En este día, por fin ha llegado a la región en donde vivo el famoso “apagón analógico”, que no es más que el hecho de que por decreto del César todas las estaciones de las televisoras dejarán de transmitir al aire sus programas en formato analógico, y tendrán que transmitirlos en formato digital so pena de incurrir en “fuertes multas y riesgo de cancelación de la licencia para operar”.
Erróneamente, muchos suponen que el cambio de formato de analógico a digital tiene que ver con el ocaso de los televisores fabricados con la vieja y voluminosa tecnología de los tubos de rayos catódicos CRT (Cathode Ray Tube), que terminan siendo desplazados por pantallas planas que usan tecnología de los diodos emisores de luz LED (light emitting diodes). Varios televisores de pantallas planas ya eran comercializados desde antes de que hicieran su aparición las primeras estaciones transmisoras de señales de televisión digital, y esos televisores de pantallas planas estaban diseñados para recibir señales analógicas (irónicamente, algunos de ellos eran incapaces de procesar señales digitales). Lo que permitió la transición de la señal analógica a la señal digital fue la microminiaturización de los circuitos electrónicos. El televisor de pantalla plana capaz de procesar señales digitales tiene en su interior el equivalente de una computadora. Su electrónica interna está basada en lo que se conoce como un procesador digital de señales DSP (Digital Signal Processor). La señal digital enviada por una transmisora está basada en la transmisión de un torrente de “unos” y “ceros” (sin entrar en mayores detalles, podemos equiparar un “uno” como la presencia de un voltaje como 3 microvolts, mientras que un “cero” es la ausencia de todo voltaje). Ese torrente de unos y ceros sigue una cierta secuenciación fija en la cual está codificada la información que está siendo enviada. En la estación transmisora, las imágenes y los sonidos son desmenuzados y convertidos a una serie de “placas de datos digitales” (en el caso de las imágenes) y “torrente sencillo de datos binarios” (en el caso de los sonidos). Cuando este tipo de información digital llega a un televisor digital, las imágenes y los sonidos originales tienen que ser reconstruídos usando para ello los sofisticados circuitos de cómputo digital situados dentro de la electrónica del televisor.
En contraste, un televisor analógico clásico no tiene ni siquiera un solo circuito digital en su electrónica interna de procesamiento de la señal que recibe; la misma señal que recibe ni siquiera es digital sino que es puramente analógica y no puede ser descrita con algún patrón digital de “unos” y “ceros”. Los últimos televisores analógicos en ser construídos usaban ciertamente circuitos de microelectrónica, pero se trataba de una microelectrónica analógica, no digital.
Para poder facilitar la transición de la televisión analógica a la señal digital, los primeros televisores digitales fueron fabricados con ambos tipos de circuitos, lo cual posibilitó que estos televisores pudieran recibir no solo señales de televisión digital sino también señales de televisión analógica. Ahora que las estaciones transmisoras de señales de televisión analógica están siendo desfasadas y eliminadas por completo, no será ya necesario que los televisores de pantalla plana puedan procesar señales analógicas, se les puede remover por completo esa capacidad dual para así disminuír el costo de los aparatos, aunque en realidad la disminución en precio es tan módica que es posible seguir fabricando televisores con capacidad de recepción dual analógica-digital por unos cuantos dólares más por unidad, por si acaso (hay países tercermundistas a los que no les será posible hacer la transición hacia la señal digital por lo menos en una década adicional).
Quizá uno de los yerros y malentendidos más colosales y costosos que pueda haber en esta transición analógica-digital que se está llevando a cabo radica en la creencia de que los viejos televisores analógicos, por ser incapaces de poder procesar la señal de televisión digital, tienen que ser tirados a la basura generando con ello un desperdicio enorme y un daño ambiental irreversible. En muchos casos, se trata de aparatos en buenas condiciones que no han tenido ninguna falla electrónica y cuyo precio original de adquisición fue elevado (como en el caso de televisores analógicos con pantallas CRT de 25 pulgadas). Este malentendido fue fomentado por el mismo gobierno de México que dió inicio a un programa de repartición de televisores digitales de pantalla plana a personas de bajos recursos económicos que no tienen dinero para la adquisición de televisores digitales y las cuales estaban en riesgo de quedar “desconectadas” al llevarse a cabo la clausura total de las estaciones transmisoras de señales analógicas.
Resulta que tirar a la basura el viejo televisor analógico de la casa y proveerse de un televisor digital de pantalla plana no es la única manera de poder seguir recibiendo señales de televisión. Hay otra manera mucho más económica, la cual consiste en adquirir un convertidor DTV (el cual tiene un costo de unos 400 ó 500 pesos, alrededor de 40 dólares).
El convertidor de señal digital a señal analógica es, simplemente expuesto, un sintonizador de canales digitales que puede recibir del aire una señal de televisión transmitida en formato digital, y convertirla a una señal analógica (de allí su nombre), la cual es a su vez suministrada a un televisor analógico “viejito” a través de los tornillos en donde estaba conectada la antena del televisor analógico.
La siguiente fotografía reproduce la imagen de una caja convertidora DTV Digital Stream DTX9950 fabricada por NHENS Digital Inc.:
Puesto que en una situación así se tiene una señal ya convertida a analógica (por la acción del convertidor) entrando en un televisor analógico, los programas de la televisión digital se deben poder seguir viendo en el televisor analógico (las imágenes digitales en alta definición HD no se podrán ver con la elevada definición y calidad con que se pueden ver en un televisor digital de alta definición HD, pero de cualquier modo se podrán seguir viendo con la calidad de imagen usual en los televisores analógicos).
De este modo, sin necesidad de tener que deshacerse del viejo televisor analógico que posiblemente todavía sirve y cuyo control remoto todavía sirve (inclusive aunque el control remoto del televisor analógico ya no sirva por exceso de uso, todavía se pueden adquirir controles remoto universales), todo lo que hay que hacer para poder seguir viendo la señal ahora digital transmitida por las televisoras en el nuevo formato digital es:
- Adquirir un convertidor digital-analógico.
- Desconectar la antena de las terminales de antena del viejo televisor analógico (la cual puede ser una antena del tipo “orejas de conejo” o una antena aérea montada en la azotea de la vivienda que ya está apuntando hacia las estaciones favoritas).
- Conectar la salida del convertidor analógico-digital a la entrada de las terminales de antena del viejo televisor analógico, usando para ello el cable proporcionado por el fabricante del convertidor y el cual llega incluído junto con el aparato.
- Conectar a la entrada del convertidor digital-analógico las terminales de la antena que antes estaban conectadas al viejo televisor analógico, de modo tal que la antena estará conectada ahora al convertidor y no al viejo televisor.
Esquemáticamente, la conexión de la antena aérea al convertidor y del convertidor a la entrada del televisor analógico se puede visualizar de la siguiente manera:
Casi por lo general la mayoría de los convertidores traen incluído un manual con dibujos que facilitan el proceso que se ha descrito arriba. Además del manual, la mayoría de los convertidores traen incluído un control remoto que se puede usar para reemplazar el control remoto que se usaba con el televisor viejo. El único uso que se le podrá dar al control remoto viejo que era parte del televisor analógico será para sintonizar el televisor viejo a un canal de televisión convencional único (generalmente el canal 3 del televisor viejo aunque también se puede seleccionar el canal 4), que deberá ser el mismo canal de televisión al cual se ajusta el convertidor con un switch situado usualmente en la parte trasera del convertidor.
Para que pueda funcionar el control remoto del convertidor al sintonizar el aparato de un canal de televisión digital a otro, es necesario no solo que el control remoto del convertidor esté “apuntando” directamente hacia el convertidor, el convertidor también tiene que estar posicionado de modo tal que su “cara frontal” (no su cara trasera en la cual generalmente se encuentran los varios conectores de entrada y salida) apunte hacia el lugar en donde se sostiene el control remoto del convertidor
Así pues, existe una solución económica y sencilla con la cual se puede seguir usando el televisor analógico “viejito” para poder ver canales de televisión que transmiten programas en formato digital.
De hecho, años antes de que en México se empezara a implementar el “apagón analógico”, en Estados Unidos el gobierno también distribuyó cupones de canje (dos cupones por familia) para la compra de convertidores en las tiendas comerciales, para que así quienes no tuvieran televisores digitales de pantalla plana pudieran seguir viendo como siempre sus canales de televisión ahora transmitidos en formato digital. De este modo, es importante resaltar que a diferencia de lo que ocurrió en México en donde a la gente de escasos recursos se les proporcionó gratuitamente un televisor digital de pantalla plana, en Estados Unidos a cada familia ubicada en un domicilio físico fijo se le proporcionaron en forma gratuita dos cupones de canje para la adquisición de dos convertidores como el que se acaba de describir arriba. Y puesto que el costo de proporcionar un convertidor (o un cupón de canje para un convertidor) es considerablemente más bajo que el costo de proporcionar un televisor digital de pantalla plana, aún en un período de recesión económica el gobierno norteamericano se pudo dar el lujo de regalar no uno sino dos convertidores en cada domicilio fijo (los convertidores tenían que ser del precio establecido con un tope máximo de 50 dólares y no de un precio mayor), solución que resultó tan buena como la solución alterna de proporcionar un televisor de pantalla plana a cada familia. Solución que además también resultó ser mucho más ecológica al permitir el reciclaje de televisores analógicos “viejitos” evitando que fueran a dar innecesariamente (con todos sus materiales contaminantes como cadmio y plomo) al tiradero público.
Es posible que entre los lectores de esta bitácora haya algunos que se estarán rascando la cabeza preguntándose a sí mismos: ¿por qué, si es mucho más económico y ciertamente mucho más ecológico repartir entre la población en general convertidores digitales-analógicos en vez de televisores digitales de pantalla plana, en México se han estado repartiendo televisores digitales de pantalla plana en vez de repartirse conversores? Bueno, esta resulta ser una muy buena pregunta. Que en el caso de México simple y sencillamente no tiene respuesta. En verdad, ¿por qué? Considerando los altos niveles de corrupción que prevalecen en todos los estratos del gobierno de México, corrupción que es el fruto directo de la impunidad y la no-aplicación de las leyes (como en el caso de los gangsteriles líderes sindicales de pseudo-maestros de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación de Oaxaca que se han estado haciendo millonarios con los dineros que les dá el gobierno a cambio de que no hagan más protestas y desmanes de los que ya están haciendo), se puede sospechar, considerando los enormes volúmenes de aparatos que están siendo repartidos entre la población y la ganancia potencial obtenida por los proveedores del gobierno federal, que hay una sobrefacturación con la cual entre proveedores y funcionarios gubernamentales pillos se han estado haciendo multimillonarios a la vista del mundo entero. ¿O puede haber otra explicación? El esquema trabaja de la siguiente manera: (1) se explora en los mercados asiáticos la disponibilidad de modelos de televisores de pantalla plana de lo más barato que se pueda encontrar en el mercado y de la más baja calidad posible, que no tengan garantía alguna en caso de mal funcionamiento, con un costo unitario de unos 60 dólares por televisor, (2) un intermediario corrupto se pone de acuerdo con un funcionario corrupto (o varios funcionarios corruptos) para adquirir el primero una gran cantidad de televisores baratos de pantalla plana que aunque son comprados en Asia a un precio de 60 dólares cada televisor le son facturados al gobierno federal de México a razón de un precio inflado de unos 140 dólares por unidad, con lo cual la ganancia obtenida sobre cada aparato sin agregarle valor alguno es de 140 dólares menos 60 dólares, o sea unos 80 dólares, (4) de la ganancia obtenida, el intermediario corrupto va a “mitad y mitad” con el funcionario corrupto, o sea 40 dólares por aparato van para el intermediario corrupto y los otros 40 dólares son pagados en efectivo “por debajo de la mesa” al funcionario corrupto sin dejar rastro de la transacción por hacerse estas operaciones en efectivo, generalmente en maletines repletos de billetes de alta denominación. Y como estamos hablando no de cinco o diez aparatos sino de cientos de miles de aparatos, el lector puede echar cuentas para darse una idea de lo que salen ganando los pillos. Así de simple. ¿Alguna duda? Se aclara que aunque hemos utilizado el caso de televisores de pantallas planas para este trastupije, el mismo esquema se presta a ser usado en el caso de que se trate de convertidores en lugar de televisores digitales, aunque las ganancias ilegales potenciales serán considerablemente menores tanto para el intermediario corrupto como para el funcionario corrupto.
Hay, desde luego, una forma de mandar abajo el anterior esquema de enriquecimiento ilícito. Consiste en NO entregar cada televisor directamente a cada familia beneficiada sino darle cupones de canje para ser utilizados en las tiendas comerciales para la adquisición de televisores digitales. Esto fue precisamente lo que hizo el gobierno de Estados Unidos. Como los que reciben los cupones de canje no están limitados a cierta tienda o cadena comercial ni están limitados a cierto modelo de televisor, ningún intermediario puede ejercer monopolio alguno sobre este tipo de transacciones, y al no poder obtener ganancias ilícitas por el monopolio de la compra-venta los funcionarios corruptos tampoco pueden obtener las ganancias ilícitas que les quiera compartir el intermediario corrupto, con lo cual se viene abajo el esquema de enriquecimiento ilícito. Pero en México, como a todos consta, no se optó por el mecanismo de repartición de cupones de canje, sino que se optó por el mecanismo de entrega directa de los aparatos, lo cual se presta a las mil maravillas al esquema de enriquecimiento ilícito. Existen desde luego procesos de licitación para las adquisiciones multimillonarias que realiza el gobierno mediante los cuales supuestamente se reducen las probabilidades de que sea seleccionado entre varios proveedores un proveedor intermediario que se haya puesto previamente de acuerdo con un funcionario corrupto, aunque hay mil maneras (bueno, de hecho hay mil y un maneras, pero esto ya es otra historia) en las cuales se puede maniobrar un procedimiento de licitación para que el contrato vaya a cierto intermediario o a ciertos intermediarios con los cuales ya se ha puesto de acuerdo previamente el funcionario corrupto. Y todavía hasta la fecha no hay quienes cuestionen desde los foros del Congreso de la Unión o desde las cámaras empresariales las maniobras en que han estado incurriendo varios funcionarios clave en el proceso de digitalización de México. Será porque diariamente se repiten como si fuese una oración: “calladitos nos vemos más bonitos”.
Otra ventaja aún no aquilatada del gran valor potencial de los convertidores digitales-analógicos es el potencial que ofrecen para poder grabar programas y señales de televisión tomadas del aire en cintas de “cassette” VHS (tras la conversión a formato analógico), y estos programas y señales pueden ser procesados posteriormente en cualquier computadora (equipada con el software requerido) para transferir los materiales a un disco CD/DVD. Como muchos ya deben saberlo ahora, no es posible grabar señales de TV digital en grabadoras VHS, ya que las grabadoras VHS solo pueden grabar señales analógicas. Sin embargo, en virtud de que los convertidores pueden suministrar una señal analógica (después de haber sido convertida de su formato digital original), esta señal analógica puede ser alimentada directamente a cualquier grabadora VHS usando un par de cables conectores convencionales audio/video; tras lo cual puede ser transferida a una computadora capaz de “quemar” la información en un disco CD/DVD. Esto, desde luego, es una puerta en grande para actividades relacionadas con la piratería (al permitir grabar, por ejemplo, películas de Disney cuando son transmitidas por televisión en alguno de los canales digitales como el de TV Azteca). Pero podemos suponer que el ponerle candados a la piratería NO fue la razón del por qué el gobierno de México repartió televisores de pantalla plana en vez de repartir convertidores, si tal fuera el caso entonces el gobierno norteamericano tampoco habría repartido convertidores y habría hecho lo mismo que el gobierno mexicano, o sea repartir televisores de pantalla plana. Conclusión: el apagón analógico, en una más de las maravillosas contradicciones que ocurren en México, lejos de ser un apagón ha de haber sido una verdadera iluminación a los bolsillos de algunos intermediarios proveedores del gobierno federal y funcionarios corruptos que ahora se han de estar carcajeando a lo grande. En formato digital, desde luego. Y además en alta definición HD. Los efectos 3D son opcionales.
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