavía no le ha dicho nada a su esposa sobre su regreso.

No me hubiera venido”, lamentó tras haber gastado 6 mil dólares “que no se vuelven a recuperar, pero hay que trabajar duro”, aseguró.

Juan García tampoco le ha dicho a su esposa, aunque cree que su hermano ya le dijo que fueron devueltos a México.

“Se siente un poco desesperado, ellos sabrán por qué ponen esas leyes, pero mientras esté uno vivo siempre sueña” con una mejor vida, dijo quien buscaba una visa de trabajo en Estados Unidos, pero ahora quiere regresar a su país para pedirle a sus paisanos que no arriesguen su vida ni  pierdan su dinero.

Según cifras del Instituto Nacional de Migración (Inami), durante los primeros 76 días del programa de retorno, antes del acuerdo para que el presidente Donald Trump no impusiera aranceles a los productos mexicanos que ingresaran a su país, el promedio diario fue de 59.1 personas al día, todas provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala, con citas ante la Corte de Estados Unidos hasta junio de 2020.

Pero a partir del 10 de junio, el promedio diario de retornados se convirtió en 155.9 personas al día, ya no sólo de los tres países mencionados, sino de todas las naciones hispanoparlantes, por lo que Juárez ya ha recibido a migrantes también de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Perú y Colombia, con citas ante la Corte en algunos casos hasta octubre del próximo año.

La lectura del artículo no deja lugar a dudas de que los centroamericanos a los que hace mención no estaban huyendo a causa de sus ideas políticas, simplemente estaban buscando mejorar su nivel de vida ganando dólares. Nunca fueron refugiados políticos, siempre fueron refugiados económicos.

Las penurias que están dispuestos a padecer los nuevos migrantes indocumentados son a veces indescriptibles, como lo deja en claro el siguiente artículo publicado el jueves 18 de julio de 2019 en el periódico local EL DIARIO DE JUAREZ:

Pasa 4 meses de pesadilla
Alicia no solo sufrió cansancio, caminó ocho días menstruando y al llegar a Estados Unidos fue separada de su esposo y uno de sus hijos


Para Alicia ser mujer, madre y migrante a la vez se han convertido en el mayor reto desde que salió de Honduras, ya que por cuatro meses sufrió hambre, cansancio, tuvo que esquivar los retenes migratorios, caminar ocho días menstruando, y luego cruzar a Estados Unidos donde fue separada de su esposo y uno de sus hijos gemelos, para finalmente ser retornada a México.

La de ella es una de las más de mil 200 historias de migrantes que actualmente se encuentran en la red de albergues de Ciudad Juárez, donde son apoyados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas (ONU), la cual desde el pasado fin de semana instaló una oficina en esta frontera.

Hace cuatro meses, Alicia y su esposo decidieron huir de la pobreza en Honduras para ir a Estados Unidos en busca de una vida mejor, junto a sus dos hijos de ocho años, pero nunca se imaginó todas las dificultades a las que se enfrenta una mujer migrante.

“Fueron cuatro meses durmiendo hasta en los cerros, yo llegué a Querétaro toda bañada, deseando una toalla (sanitaria), un baño, una ropa… toda manchada, porque iba por carreteras y cuando ya iba a llegar al retén (del Instituto Nacional de Migración o de la Guardia Nacional) yo me bandeaba a los cerros, aunque me tocara dormir ahí. Cuando llegué a Querétaro toqué en una iglesia y fui a un albergue, ahí me dieron agua, baño, comida por cinco días”, narró tras recibir medicamentos y toallas sanitarias de la OIM.

La pena de pedir una toalla sanitaria o la falta de un lugar para comprarla es un frecuente obstáculo al que se enfrentan las mujeres migrantes en el camino, aseguró.

“Era oscuro el pantalón, pero si me sentaba manchaba todo… ocho días caminé así, todo boté cuando me bañé”, recordó la mujer quien después de cruzar la frontera por el desierto de Nuevo México fue separada de su esposo y uno de sus hijos, a quienes se les permitió mantener el proceso de asilo político en Estados Unidos y ya se encuentran en Houston, mientras que ella y su otro hijo fueron retornados a Ciudad Juárez bajo el programa Permanecer en México.

En migración de Estados Unidos también sufrí, en cuatro días sin irnos a bañar, ni pasta ni cepillo de dientes… me echaron y así llegué aquí, hasta que me ayudaron aquí”, dijo quien actualmente se encuentra en el albergue Pan de Vida de la colonia La Conquista, junto a 180 migrantes más.

Uno de los objetivos de la OIM es asegurar el albergue digno para los migrantes que como Alicia han llegado hasta esta frontera retornados de Estados Unidos para que esperen aquí su proceso de asilo político o para quienes esperan apenas cruzar la frontera norte.

Por ello, esta semana se comenzó a apoyar a la red de albergues registrados ante el Consejo Estatal de Población y Atención a Migrantes (Coespo) con medicamentos, artículos de higiene personal y de limpieza para sus instalaciones, artículos de cocina y otros artículos como literas, colchones, colchonetas, sábanas, almohadas y toallas de baño.

Los primeros artículos en repartirse fueron vendas, gasas, curitas, alcohol, y medicamentos para el estómago, el dolor, hongos en los pies y alergias, además de toallas sanitarias, como las que recibió Alicia.

Entre los albergues apoyados se encontraron también El Buen Samaritano de la iglesia metodista El Buen Pastor, dirigido por el pastor Juan Fierro, en la colonia Luis Echeverría, donde actualmente viven cerca de 130 migrantes, la mitad de ellos ya con una cita para acudir a la Corte.

En el albergue Frontera de Gracia, 36 cubanos, peruanos, guatemaltecos y mexicanos conviven a diario, algunos desde hace casi tres meses, esperando su turno de cruzar al país gobernado por Donald Trump.

Mientras que en la Casa del Migrante, hasta el martes ya eran apoyados 515 centroamericanos retornados, entre ellos Gabriela, quien agradeció el apoyo de la ONU al albergue que la acogió luego de ser devuelta de Estados Unidos con una cita ante la Corte para finales de septiembre.

Después de un mes desde Honduras hasta Estados Unidos, lo más difícil fue “el sufrimiento que vivimos ahí para llegar a Estados Unidos”, dijo quien caminó con su hijo de ocho años durante cinco horas junto al muro fronterizo, hasta que llegó a la altura del Puente Negro, donde finalmente pudo entregarse a la Patrulla Fronteriza.

“Nos dijeron que nos acercáramos a la cerca, que iba a haber un portón abierto y todos los portones estaban con candado. Nos tocó beber agua del río, rompimos una camisa para poder agarrar agua del río.  Ese día estaba bien fuerte el sol, ya no aguantábamos”, narró 30 días después de haber salido de su país en busca del llamado sueño americano.  Después de conocer historias como la de Gabriela, Alicia y las necesidades de otros albergues como Solus Christus, Aposento Alto y Alabanzas al Rey, la OIM continuará entregando 450 colchonetas, 180 colchones, 90 literas y otros artículos.

También se buscará apoyarlos en infraestructura, en coordinación con los tres niveles de gobierno y otras organizaciones internacionales, siempre con la perspectiva de que los albergues no son la respuesta permanente para los migrantes, sino un puente para lograr mejores condiciones de vida en la ciudad, y que esta también pueda aprovechar sus capacidades.

Apoyo de retorno voluntario

Otro de los programas que lleva a cabo OIM en Ciudad Juárez es el retorno voluntario para centroamericanos que quieran regresar a su país.

En coordinación con las autoridades migratorias, ya ha apoyado a cerca de 140 migrantes que solicitaron ayuda para regresar a sus hogares, la mayoría personas que quedaron varadas en esta frontera después de haber sido retornadas de Estados Unidos bajo el programa Permanecer en México, con meses de espera para su primera cita ante la Corte.

Este programa brinda apoyo gratuito a aquellas personas que están irregulares, regulares en el país o que han sido retornadas a México por Estados Unidos con el Plan de Protección al Migrante.

La indocumentada Alicia dejó en claro que ella esperaba (como si fuese un derecho garantizado por la Constitución de Honduras) que en las instalaciones migratorias de Estados Unidos le dieran a todos ellos y ellas GRATIS lo que todos los demás indocumentados como ella esperan recibir estando ya en un país rico como Estados Unidos (hospedaje y albergue en habitaciones con aire acondicionado, tres comidas diarias calientitas, regaderas con agua caliente, baños privados, toallas limpias, pasta de dientes y cepillo dental, hojas de afeitar, atención médica de primer nivel, ropa, calzado, lavandería, escuela para los menores de edad incluyendo los útiles escolares, cunas, y hasta pañales y biberones, o sea todo lo que los gobiernos en sus propios países nunca les dan, esto en calidad de limosneros con garrote.) La ignorancia de indocumentados como Alicia es tal que siendo analfabetas en su mayoría ignoran el simple hecho de que Estados Unidos no es signatario del Pacto Mundial sobre Migración suscrito por la ONU en 2018, y que por lo tanto el gobierno de Estados Unidos no tiene ninguna obligación legal bajo las normas del derecho internacional de darles absolutamente nada a los indocumentados centroamericanos excepto, tal vez, alimentos para que no se mueran de hambre.

Las quejas presentadas por la indocumentada Alicia subrayan otro problema con los indocumentados centroamericanos: están llegando deliberadamente a México sin un solo centavo en sus bolsillos, atenidos a despertar suficiente lástima y compasión entre los mexicanos poniendo cara de palo para que se les resuelva en México todas sus necesidades al nivel de indigencia. El ingreso a México de miles de indocumentadas centroamericanas como la "Alicia" que menciona la nota anterior subraya otro asunto importante: cuando son miles los que ingresan a México en calidad de indigentes y pordioseros, la manutención en México (o en USA, para tal efecto) de tanta gente requerirá de mucho $$$$$$$. ¿Y de dónde va a salir todo ese dinero en un país que no es un país rico como Estados Unidos o Alemania? ¿Quién se va a encargar de mantenerlos? Frecuentemente las organizaciones religiosas que los atienden hacen mención de la parábola del Buen Samaritano, pero en dicha parábola el Buen Samaritano se encarga de ayudar a una sola persona, si hubiera tenido que ayudar él solo a miles en extrema necesidad lo más probable es que el Buen Samaritano habría terminado reventando en la impotencia por carecer de los recursos más indispensables para atender tanta necesidad.

El desagrado que ya está causando en Estados Unidos la inacabable marejada de miles de centroamericanos demandando un mejor nivel de vida pero sin sentirse obligados a cumplir ni siquiera con un solo trámite legal para poder inmigrar (pasado primero por algún filtro o inspección consular) ha llevado a Washington a tratar de endurecer el rostro de los agentes y funcionarios encargados de las mismas agencias que supuestamente por ley deben dar trámite a las peticiones de asilo "político" de los miles de nuevos allegados, aunque parece que esto no ha producido efecto alguno ni ha servido para cambiar opiniones o pareceres entre los migrantes centroamericanos que forman parte de las gigantescas caravanas invasoras.

Las políticas decididamente anti-migratorias de Donald Trump que ya han estado produciendo una cantidad creciente de suicidios, políticas caracterizadas por los campos de detención llenos de niños y sus extraordinarios esfuerzos por prohibir casi todas las solicitudes de asilo en la frontera sur, tienen como cimientos el modelo europeo que se basa en dos estrategias para evitar que los inmigrantes y los refugiados lleguen a la frontera:

  1. Hacer el viaje tan desalentador que ni siquiera lo intenten.
  2. Reclutar a países más pobres para detener o expulsar a aquellos migrantes que de todos modos se atreven a emprender la travesía.
Dicho modelo, que Europa y Australia han llevado al extremo, más que muchas de las políticas de Trump, estaba destinado a frenar las masivas oleadas de migrantes y las reacciones violentas hacia ellos, mismas que estaban desestabilizando la política occidental. Los arribos de migrantes han disminuido desde entonces, y las revueltas populistas de los xenófobos caseros se han ido enfriando. México, queriéndolo o no, se ha convertido en engranaje importante de las políticas de Trump para frenar abruptamente la política de puertas abiertas que había prometido el presidente López Obrador para darles a los indocumentados de las caravanas centroamericanas visas de trabajo y empleo en México, algo insostenible a la luz de los acontecimientos actuales al haber tantos mexicanos desempleados.

Las estrategias para disuadir o bloquear a los migrantes pueden reducir temporalmente estos desplazamientos. Sin embargo, a largo plazo, pueden simplemente presionar a los migrantes a que se atrevan a intentar rutas aún más peligrosas. También pueden terminar requiriendo que los gobiernos tomen medidas cada vez más extremas para frenar toda nueva oleada inmigratoria. Ya entendió el presidente López Obrador que LA CARIDAD EMPIEZA POR CASA. O en otras palabras, LE CORRESPONDE A LOS GOBIERNOS DE LOS PAISES CENTROAMERICANOS ATENDER LOS PROBLEMAS Y NECESIDADES DE SUS PROPIOS INDIGENTES, Y ESTO NO ES RESPONSABILIDAD NI CULPA DE MÉXICO NI DE LOS MEXICANOS, PORQUE MÉXICO YA TIENE SUS PROPIOS POBRES QUE NO ESTAN SIENDO ATENDIDOS.

“Los costos son cada vez más altos, y más altos, y no hay pruebas reales de que la disuasión de la migración indocumentada mediante políticas como las adoptadas por Europa y por Trump funcionen”, dijo Thomas Gammeltoft-Hansen, académico danés y coautor de un estudio autorizado sobre la disuasión en la inmigración. Tales costos incluyen concesiones con los países encargados de mantener alejados a los migrantes: tal como Turquía, Sudán y Libia lo fueron para Europa; y una red de naciones insulares lo han sido para Australia. Trump ahora está presionando a México y Guatemala para que hagan lo mismo, y en respuesta a las presiones de Trump, México ha sido el primer país en responder con una fuerza y energía tan inusitada que hasta el mismo Trump se quedó con la boca abierta. En materia migratoria, México se está convirtiendo exactamente en lo mismo que un siglo atrás tanto le criticaba al gobierno norteamericano. Estamos terminando igual que USA.

El virtual cierre del libre tránsito por México para los migrantes indocumentados centroamericanos, sumado a las crecientes deportaciones que se están llevando a cabo de tales personas regresándolas en calidad de INDESEABLES ya sea en camiones o en aviones hasta sus países de origen solo puede significar una cosa:

Los indocumentados centroamericanos no son bienvenidos en México.

¡FUERA!

El mensaje de México a las caravanas de migrantes indocumentados, a partir de julio de 2019, parece ser pues:

¡Quédense en sus propios países! ¡Ya no vengan para acá, ni siquiera como turistas!

Quizá la evidencia más fuerte de que todo lo anterior indica que la facilidad que antes tenían aquellos centroamericanos para ser recibidos en Estados Unidos y para recibir apoyo e inclusive ayuda en especie en los países de tránsito por los cuales viajaban las caravanas sea proporcionada por la siguiente nota periodística:

Por primera vez desde octubre nadie acude a solicitar asilo
Se cumple una semana que CBP no llama a entrevistas a los extranjeros
Mayra Selene González
El Diario de Juárez
Domingo, 28 Julio 2019

Ayer sábado, por primera vez desde octubre pasado (2018), no llegó ningún solicitante de asilo político en Estados Unidos a registrarse en el Centro de Atención a Integral a Migrantes (CAIM), en esta ciudad,  al mismo tiempo que se acumuló una semana sin que la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) llamara a nadie para realizar las entrevistas.

Estos números son diferentes a los de octubre de 2018 cuando  había 17 mil 690 migrantes registrados para esperar su turno.

Según datos del Consejo Estatal de Población y Atención a Migrantes (Coespo), mientras que en mayo el registro promedio al día fue de 100 a 130 personas, con máximos de 250 y mínimos de 80, en junio el promedio disminuyó entre 30 y 40 personas.

En julio se han tenido días de más de 50 solicitantes y otros de solo nueve registros.

Enrique Valenzuela, titular de Coespo, confirmó que desde el sábado 20 de julio, el CBP no ha llamado a nadie para realizar entrevistas.

Indicó que de acuerdo a la información extraoficial que le dio a conocer el Instituto Nacional de Migración, esta situación se debe a que el personal de esa agencia estadounidense se encuentra saturado de trabajo con el procesamiento de las personas, la atención de las citas y acompañar a los solicitantes a la corte. Valenzuela mencionó que esta situación no ha generado un acumulamiento de personas migrantes en Coespo, debido a que el número de solicitantes se ha reducido, sin embargo sí ha afectado en la desesperación de quienes ya se encuentran registrados ante los largos periodos de tiempo que tendrán que permanecer aquí.

Mencionó  también que las personas que van llegando a registrarse probablemente tendrán que esperar  hasta seis meses para su entrevista ante la saturación de trabajo de las autoridades del CBP.

Muchos caravaneros de Centroamérica ya se dieron cuenta de que NO SON BIENVENIDOS COMO ANTES, por ello dejaron de acudir para registrarse con la finalidad de pedir asilo. Igualmente es obvio el hecho de que los noticieros ya no reportan la formación de nuevas caravanas de migrantes en Honduras, y las que se han tratado de formar han resultado un fracaso al acudir muy poca gente con la cual apenas se juntan unas cuantas docenas en vez de las miles de personas que lograban reunir antes con tales convocatorias. El rechazo hacia ellos es obvio, y por ello dejaron de recorrer México para "entregarse" a la Patrulla Fronteriza en la frontera con USA para pedir un "asilo político" que nada tenía que ver con el estar huyendo para salvar la vida por cuestiones políticas sino que todo se trataba más bien de la promoción de un falso asilo para obtener facilidades para establecer residencia permanente en Estados Unidos burlando astutamente las duras políticas migratorias impuestas a quienes piensan radicar y establecerse en USA únicamente para mejorar su condición económica, su nivel de vida. Era solo cuestión de tiempo para que esto pasara, y por fin sucedió lo que ya se sabía que iba a ocurrir ante el abuso descarado de un sistema migratorio desvencijado que sigue sin ser reparado por un Congreso norteamericano holgazán que prefiere quedarse cruzado de brazos sin hacer absolutamente nada en vez de ponerse a trabajar para reformar un sistema que tal vez funcionaba bien hace medio siglo pero que hoy ha sido ampliamente rebasado por las circunstancias y ha dejado de ser de utilidad para los fines para los que fue concebido el siglo pasado.

ACTUALIZACION IMPORTANTE: Cuando decenas de miles de individuos que llegando de manera imprevista ondeando la bandera de su país de origen logran colarse metiéndose A LA BRAVA a otro país demandando al instante beneficios sociales que no gozan ni siquiera los mismos residentes legales del país que está siendo invadido, trayendo estos invasores muchos otros detrás de ellos que les están siguiendo su ejemplo, se puede suponer que tarde o temprano una situación como ésta al estar fuera de control provocará reacciones violentas entre minorías extremistas de la población que decidirán tomar la ley en mano propia tomando como bandera lo que consideran una defensa territorial del país en el que viven y que consideran está siendo invadido por gente que no llega en calidad de turistas sino como hordas de indigentes. Esta posibilidad fue precisamente lo que se materializó el sábado 3 de agosto de 2019 cuando un atacante solitario llamado Patrick Crusius perpetró una terrible masacre en el centro comercial Wal Mart de El Paso, Texas, que cobró las vidas de 22 personas entre las cuales se contabilizan 18 hispanos (de ascendencia mexicana o mexicanos). Poco antes de la masacre, se había subido a una página extremista de Internet un “manifiesto” de cuatro páginas titulado “La Verdad Incómoda” (The Inconvenient Truth) en el que se hablaba de una “invasión hispana de Texasproveniente de la frontera sur. El manifiesto arremetía contra la inmigración indocumentada masiva fuera de control advirtiendo que a la larga los hispanos se apoderarán de la economía y el gobierno, por lo que argumentaba que atacar objetivos de “baja seguridad” era una manera de “luchar para recuperar a mi país de la destrucción”. Tan ofuscado estaba el atacante en su planificación de la masacre que ni siquiera tuvo consciencia de que aquellos hispanos a los que mató aquél día en el centro comercial Wal Mart ni siquiera eran indocumentados de nuevo cuño como los que están llegando de Honduras y el resto de Centroamérica (de los cuales podría haber encontrado centenares o millares apostados a un lado de la valla metálica fronteriza entre Estados Unidos y México), todos esos muertos eran residentes LEGALES o compradores de México que se habían trasladado a hacer sus compras de México a Estados Unidos como acostumbran hacer todos los fines de semana (no había entre ellos ni un solo indocumentado recién llegado de Centroamérica). Sin embargo, en su histeria anti-inmigrante, el atacante habla de lo que para él (al igual que para muchos otros norteamericanos) se trata ya de una invasión abierta y descarada (en realidad procedente de Centroamérica, no de México que no es hoy el principal expulsor de indocumentados). Ciertamente, la llegada no autorizada a USA de millares de personas que se paran en la franja fronteriza de Estados Unidos con México ondeando las banderas de sus respectivos países y exigiendo en tono inclusive amenazante no solo que se les dé entrada sino inclusive se les conceda toda una amplia gama de beneficios sociales como si ello fuera una especie de premio por haber llegado a pie hasta la frontera de Estados Unidos, es algo que los más xenófobos difícilmente van a olvidar. Y si los más racistas y xenófobos (de los cuales abundan en Texas) están bajo la impresión de que el gobierno que dice representarlos no está dispuesto a tomar medidas más enérgicas para defender la soberanía territorial del país, entonces difícilmente van a resistir la tentación de equiparse con armamento de capacidad militar cuya venta está completamente fuera de control en Estados Unidos. Y por lo general, y actuando con la mentalidad propia de cualquier terrorista, una vez que toman la decisión de salir a matar no van a matar a unos cuantos, salen decididos a matar a la mayor cantidad posible de víctimas sin fijarse siquiera si los abatidos realmente cumplen con el "perfil" de aquello que dicen querer acabar. La matanza en El Paso indudablemente pondrá mayor presión en el gobierno norteamericano para cerrar aún más las puertas a todo tipo de inmigración, tanto la legal como la ilegal, y ello pese a la inacción absoluta de un Congreso norteamericano completamente indolente que no mueve ni siquiera un dedo para legislar una reforma migratoria integral que cierre de manera definitiva los numerosos huecos legales que están siendo aprovechados (y abusados) por multitudes enteras de indocumentados indigentes que buscan una mejora económica en su nivel de vida. Tarde o temprano, los emigrados de Honduras, El Salvador y Guatemala empezarán a caer en la cuenta de que la matanza del 3 de agosto de 2019 estaba dirigida DIRECTAMENTE EN CONTRA DE ELLOS (no hay en estos momentos caravanas migrantes de indocumentados MEXICANOS encaminándose hacia los Estados Unidos, todo esto fue una ocurrencia de los centroamericanos y sus patrocinadores que cocinaron el plan), reforzándose la nueva realidad de que no solo ya no son bienvenidos dentro de territorio norteamericano, sino que dentro de Estados Unidos ya hay un segmento creciente de la sociedad que está dispuesto a matarlos en caso de continuar escalando la oleada de caravanas de migrantes indocumentados procedentes de Honduras y Centroamérica. Y cuando salgan a matarlos los van a matar con todo y sus niños chiquitos aunque cobardemente los indocumentados traten de usar a los chiquitos como escudos humanos tal y como lo dicta la maniobra Stillson.

Aunque desde que partieron de Centroamérica, los líderes de la primera caravana migrante pregonaron a la prensa y todos los medios de comunicación que su intención solo era llegar a los Estados Unidos aduciendo que no querían causar ningún problema en México (con la obvia intención de que no se les cerrara el paso por México(, en los hechos los migrantes agrupados en caravanas gigantescas terminaron convirtiéndose en una pesada carga pública para los mexicanos que ha sobresaturado las capacidades de varias ciudades en las que los invasores terminaron instalándose de manera permanente. A manera de ejemplo, en la Casa del Migrante (privada) ya tienen la necesidad de tener que estar recolectando en donaciones toneladas y toneladas de ropa interior, medicamentos, pañales, y lecheo para darle todo esto a los indocumentados de manera gratuita; mientras que en el Centro Integrador para el Migrante Leona Vicario (subsidiado por el gobierno de México) se está solicitando de la población donaciones de ropa y zapatos para repartirlo de manera gratuita. Por si esto fuera poco, los menores de edad procedentes de Centroamérica en calidad de indocumentados ya están demandando servicios escolares, sin que ninguno de los corruptos gobiernos de Centroamérica cooperen con un solo centavo. En Estados Unidos se comenta mucho que los caravaneros demandan hasta jabón gratuito porque no tienen ni siquiera para algo tan elemental, y parecen estar bajo la creencia de que por el solo hecho de haber llegado a pie hasta los Estados Unidos tienen un "derecho humano" a recibirlo todo en calidad de "dado" sin tener que desquitar un solo centavo. ¿Pues no habían dicho los organizadores de la primera caravana que no querían ocasionar ningún problema? Esta migración indocumentada completamente fuera de control provocó (como era de esperarse) los primeros brotes de xenofobia en Tijuana en donde los centroamericanos desde hace tiempo que dejaron de ser bien recibidos, y las autoridades locales han estado anunciando una política de mano dura.

Las primeras caravanas que partieron de Centroamérica en 2018 tuvieron la casi increíble suerte (y en esto intervino el destino) de que hubo elecciones en México en julio de 2018 que echaron fuera del poder al viejo sistema político entrando en su lugar un gobierno izquierdista que les abrió generosamente a los indocumentados centroamericanos la entrada a través de la frontera por Guatemala y los ha estado recibiendo y apoyando de muchas maneras con grandes inversiones monetarias. Pero así como ese gobierno izquierdista llegó al poder en 2018, puede perder el Congreso en 2021 tras lo cual puede perder la presidencia de México en 2024, y un tema importante en la agenda será precisamente el tema migratorio y las invasiones indocumentadas procedentes de Centroamérica, lo cual le puede terminar costando el poder a la izquierda de México regresando al viejo sistema político al poder con la promesa de que la frontera de México con Guatemala será cerrada casi por completo y que a los indocumentados centroamericanos se les acabará, cuando menos lo esperen, el paraíso que encontraron en México, siendo regresados ya sea por voluntad propia o mediante el uso de la fuerza mientras que el Ejército mexicano es desplegado a lo largo de la frontera con Guatemala para impedir nuevas entradas de caravanas (en estos momentos ya está haciendo esto en parte la Guardia Nacional de México como resultado de los acuerdos a los que llegó México con el presidente Donald Trump que están teniendo ya un impacto significativo), y en caso de que esto ocurra (las deportaciones masivas de centroamericanos que no tienen nada que hacer en suelo mexicano) podemos preguntarnos qué harán Honduras, El Salvador y Guatemala con tanta gente en caso de que les sea regresada desde México al no estar dispuesto México a seguir pagando para estar manteniendo a tanto invasor cubriéndoles todas sus necesidades sin que los gobiernos de Centroamérica contribuyan con un solo centavo para hacerse cargo de tanta gente no deseada ni bienvenida como lo fue en 2018 y todavía hasta la primera mitad de 2019.

Es fácil pasar por alto el hecho de que el verdadero objetivo final de todos los indocumentados centroamericanos en su jornada hacia los EE.UU. era primero ingresar "sin papeles", o sea como ilegales, para "arreglar papeles" y así después poder quedarse a vivir legalmente en Estados Unidos recibiendo los beneficios y asistencia social del gobierno norteamericano a que tienen derecho los ciudadanos y residentes legales de USA. Ninguno de ellos ingresa con la idea de estar viviendo ilegalmente por el resto de sus vidas en la Unión Americana. No se les ocurrió a los organizadores de las caravanas centroamericanas pensar en ningún momento que al entrar en grandes avalanchas a territorio norteamericano terminarían desbordando y rebasando ampliamente la asistencia legal gratuita que muchas organizaciones caritativas pro-migrantes antes les proporcionaban sin costo alguno en Estados Unidos, con la consecuencia de que la gran mayoría de ellos hoy va a las cortes norteamericanas sin una defensa legal que les permita al menos una esperanza de poder quedarse en USA para poder "arreglar papeles" tiempo después. Sin asesoría legal, las peticiones de asilo ante las cortes están perdidas, y no hay ya suficientes abogados para poder ayudarlos a todos y lo único que se puede hacer es ayudar legalmente a uno que otro dejando que los demás contabilizados en miles o decenas de miles terminen hundiéndose por falta de ayuda legal. No les importó que no solo desbordarían las capacidades de los centros de ayuda humanitaria en su larga jornada procurando alojamiento y manutención gratuita, sino que también rebasarían con sus avalanchas humanas precisamente a los mismos grupos que antes les ayudaban en Estados Unidos a obtener residencia legal.

La noche del viernes 16 de agosto de 2019, ante un obvio intento de unos 50 migrantes centroamericanos indocumentados acostumbrados (y desesperados) a ingresar por la fuerza en calidad de indocumentados violando la soberanía territorial de otros países, trataron de avasallar el borde fronterizo norteamericano en la ciudad de El Paso, pero fueron repelidos de inmediato mediante el uso de la fuerza militar y obligados a regresar a México con todo y sus niños. En este bloqueo militarizado parece que ocurrió algo que no había ocurrido antes y que no fue denunciado por ningún medio de comunicación (sobre todo la prensa norteamericana) por haber tenido lugar en un fin de semana y sobre todo de noche a una hora en la que no había reporteros de guardia en los puentes internacionales cubriendo las notas. De acuerdo a varias redes sociales, la mayoría de los que trataron de ingresar llevaban levantados en vilo muy por encima de sus cabezas con los brazos completamente extendidos hacia arriba a muchos niños chiquitos (algunos de pocas semanas de nacidos) ondeándolos como si fuesen banderas o escudos humanos a la vez que gritaban la palabra mágica ¡asilo!, esto con la intención de conmover a los agentes apostados a lo largo de la línea fronteriza para dejarlos ingresar. Al menos esto era lo que creían hasta ese día. Sin embargo, los agentes fronterizos actuando como soldados obedeciendo órdenes y sin dejarse convencer por ninguno de los indocumentados e indocumentadas, cerraron por completo el paso a los migrantes centroamericanos extendiendo el cerco del alambre de púas que ya tenían allí para impedirles por completo el acceso no solo a ellos sino también al tráfico de vehículos y peatones mexicanos que iban a ingresar LEGALMENTE y no en calidad de pordioseros pidiendo asilo político. Esto fija un precedente para ser usado en otras intentonas de ingreso ilegal de las caravanas procedentes de Centroamérica. El hecho de que estuvieran ondeando y usando como banderas y escudos humanos a niños chiquitos en esta (primera) ocasión ya no les sirvió de nada a los indocumentados para forzar su acceso a otro país, y el cierre militarizado de la frontera mostró un desprecio total hacia esa burda maniobra Stillson inspirada en la creencia (hoy desmitificada por completo) de que "un niño es un pasaporte seguro hacia los EE.UU.", y aunque traten de cruzar exhibiendo ante los medios a todos los niños de Centroamérica, lo sucedido esa noche del 16 de agosto invalidó por completo esa burda y cruel maniobra que habían estado usando para meterse exitosamente a México y a otros países intermedios como Guatemala, y el mensaje claro es que ya no les servirá de nada tratar de entregarse a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos ondeando muchos niños chiquitos como si fuesen banderas o escudos humanos, simple y sencillamente serán rechazados y regresados con todo y niños a México, usándose gases lacrimógenos y la fuerza bruta que sea necesaria para impedirles el paso a Estados Unidos, volviéndoles con ese solo hecho imposible poder solicitar asilo alguno (legalmente, no pueden pedir asilo en EE.UU. mientras se encuentren del lado mexicano de la frontera, lo tienen que hacer estando en el mismo suelo norteamericano al cual se les niega acceso). Puesto que el verdadero y único objetivo de las caravanas de migrantes era ingresar a Estados Unidos para poder pedir asilo, al sellarse la frontera el propósito detrás de todas las caravanas queda desvirtuado por completo, y carece de toda lógica el emprender un largo recorrido que al final no conducirá a nada, aunque se lleven consigo muchos niños chiquitos que ya no sirven para ejercer presión a través de los medios para lograr una entrada a otro país que ya no quiere ni un solo Centroamericano más entrando de esa manera.

Esta es la fotografía de una hondureña indocumentada, hoy en la indigencia, durmiendo a la intemperie en Ciudad Juárez sobre el suelo con su hijo chiquito que no le sirvió de nada como "pasaporte" para obtener su ingreso a los Estados Unidos, sin tener ningún lugar a donde ir para pedir refugio o comida al estar todos los albergues para migrantes completamente saturados con marejadas humanas de gente que no se esperaba en la frontera de México con USA, olvidada por completo por sus compatriotas en Honduras a los cuales no parece interesarles o preocuparles mucho lo que les ocurra a sus paisanos que languidecen tan lejos de Honduras con todo y su sueño americano que ya no es tal:



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