miércoles, 15 de julio de 2015

OROPEZA.6



Posiblemente uno de los columnistas de mayor prestigio en la historia del estado de Chihuahua lo fue el Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras, un valeroso luchador social que en los tiempos difíciles del autoritarismo en los que no se tenía la apertura política que hoy se tiene para disentir no se dejó intimidar y decía sin tapujos lo que pensaba y lo que sentía. Muchos amigos y conocidos suyos estaban convencidos de que el hombre estaba destinado para cosas grandes en la política nacional. Y tal vez ello hubiera ocurrido, de no ser porque el formidable editorialista que hasta el último día de su vida colaboró en el periódico DIARIO DE JUAREZ fue fué encontrado brutalmente asesinado dentro de su consultorio un 3 de Julio de 1991. Dada la trayectoria de las denuncias que el Doctor Oropeza acostumbraba hacer en sus editoriales “A Mi Manera”, una enorme indignación brotó entre la población presionando a las autoridades por la resolución del caso, cayera quien cayera, fuese quien fuese. Desde un principio, el robo quedó completamente descartado como el móvil del crimen, en virtud de que nada de lo que tenía el Doctor Oropeza dentro de su consultorio había sido substraído por sus atacantes, ni siquiera su portafolio personal en el cual portaba documentos y valores. Y puesto que todos los testimonios recabados de los testigos disponibles en aquél entonces indicaban que los que llevaron a cabo el asesinato habían sido tres o cuatro personas y no una persona actuando sola, quedaba bastante claro que se trataba de una ejecución, muy posiblemente motivada por las denuncias que el Doctor Oropeza llevaba a cabo en sus artículos en contra de la corrupción imperante por el entonces sistema unipartidista en México. A petición del entonces Gobernador Fernando Baeza Meléndez, en forma atropellada y sin planeación alguna la Procuraduría General de la República despachó un equipo de investigadores directamente desde la Ciudad de México para tomar en sus manos las indagatorias del caso. Poco tiempo después, fueron arrestados dos jóvenes dándose por cerrado el caso. Sin embargo, la forma en la cual se le había dado una salida al asunto sólo aumentó la indignación y la ira popular, en medio de una nueva ola de dudas agobiantes que arrojaban fuertes sospechas sobre la forma en la cual había sido manejado el caso por las autoridades. En efecto, al momento de darse por cerrado el caso, los únicos móviles posibles que se habían presentado como causales del crimen parecían más bien destinados a enlodar la imagen del articulista, ya que se citaba un presunto homosexualismo (el Doctor Oropeza siempre había sido conocido en la comunidad en que vivía como un heterosexual, y lo había seguido siendo hasta el momento de su muerte, estando casado con una profesionista ampliamente conocida también en la comunidad quien hubiera sido la primera en darse cuenta de tales tendencias en su marido si realmente las hubiera tenido), agiotismo (jamás comprobado), y suministro y venta de drogas psicotrópicas aprovechando su profesión de médico (la medicina homeopática, especialidad que practicaba en vida el Doctor Oropeza, no maneja medicamentos controlados como Valium, Tafil o Lexotán, ni había tales medicamentos en el dispensario médico que el Doctor Oropeza tenía en su consultorio). Se cerraba también la investigación del caso sin autores intelectuales, señalándose únicamente autores materiales, cuando todo indicaba que se trataba de una ejecución planificada y que al Doctor Oropeza se le había tendido una emboscada. A petición de ambos hijos del Doctor Víctor Manuel Oropeza, apoyados por varios grupos derechohumanistas nacionales e internacionales, el entonces Presidente de la recién creada Comisión Nacional de Derechos Humanos Doctor Jorge Carpizo McGregor intervino directamente tomando el asunto en sus manos. Esta intervención de la CNDH trajo como consecuencia una recomendación, la Recomendación 13/92, que pedía la liberación y la exoneración inmediata de los presuntos autores materiales del crimen y el desvanecimiento de todas las pruebas acumuladas en los expedientes en aquél entonces. Tras ésto, el crimen quedaba de nuevo impune, sin responsable alguno purgando condena o castigo por su participación en el asesinato del Doctor Oropeza. El asesinato del Doctor Oropeza fué tan sólo el preludio de una racha inagotable de incapacidad de parte de las autoridades en el esclarecimiento de los muchos crímenes que habrían de sobrevenir, entre ellos los crímenes de cientos de mujeres asesinadas que tan mala fama le dieron a Ciudad Juárez a nivel mundial como un paraíso de la impunidad, y las ejecuciones por ajustes de cuentas y control de rutas de tránsito de drogas ilegales por la frontera hacia los E.E.U.U. Y el crimen del Doctor Oropeza hubiera quedado allí, atascado para siempre en un callejón sin salida, como muchos crímenes que se cometen en México. De no ser por el hecho de que con el paso del tiempo se empezaron a acumular evidencias que apuntaban directamente hacia la resolución del caso, evidencias que dejaban abiertas varias rutas nuevas que no habían sido consideradas antes ni siquiera por las mismas autoridades. En una carrera contra el tiempo, justo cuando la fuerza del Estado estaba empezando a descargarse en contra de la Viuda y el hermano de ella a petición expresa de una Comisión Nacional designada oficialmente como defensora de los derechos humanos, nuevas evidencias se fueron conjuntando que exoneraban completamente a la Viuda y a su hermano liberándolos de toda sospecha como presuntos autores intelectuales, evidencias que podían ayudarlos a enfrentar la embestida oficial de la que estaban comenzando a ser objeto. Las primeras evidencias fueron resguardadas en un diskette en un archivo titulado OROPEZA.WP, en donde la extensión puesta al nombre del archivo indica que se trataba de un documento que podía ser leído en una computadora personal bajo el procesador de palabras Word Perfect. Para impedir que los presuntos sospechosos pudieran tener acceso al documento, el documento fué sellado con candado electrónico, y sólo aquellas personas que conocían la contraseña podían lograr acceso al documento. Conforme se fueron ampliando las evidencias, el documento creció hasta ser puesto en una nueva segunda versión, la versión OROPEZA.2. Pasado cierto tiempo, el documento estaba en su tercera versión, de la cual se liberó una copia a las autoridades y a amigos cercanos del Doctor Oropeza que debían ser enterados de los hechos, con la esperanza de que la liberación confidencial de dicho documento propiciase una indagatoria firme tras el cambio de gobierno del entonces Gobernador Fernando Baeza al nuevo Gobernador de oposición Francisco Barrio Terrazas que ocurrió en 1992.

A la vez que oficialmente el caso seguía estancado sin que aparentemente nadie dentro del gobierno hiciera absolutamente nada, la calidad y la cantidad de evidencias y elementos de investigación que estaban siendo recabados iba en aumento, llevándose a cabo en la mayor de las confidencialidades una indagatoria continua y a fondo como se debió de haber efectuado desde un principio, sin presiones de ninguna índole. El resultado final, en su sexta versión, culminó con el documento OROPEZA.6 (Oropeza Seis), resultado de una labor que, en base a las enormes dificultades enfrentadas y la extraordinaria complejidad del caso Oropeza representa quizá una de las investigaciones más profundas llevadas a cabo en la historia contemporánea de nuestro país sin ninguna ayuda oficial sobre el asesinato de un periodista, una investigación que se tuvo que extender a dos países dándole al caso un alcance internacional. La investigación marcó un hito en la historia del periodismo investigativo del país en el sentido de que se hizo uso masivo de testimonios y hechos del dominio público documentados a través de los mismos medios de comunicación. La información siempre estuvo allí, esperando a que alguien la recogiera. Y fué recogida.

El documento OROPEZA.6 estaba dirigido hacia la búsqueda e identificación, en forma independiente de las investigaciones oficiales que se deberían de haber llevado a cabo, tanto de los autores materiales del crimen así como los presuntos autores intelectuales, y empezaba de inmediato presentando las evidencias y elementos de investigación pertinentes al caso. Es necesario recalcar la palabra “inmediatos”, porque existen razones fundamentadas para suponer que éstos autores intelectuales inmediatos no actuaron sólos, y de hecho fueron usados por gente más importante que ellos. Esto último necesariamente eleva el crimen del Doctor Oropeza a la categoría de un asesinato político de alto nivel, algo que siempre se había sospechado desde un principio pero que no había podido ser confirmado. Mucho después de que fuera elaborado el documento OROPEZA hasta llegar a su versión final OROPEZA.6, se fué compactando otro documento mucho más confidencial también protegido con clave de acceso, titulado IPCRESS (en alusión a la conocida película que trata sobre un libro confidencial secreto), documento que recopiló ciertos hechos y circunstancias extraordinariamente anómalas que ponían en fuerte tela de duda la actuación de conocidos funcionarios públicos, todo lo cual era relevante al caso del asesinato del Doctor Oropeza. Y a diferencia del documento OROPEZA.6, del cual se había liberado material suficiente para que la nueva administración del Gobernador entrante de oposición Francisco Barrio Terrazas abriera una nueva investigación (de hecho, puesto que la investigación ya se había llevado a cabo y estaba plenamente documentada en el documento OROPEZA.6, la labor de las autoridades más que una investigación era una labor de corroboración oficial de los datos y hechos asentados en OROPEZA.6), del documento IPCRESS jamás se liberó copia alguna ni a funcionarios de la administración de Fernando Baeza ni a funcionarios de la administración de Francisco Barrio Terrazas, ignorando por lo tanto éstos y sus allegados todo lo que se estaba documentando en torno al posible móvil político del asesinato del Doctor Oropeza. Es ya un hecho público la intervención de la Sociedad Interamericana de Prensa con sede en Miami para presionar por el pleno esclarecimiento del caso, la cual llevó a cabo su propia investigación del asesinato del Doctor Oropeza llegando a sus propias conclusiones, quedando convencida (y sigue convencida hasta la fecha) de que se ha llevado a cabo un encubrimiento de parte de conocidas autoridades para dejar el crimen impune, un encubrimiento que ahora sabemos necesariamente escala hasta llegar a las más altas esferas del Gobierno de México.

Para poder entender el desarrollo investigativo del caso Oropeza, es necesario leer primero todas las evidencias contenidas dentro del documento OROPEZA.6, tras lo cual se puede proceder a leer a continuación el documento IPCRESS. Sólo así se pueden entender varias de las referencias a las que hace mención IPCRESS. Ambos documentos hacen alusión tanto a archivos fotográficos como a archivos fonográficos que suelen ser suministrados por separado como complemento del documento, los cuales deben ser consultados o escuchados uno por uno conforme van siendo citados para poder entender exactamente qué es lo que está siendo referenciado, los cuales contienen pruebas y evidencias visuales o testimonios de viva voz que asientan lo que en los documentos de texto se consigna, y todo está basado en información fidedigna. El resto forma parte del dominio público que puede ser verificado por cualquiera que tenga los ánimos de hacerlo.

¿Y cómo se originó el documento OROPEZA.6?

Ante la apatía mostrada por las autoridades para esclarecer el caso en forma satisfactoria, se conformó en la más absoluta confidencialidad un grupo selecto de periodistas que emprendería por cuenta propia sus investigaciones del caso consultando todos los documentos que pudieran ser consultados, repasando todos los archivos en las hemerotecas en los cuales pudiera encontrarse material relevante al caso, y cotejando todo lo que pudiera ser cotejado, puesto todo bajo una lupa inquisitiva de la cual nada era dejado a la casualidad. La conformación de este grupo es algo que carece de precedentes en los anales del periodismo investigativo y la criminalística. Posiblemente no se vuelva a dar algo similar en el futuro en México.

Como resultado de las primeras investigaciones llevadas a cabo, dicho grupo produjo un documento electrónico archivado bajo el nombre OROPEZA en un formato compatible con el procesador de palabras WordPerfect 5.1 para DOS que era lo que se utilizaba en aquél entonces antes del advenimiento de Microsoft Word y antes del advenimiento del sistema operativo Windows. Para impedir que gente que pudiera estar interesada en obstruír los avances que se estaban logrando, el documento fue encriptado bajo una clave secreta, de manera que fuera imposible acceder al documento a quien no tuviera acceso privilegiado al mismo, volviendo extremadamente difícil o más bien imposible que los autores materiales e intelectuales del crimen pudieran tener acceso a las evidencias contenidas en el documento. Tiempo después, el grupo consideró que se habían recabado suficientes evidencias y elementos de investigación para agregarlas a las que ya se tenían, decidiendo poner todo bajo un nuevo nombre de archivo, el documento OROPEZA.2. Tras esto, el grupo produjo sucesivamente el documento OROPEZA.3, el documento OROPEZA.4 y el documento OROPEZA.5 al ir creciendo las evidencias y elementos de investigación. Cuando el grupo anónimo de periodistas lo consideró prudente, a través de un intermediario le hizo llegar al hermano de la Viuda del Doctor Oropeza el documento OROPEZA.5 con la recomendación de usar el conjunto de evidencias recabadas, sin divulgarlas al público ni a la prensa, para llevarlas a la Sub-Procuraduría de Justicia Zona Norte y presionar con dichas evidencias para la resolución del crimen (el hermano de la Viuda del Doctor Oropeza jamás ha conocido las identidades de los miembros del grupo, y el intermediario usado por el grupo para comunicarse con él era un reportero que ya falleció). Cabe agregar que el hermano de la Viuda también a través del intermediario le estuvo haciendo llegar información al grupo que pudiera ser relevante para el caso Oropeza. Así pues, equipado con los nuevos materiales que le fueron dados, el hermano de la Viuda del Doctor Oropeza entregó el lunes primero de febrero de 1993 a la Sub-Procuraduría de Justicia Zona Norte dos discos de computadora conteniendo cada uno de ellos el entonces documento OROPEZA.5, el cual contaba ya con más de 70 evidencias y elementos de investigación, las cuales serían ampliadas posteriormente a más de 120 evidencias y elementos de investigación con el documento OROPEZA.6.

Las primeras investigaciones llevadas a cabo por el grupo de periodistas investigadores se centraron inicialmente en torno al posible móvil familiar, y el grupo llegó a la conclusión de que en el seno familiar del Doctor Oropeza había por lo menos un familiar cercano al Doctor Oropeza que pudo haber actuado como caballo de Troya, un individuo de nombre José Manuel Oropeza Navarro, sobrino consanguíneo del Doctor Oropeza que jamás fue investigado ni entrevistado por ninguno de los “investigadores” enviados personalmente por el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Doctor Jorge Carpizo, y el nombre de José Manuel Oropeza Navarro ni siquiera aparece en ninguna de las páginas de la “recomendación final e inapelable” emitida por la CNDH en torno al caso.

Con la gran cantidad de evidencias que estaban siendo recabadas y entregadas a la Procuraduría de Justicia, debería haber sido un hecho la reapertura inmediata del caso para proceder cuanto antes en contra de los culpables, si el crimen del Doctor Oropeza hubiera sido un asunto familiar. Pero tal cosa no ocurrió. Por el contrario, entre más evidencias se recababan, la inercia oficial iba en aumento, hasta que quedó bastante claro que la consigna era congelarlo todo, por lo menos hasta que el caso quedara cerrado al prescribir la acción legal para llevar a todos los culpables ante la Justicia.

Adjudicando una buena cantidad de recursos para la investigación del crimen del Doctor Víctor Manuel Oropeza, la Sociedad Interamericana de Prensa con sede en los Estados Unidos de Norteamérica envió directamente a Ciudad Juárez al reportero investigativo Norman Navarro para llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre el asesinato del Doctor Oropeza, recabando todos los datos que pudiese recabar, junto con todas las hipótesis del crimen que pudiese recabar, para sacar todas las conclusiones a las que se pudiera llegar sobre el caso. Y al final, el enviado especial Norman Navarro se sumó a la lista de quienes han terminado convencidos de que en torno al caso Oropeza se estuvo llevando a cabo desde las mismas instancias oficiales una labor extensa de encubrimiento. Lo mismo opinan otros miembros de la misma Sociedad Interamericana de Prensa que han tenido acceso a los detalles del caso.

Un actor que fue clave para desbaratar los avances que habían logrado las autoridades locales para la resolución del caso fue la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, bajo la vigilancia y mano férrea de su primer presidente Jorge Carpizo McGregor el cual debía su puesto al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari bajo el cual México estuvo padeciendo por seis años lo que hoy se conoce como el salinato.

Desde un principio, la nefasta intervención de la CNDH en torno al caso Oropeza tuvo varios objetivos bastante específicos:
  1. Desbaratar en su totalidad cualquier avance que pudieran haber logrado las autoridades locales en el esclarecimiento del caso del asesinato del Doctor Oropeza.
  2. Exonerar incondicionalmente a los presuntos autores materiales del crimen ordenando la liberación inmediata de los mismos pese a cualquier evidencia que pudiera haber en contra de ellos.
  3. Intimidar y silenciar totalmente usando para ello la amenaza del uso de la fuerza del Estado precisamente a la persona que con mayor energía pedía el esclarecimiento del crimen, la Viuda del Doctor Oropeza, pidiendo por principio de cuentas la apertura de una investigación oficial en contra de ella como principal sospechosa en la autoría intelectual del crimen, esto con la finalidad de destruír su reputación pública y acallar sus demandas en el esclarecimiento del crimen.
De este modo, en acatamiento a las órdenes emitidas por el presidente de la CNDH, casi todo lo anterior se cumplió a cabalidad en los seis años en los que el panista Francisco Barrio Terrazas estuvo gobernando al estado de Chihuahua. El tercer objetivo no se pudo cumplir a cabalidad porque la Viuda del Doctor Oropeza no se dejó ser acallada por el Estado, y en una época en la cual la Viuda estuvo prácticamente sola porque nadie quería enfrentarse junto con ella ante una maquinaria gubernamental terrible que en los tiempos del autoritarismo y del partido único podía avasallar y aplastar a cualquiera, la Viuda persistió aunque infructuosamente en sus demandas del esclarecimiento del crimen.

Desde el momento en el que la Comisión Nacional de Derechos Humanos con sede en la Ciudad de México emitió su veredicto en torno al caso Oropeza con su Recomendación 13/92, se dá por hecho que el Doctor Jorge Carpizo ya había ordenado la construcción de una trama para exhibir ante la opinión pública a la Viuda del Doctor Oropeza y al hermano de ella como los principales sospechos de la autoría intelectual del crimen, esto con la finalidad de remover del camino precisamente a quienes estaban luchando por el esclarecimiento del crimen, movilizándose a toda la maquinaria oficial gubernamental en contra de ellos. En efecto, podemos leer en la cuarta página del Boletín de Prensa 009/92 emitido el 10 de Febrero de 1992 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos lo siguiente:
“Debe investigarse a la Viuda y a su hermano:
a) Dados los nexos de su hermano con la Policía Judicial del Estado”
La investigación pedida por la CNDH en contra de la Viuda del Doctor Oropeza y el hermano de ella era bajo la presunción (inventada) de que ambos eran los autores intelectuales del crimen con el hermano de la Viuda procurando ayuda a través de sus supuestos “nexos” con policías judiciales corruptos para la contratación de sicarios . La misma mentira se repite en el inciso 31 en la página 58 de la Recomendación 13/92 emitida el 7 de Febrero de 1992 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en torno al caso Oropeza, en donde podemos leer que el hermano de la Viuda del doctor Oropeza “al parecer tenía amigos y conocidos dentro de la Policía Judicial del Estado y de la Policía Judicial Federal” (una mentira comprobable). De este modo, la acometida en contra de ambos tenía que ser llevada a cabo partiendo de este “tip” dado por la CNDH.

El problema que enfrentó el encubridor número uno del crimen, Jorge Carpizo McGregor flamante presidente de la CNDH, partícipe en lo que sin lugar a dudas fue un complot de principio a fin, es que ya para cuando la Procuraduría de Chihuahua se preparaba para convertir a la Viuda del Doctor Oropeza y al hermano de ella en chivos expiatorios en acatamiento de la Recomendación 13/92 de la CNDH, estaba terminado ya el documento OROPEZA.3 y este documento había sido entregado a la Sub-Procuraduría de Justicia Zona Norte. Esta acción, que los presuntos encubridores del crimen no esperaban, bastó para descarrilar la locomotora que había sido puesta en marcha en contra de la Viuda del Doctor Oropeza y del hermano de ella. El hermano de la Viuda ya había advertido a las autoridades que había más evidencias en camino además de las que ya habían sido entregadas a la Procuraduría (y sí las había, pero muchas de ellas estaban puestas en otro documento que documentaba el posible trasfondo político del asesinato y de lo cual se hablará en otra entrada con mayor detalle), pero aclarando que tales evidencias solo les serían entregadas hasta en tanto no se giraran las primeras órdenes de aprehensión en contra de ciertas personas en base a delitos documentados y comprobables tales como falsedad de declaraciones, destrucción deliberada de evidencias, encubrimiento, y adulteración y destrucción intencional de la escena del crimen. Ignorando por un lado qué evidencias pudieran tener en sus manos, y por el otro considerando que en las altas esferas del poder en México la resolución del caso Oropeza hasta sus últimas consecuencias era algo que estaba fuera de consideración y no podía ser tolerado ni permitido bajo ninguna circunstancia, lo más a lo que se pudo llegar fue el congelamiento total del expediente dejando el caso impune.

No hay espacio suficiente en este trabajo para reproducir las más de 120 evidencias y elementos de investigación recabados en torno al Caso Oropeza que obran en el documento OROPEZA.6, ello posiblemente requiere de algo tan extenso como un libro; pero sí es posible reproducir algunas de dichas evidencias. Para tener una perspectiva más precisa, a continuación se detallará primero una reconstrucción de los hechos que ocurrieron el día en el que se cometió el asesinato (esto es lo primero que encontramos en el documento OROPEZA.6):


Listado cronológico de los acontecimientos
Después de un largo viaje en carro de casi una semana de duración que los había llevado por la Unión Americana pasando por la ciudad de San Antonio, Texas, y continuando por México hasta pasar por Guanajuato en donde el Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras llevaría a cabo una entrevista a Vicente Fox Quesada (quien nueve años después se convertiría en el primer Presidente de la República en la historia del México contemporáneo surgido de un partido de oposición), el Doctor Víctor Manuel Oropeza y su segunda esposa Patricia Martínez de Oropeza (habiendo quedado viudo de su primer esposa) continuaron hasta llegar la noche del Viernes 28 de Junio de 1991 a la ciudad de Puerto Vallarta en un carro Chrysler Dart K que le sería entregado al hermano de la esposa de nombre Agustín quien vivía y trabajaba en dicha ciudad.

La mañana del Lunes Primero de Julio, después de haber permanecido todos ésos días en Puerto Vallarta con su esposa, el Doctor Oropeza se comunicó al teléfono 12-71-11 con su hijo José Alejandro (producto de su matrimonio con su primera esposa) informándole que él y su esposa regresarían a Ciudad Juárez el siguiente Martes 2 de Julio en el vuelo por la noche. Por su parte, su esposa habló al teléfono 17-46-45 con Angélica Aragonés, la trabajadora doméstica, preguntándole cómo estaba todo por la casa, y avisándole que estarían de regreso al día siguiente por la noche. Esa noche del Martes 2 de Julio cenaron el Doctor Oropeza y su esposa con el hermano de la esposa en el restaurant del Hotel en el cual estaban hospedados.

El Martes 2 de Julio, el Doctor Oropeza y su esposa salieron por avión de Puerto Vallarta a la Ciudad de México aproximadamente a la 1:30 P.M., y ya en el aeropuerto de la Ciudad de México el Doctor Oropeza habló con su prima Teté, y la esposa habló con una amiga de ella de nombre Anita Frizzi. Ambas los alcanzaron en el aeropuerto y estuvieron con ellos, yéndose primero Teté con su hijo y quedándose Anita hasta que tomaron el siguiente avión que los llevaría con destino a Ciudad Juárez. Ese mismo día ambos llegaron en la noche a las 10:30 P.M. al aeropuerto de Ciudad Juárez, y allí los recibieron Alejandro Oropeza y la esposa de éste Lorena.

Al llegar a la casa del Doctor en Campestre 111 situada en una zona residencial exclusiva, Patricia (la esposa del Doctor) le habló a su mamá diciéndole que ya estaban de regreso, avisándole que al día siguiente pasaría a saludarla, recogiendo ésa misma noche del 2 de Julio tres invitaciones (una de la generación de Licenciados en Turismo de la UACJ que llevaría el nombre de Patricia Martínez en honor a ella por sus actividades como maestra, cuya reunión y fiesta de graduación estaba planeada de efectuarse en la misma casa del Doctor Oropeza el Sábado 6 de Julio, otra para la celebración de la fiesta del 4 de Julio en el Consulado Americano, y una invitación a una boda), platicando Patricia y el Doctor Oropeza con los familiares y retirándose a dormir.

En la mañana del Miércoles 3 de Julio, el Doctor Oropeza y su esposa Patricia desayunaron juntos, preguntándole la esposa si confirmaba la asistencia de ambos a la fiesta del Consulado Americano, a lo que el Doctor respondió afirmativamente. Tras ésto, el Doctor Oropeza se fué esa mañana a trabajar en su consultorio, quedándose su esposa Patricia en la casa. Luego, la esposa llamó al Consulado para confirmar la asistencia de ambos. Por su parte, Alfonso Mora “Chito” le llamó a la esposa para informarle que ya se tenía todo listo para la fiesta del Sábado 6 de Julio y ambos quedaron de acuerdo en que el Sábado los organizadores irían en la mañana a la casa del Doctor Oropeza a desayunar y a montar y arreglar mesas y sillas para la fiesta de la noche (la cual tendría músicos, cena, meseros, manteles y arreglos florales.) La esposa comenzó a desempacar la ropa de las maletas e hizo la comida. Al mediodía regresó a su casa el Doctor Oropeza acompañado de su hijo José Alejandro para comer en la casa. Después de haber comido juntos, el Doctor Oropeza y su esposa se retiraron a la recámara y se pusieron ambos a revisar los periódicos para ver qué artículos de los que habían enviado por fax mientras estaban de viaje habían sido publicados.

Un poco antes de las cinco de la tarde el Doctor Oropeza se despidió de su esposa Patricia y se fué otra vez a trabajar a su Consultorio, diciéndole a la esposa que iba a poner en orden sus artículos periodísticos pidiéndole además que tuviera listas todas las facturas del viaje porque planeaba entregarle lo más pronto posible artículos y facturas al Director del DIARIO DE JUAREZ. La esposa se quedó revisando los periódicos que se habían acumulado en la ausencia de ellos, y al poco rato antes de las seis de la tarde le pidió al jardinero de nombre Juan que la acompañara a comprar las menudencias de pollo (usada como comida para los perros.) Se fueron juntos en el carro y al llegar a comprar las menudencias se encontraron en el negocio al Señor Segundo de León a quien Patricia conocía desde hacia muchos años. Después de comprar más de 20 kilos de menudencias se dirigieron de regreso a la casa.

El jardinero Juan y la trabajadora doméstica Angélica se pusieron a sacar de la bolsa de papel las menudencias mientras que Patricia se fué a la recámara para preparar las cosas que iba a llevar a la casa de sus padres (regalos que les había comprado durante el viaje a Puerto Vallarta.) Al poco tiempo de estar en la recámara entró la nieta del Doctor Oropeza de nombre Victoria y le preguntó a Patricia qué hacía. Patricia le dijo “Voy a ver a Betty” (la madre de Patricia), y ella le contestó “Yo voy contigo”. A lo que Patricia le respondió “Vamos a pedirle permiso a tu mamá”.

A las 6:30 P.M. salieron de la casa en Campestre 111 Angelina (la trabajadora doméstica), Juan (el jardinero), la niña Victoria y Patricia. La esposa dejó a los trabajadores en el Seguro Social (donde tomaban clases de Inglés y de Costura) y Patricia llegó con la niña antes de las 7:00 P.M. a la casa de sus papás.

De 7:30 P.M. a 8:00 P.M. aproximadamente la esposa del Doctor Oropeza estuvo hablando por teléfono con su amiga Patricia Hernández desde la misma casa de los padres de la esposa del Doctor. Como a las 8:00 P.M. terminando de hablar con Patricia Hernández la esposa del Doctor Oropeza le dijo a su mamá que ya se iba pero su mamá le dijo que se quedara a cenar. Patricia le dijo a su mamá que ella no tenía hambre pero la niña Victoria dijo que ella sí tenía hambre, y entonces se quedaron hasta las nueve de la noche.

Cerca de las 9:00 P.M. Patricia se despidió de su mamá y se dirigió al Consultorio de su esposo, el cual estaba situado cerca de la casa de su madre, a menos de cinco minutos en carro. Al llegar vió desde fuera la luz de su privado encendida y la luz del recibidor apagada. Después de estar tocando la puerta de entrada al Consultorio y de estar sonando el claxon del carro sin obtener respuesta por espacio de unos 15 ó 20 minutos, al no tener una copia de la llave para lograr acceso al interior del Consultorio de su esposo Patricia fué con Jaime Delgadillo (el dueño de la carnicería El Rodeo situada en una esquina casi enfrente del Consultorio del Doctor Oropeza) para pedirle prestado su teléfono, pero éste le dijo que no era posible porque estaban pintando el piso a través del cual se llegaba al teléfono y la otra puerta de acceso al teléfono ya estaba cerrada con el cancel del enrejado. Patricia se regresó a las afueras del Consultorio y estuvo allí por varios minutos adicionales. Al verla sola afuera el Señor Delgadillo tratando infructuosamente de obtener respuesta del Consultorio, el Señor Delgadillo le ofreció a Patricia quitar el enrejado de la puerta lateral para tener acceso al teléfono por dicha entrada. Al marcar el teléfono del Consultorio del Doctor Oropeza, no hay respuesta alguna. Cerca de las diez de la noche, Patricia salió de la carnicería, la cual fué cerrada por el Señor Delgadillo, y volvió a insistir tocando la puerta afuera del Consultorio. Sin embargo, todo era silencio, un silencio absoluto, un silencio total. Patricia se quedó como quince minutos esperando afuera para ver si veía llegar al Doctor. Como la niña Victoria ya estaba dormida, pensó que lo más prudente era regresar a la residencia del Doctor en Campestre 111.

Al manejar el coche ya de regreso por la calle Mejía a Patricia se le ocurrió que podía hablar por teléfono a la residencia de su esposo desde la agencia de viajes Turismo Fronterizo situada en las calles Mejía y Cinco de Mayo. A eso de las 10:30 P.M. habló a la residencia del Doctor con sus dos hijos Víctor Manuel y José Alejandro, y cuando José Alejandro le confirma que el Doctor no había regresado aún a su residencia (el Doctor Oropeza era un hombre muy metódico, y una tardanza de éste tipo se podía considerar como algo extremadamente inusual) Patricia decide regresar al Consultorio.

Son ya cerca de las once de la noche. Habiendo regresado Patricia al consultorio de su esposo, lo ve igual, con la luz del privado encendida y la luz del recibidor apagada, y entonces decide estacionarse detrás del carro azul propiedad de su esposo para probarlo (del cual ella tenía copia de la llave) y se encuentra con que el carro trabaja bien. En pocas palabras, el Doctor ya no había regresado a su carro después de haberlo dejado estacionado en el lugar de costumbre, pese a que el carro funcionaba sin problemas y no lo podría haber dejado a pie.

Patricia decide esperar un rato más. En lo que espera, ve que se estaciona una Van enfrente del Consultorio y poco después una patrulla se estaciona también para interrogar a los de la Van. Pensando en la niña Victoria que aún estaba con ella, decide regresar a la residencia del Doctor Oropeza para no exponer a ambas a algún peligro en ésa zona a ésas horas de la noche con la cercanía de tres cantinas.

Patricia regresó a la casa en Campestre 111 a eso de las 11:30 P.M., el tiempo que le tomó manejar el carro desde el Consultorio de su esposo hasta la residencia del Doctor en la zona del Campestre Country Club. Vió a Victor Manuel (otro hijo del Doctor Oropeza también producto de su primer matrimonio) y a su esposa Elia afuera del garage, cruzó unas cuantas palabras con Víctor Manuel y éste se llevó a su hija. Entrando a la casa encuentra que está sonando el teléfono. Es su mamá quien le dice que hablaba para saber si ya había llegado a la casa ya que Victor Manuel había estado hablando a la casa de la mamá de Patricia preguntándole por su hija Victoria. Después de cruzar unas cuantas palabras, Patricia colgó el teléfono comentandole a su mamá que tenía el presentimiento de que algo muy grave estaba pasando. A continuación, después de hablar con su mamá, Patricia trata nuevamente de hablar al Consultorio desde la casa en Campestre 111.

Pasadas las doce de la noche, Patricia decide despertar a José Alejandro Oropeza (ambos hijos del Doctor Oropeza, ya casados, estaban viviendo en la casa de su padre), habla con él externándole sus preocupaciones, y ambos se dirigen entonces al Consultorio entre 12:15 y 12:30 A.M. después de que éste se vistió para ir con Patricia al Consultorio, al que llegan a eso de las 12:40 A.M. En cuanto llegan, José Alejandro con su llave abrió la puerta del Consultorio y ambos entraron dirigiéndose al privado del Doctor. Al abrir la puerta del privado del Doctor, Patricia lanza un grito dramático. Han encontrado el cuerpo ensangrentado del Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras yaciendo inerte en la silla de su escritorio.

Después de haber estado allí aproximadamente dos minutos, José Alejandro Oropeza llevó a Patricia a la casa de los papás de ella en el mismo carro de Patricia, y en cuanto llegó Patricia a la casa de sus padres los vecinos se despertaron cuando se escucharon los gritos de la ya Viuda a la medianoche:

-“¡Me lo mataron! ¡Me lo mataron!”

Esa misma noche, empezarían las investigaciones preliminares por parte de los agentes y peritos de las corporaciones policiacas para tratar de llevar a cabo el esclarecimiento del crimen.

Y con el paso del tiempo, se pondrían en marcha en la mayor de las confidencialidades otras investigaciones independientes, no oficiales, las cuales vendrían a arrojar una nueva luz sobre muchos hechos que estaban siendo pasados por alto.

El caso Oropeza apenas había comenzado.


Asentada la reconstrucción de los hechos tal y como ocurrieron el día en el que se cometió el asesinato, de acuerdo al análisis exhaustivo de todas las declaraciones que fueron dadas por los testigos directos de los acontecimientos, en el documento OROPEZA.6 a continuación e reproducen las evidencias 42 y 110, advirtiéndose que muchas de las evidencias y elementos de investigación del documento OROPEZA.6 son complementados con una gran cantidad de archivos fotográficos que no son reproducidos aquí en virtud de la enorme cantidad de espacio que ello requeriría.
42) En la página 65 de la Recomendación 13/92 emitida por la CNDH en torno al caso Oropeza aparece lo siguiente:

"Llama la atención que la C. Patricia Martínez decidiera cambiar la ruta que siempre seguía, SEGÚN LO CORROBORÓ SU MAMÁ,

Esta observación fué incluída por la CNDH para ser usada como un elemento investigativo adicional en contra de la Viuda. Y en efecto, en la cuarta página del Boletín de Prensa 009/92 de la CNDH se reafirma que la Viuda debe ser investigada por:

“b) La conducta extraña de la Viuda que el día de los hechos no siguió su rutina de siempre.”

Sin embargo, la afirmación descansa en una falsedad en la cual se dá por hecho que la madre de la Viuda corroboró el “cambio de la ruta que la Viuda siempre seguía”. Pero es imposible que la madre de la Viuda haya corroborado ésto ante ningún investigador ó visitador de la CNDH porque la madre de la Viuda jamás fué entrevistada ni visitada por representante alguno de la CNDH. Tampoco es posible que ésta “corroboración” haya salido de alguna declaración judicial rendida por la madre de la Viuda por el simple hecho de que LA MADRE DE LA VIUDA JAMAS FUE CITADA A DECLARAR COMO TESTIGO POR LAS AUTORIDADES ENCARGADAS DEL ESCLARECIMIENTO DEL ASESINATO, NI FUE ENTREVISTADA JAMAS POR INVESTIGADOR ALGUNO YA SEA DE LA PROCURADURIA GENERAL DE LA REPUBLICA O DE LA PROCURADURIA GENERAL DE JUSTICIA DEL ESTADO. Por otra parte, dado el hecho de que la madre de la Viuda no salió para nada de su casa el día en que el Doctor Oropeza Contreras fué asesinado, es imposible que la madre de la Viuda pudiese haber hecho una afirmación sobre algo de lo cual no pudo haber sido testigo. Cabe agregar que dentro de la Recomendación 13/92 no se cita referencia alguna para establecer lo que allí se llama “la ruta que la Viuda siempre seguía”.

110) El Jueves 3 de Noviembre de 1994 apareció publicada una nota amplia a siete columnas en el periódico DIARIO DE JUAREZ en la página 3 de la Sección “B” en la cual se confirmaba que al hermano de la Viuda se le estaba concediendo un Amparo y la protección de la Justicia Federal para procurar la cooperación del Gobernador en obtener de la CNDH los nombres de quienes lo habían involucrado con la mentira de sus “nexos policiales” como sospechoso del homicidio. En la misma nota, SIN MENCIONAR NOMBRE DE ALGUNO DE LOS PRESUNTOS AUTORES INTELECTUALES O AUTORES MATERIALES, la Viuda afirmó que “Existen pruebas de todo tipo contra los presuntos responsables; documentales, testimoniales y periciales” agregando que “los responsables del crimen contra su esposo SON DE CIUDAD JUAREZ y que los ha visto muy nerviosos PORQUE SABEN QUE EN CUALQUIER MOMENTO LOS PUEDEN ARRESTAR”. Con una nota como ésta, los culpables del homicidio SIN IMPORTAR QUIÉNES HAYAN SIDO necesariamente estarían presas de pánico. Y al día siguiente, al afirmar el mismo Sub-Procurador de Justicia del Estado Jorge López Molinar en la página 7 de la Sección “B” del mismo periódico que “ANTES DE QUE FINALICE EL PRESENTE AÑO ESTARA CONCLUIDA LA AVERIGUACION EN TORNO A ESTE HOMICIDIO” (o sea, a más tardar al mes siguiente), los culpables del homicidio, QUIENESQUIERA QUE HAYAN SIDO, estarían al borde de la histeria con el miedo suficiente como para tratar de abandonar la ciudad. A tan sólo dos días de que éstas declaraciones hechas por el Sub-Procurador General de Justicia Zona Norte Lic. Jorge López Molinar fueron publicadas por DIARIO DE JUAREZ el Viernes 4 de Noviembre de 1994, apareció publicada la siguiente nota el Domingo 6 de Noviembre de 1994 en la parte inferior de la página 11 de la Sección “B” del periódico NORTE DE CIUDAD JUAREZ:

“DETECTAN EN PRECOS CAMIONETA ROBADA.
Por otra parte se informó que en el Punto de Revisión Carretero (Precos), elementos de la Policía Judicial Federal detuvieron a MANUEL NAVARRO OROPEZA, quien intentó burlar el retén con un Jeep Cherokee, modelo 1995, con placas nacionales sobrepuestas DTL9319.
Al solicitar informes, agentes destacamentados en el lugar confirmaron que efectivamente existía una denuncia de robo reciente, interpuesta en El Paso, Texas.”

El responsable nombrado en ésta nota, MANUEL NAVARRO OROPEZA, al momento de ser detenido estaba tratando de esconder su verdadera identidad bajo un seudónimo, ya que su nombre correcto es JOSÉ MANUEL OROPEZA NAVARRO, el mismo primo de los hermanos Oropeza Gutiérrez ya mencionado con anterioridad. De acuerdo a los informes que se tienen, José Manuel Oropeza Navarro alias Manuel Navarro Oropeza fué detenido en la noche del mismo día Viernes 4 de Noviembre de 1994 en que apareció publicada la nota de DIARIO DE JUAREZ en la cual el Sub-Procurador Jorge López Molinar anunciaba que la Procuraduría se estaba acercando a la conclusión de las investigaciones del asesinato. En relación a ésto, véase el archivo fotográfico PRIMO2.jpg. La lectura de todas las notas periodísticas relacionadas con el arresto de José Manuel Oropeza Navarro en Precos dejan pocas dudas de que José Manuel Oropeza Navarro fué detenido precisamente cuando estaba tratando de escaparse de algo, dado que lo detuvieron justo cuando estaba tratando de burlar el retén instalado por la Policía Judicial Federal en Precos, y su captura se llevó a cabo cuando estaba tratando de internarse al interior del país aprovechándose de la obscuridad de la noche. El vehículo en que fué detenido lo implica en dos robos, siendo el primero el robo del mismo vehículo en los E.E.U.U., y siendo el segundo el robo de las placas nacionales que fueron sobrepuestas en dicho vehículo. Pero ésto no es todo. Aproximadamente un mes antes de éste obvio INTENTO DE FUGA HACIA EL INTERIOR DEL PAIS José Manuel Oropeza Navarro ya había sido sometido a un interrogatorio en la Sub-Procuraduría General de Justicia Zona Norte para determinar cualquier participación que hubiera podido tener en el asesinato de su tío (para entregarle el citatorio en persona los investigadores del homicidio lo tuvieron que estar “cazando” apostados afuera de la casa en Pedro Moreno 610 ya que en varias ocasiones anteriores que trataron de localizarlo en dicha residencia nadie constestaba los llamados de la puerta).  De ser así, es lógico suponer que aunque no se le hubiera arrestado tras el interrogatorio DE HABER TENIDO ALGO QUE VER JOSE MANUEL OROPEZA NAVARRO CON EL ASESINATO DEL DOCTOR OROPEZA ÉSTE INDIVIDUO NECESARIAMENTE TENDRIA QUE HABER ESTADO SUMAMENTE NERVIOSO A PARTIR DEL MOMENTO EN QUE FUÉ SOMETIDO AL INTERROGATORIO CON EL CUAL SE ENTERO DE QUE ESTABA SIENDO CONSIDERADO POR LA PROCURADURIA GENERAL DE JUSTICIA DEL ESTADO COMO UN SOSPECHOSO EN EL HOMICIDIO DE SU TIO, y de ser así es lógico que tras el interrogatorio a que fué sometido cualquier noticia dada en los periódicos sobre un arresto inminente de los presuntos responsables necesariamente lo habría puesto al borde de un colapso nervioso orillándolo a tratar de abandonar la ciudad, Y ESTO COINCIDE PRECISAMENTE CON LA ACCION QUE ESTABA TRATANDO DE LLEVAR A CABO JOSÉ MANUEL OROPEZA NAVARRO CUANDO FUÉ DETENIDO POR LA POLICIA JUDICIAL FEDERAL EN EL PUNTO DE REVISION CARRETERO EN PRECOS, EN LA NOCHE DEL MISMO VIERNES 4 DE NOVIEMBRE DE 1994 EN QUE APARECIERON EN DIARIO DE JUAREZ LAS DECLARACIONES VERTIDAS POR EL LIC. JORGE LOPEZ MOLINAR SOBRE UNA INMINENTE RESOLUCION DEL CASO. Éste obvio intento de fuga NO PUEDE TOMARSE MENOS QUE UNA ADMISION IMPLICITA DE CULPABILIDAD. Podemos comprobar que ésta huída fué un intento virtual de fuga en virtud del cambio de identidad al cual recurrió José Manuel Oropeza Navarro para evitar el poder ser reconocido. En efecto, si vemos su fotografía tomada el 29 de Julio de 1991 que aparece en el archivo fotográfico PRIMO1.jpg podemos ver a un José Manuel Oropeza Navarro con el cabello abultado (esponjado) como siempre le gustaba traerlo, y con un prominente bigote que siempre había acostumbrado utilizar. Pero en la fotografía tomada de él el 5 de Noviembre de 1994 que aparece en el archivo fotográfico PRIMO2.jpg vemos a un José Manuel Oropeza Navarro completamente diferente, con el pelo casi al rape, y con su frondoso bigote completamente removido.
El extracto anterior cita dos archivos fotográficos, PRIMO1.jpg y PRIMO2.JPG. Estos archivos fotográficos que forman parte del conjunto de archivos fotográficos del documento OROPEZA.6 son los siguientes (los archivos pueden ser ampliados a su tamaño original):





El mismo documento OROPEZA.6 reunió por separado un conjunto de evidencias y elementos de investigación que confirmaban que los tres jóvenes “de aspecto cholo” inicialmente detenidos como presuntos autores materiales del crimen y liberados y “exonerados” posteriormente acatando órdenes dadas por el presidente de la CNDH Jorge Carpizo McGregor, eran a fin de cuentas los autores materiales del crimen. Esto por sí solo debería haber enviado abajo toda la Recomendación 13/92 de la CNDH sobre el caso Oropeza. Pero la CNDH jamás se retractó de su “veredicto inapelable”, y lo más que se puede hacer es reproducir algunas de las evidencias que estuvieron siendo recabadas diligentemente por el extraordinario equipo investigativo de reporteros amparados bajo el anonimato por seguridad propia y de sus familias:

EVIDENCIAS Y ELEMENTOS DE INVESTIGACION SOBRE LOS PRESUNTOS AUTORES MATERIALES DEL ASESINATO, SAMUEL DE LA ROSA REYES, MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ, SERGIO AGUIRRE TORRES, Y EL CUARTO SOSPECHOSO.

1) El primer paso consiste en repasar de nueva cuenta la pista que condujo directamente a la aprehensión de los presuntos autores materiales del crimen. Para poder justificar plenamente la causa emprendida en contra de los presuntos autores materiales del crimen, es indispensable vindicar las investigaciones originales que condujeron directamente a la captura y al señalamiento de los mismos. A éste respecto, es importante aclarar que hay elementos de sobra que permiten suponer el hecho de que los presuntos autores materiales del crimen fueron detectados y señalados NO por causa de una detención masiva de jóvenes de entre los cuales a base de torturas y coacciones se seleccionó a dos “chivos expiatorios” (siendo ésta la versión que los familiares de los presuntos autores materiales del crimen y los hermanos Oropeza Gutiérrez apoyados por grupos derecho-humanistas siempre nos han querido hacer creer) sino por causa de UNA LLAMADA TELEFONICA ANONIMA DENUNCIANDO A UNO DE ELLOS. Esto es tan crucial, que por sí sólo puede ser suficiente para mandar abajo toda la causa formulada en contra de los presuntos autores materiales del crimen o para justificar la reaprehensión de los mismos. A éste respecto, en la página 11 de la Recomendación 13/92 de la CNDH encontramos lo siguiente (archivo fotográfico PISTA.jpg):

“A otra pregunta expresa de los abogados de la CNDH al mismo funcionario (el Subprocurador de Justicia de la Procuraduría General de Justicia del Estado) sobre las razones del giro repentino en el proceso de investigación y de cómo fué que dieron con el rastro de los CC. Sergio Aguirre Torres y Marco Arturo Salas Sánchez, la respuesta que dió el entonces Subprocurador de Justicia fué: 'se debió a una llamada telefónica dirigida a los familiares del occiso, que interceptó la Policía Judicial'. Sin embargo, dentro del expediente nada consta respecto a esa supuesta llamada telefónica.”

No contando con una grabación de la llamada telefónica que fué interceptada ni con el testimonio de quienes tuvieron el privilegio de escuchar dicha llamada, resulta algo difícil poder formarse un criterio objetivo e imparcial. Sin embargo, podemos obtener una pieza clave de información valiosa de una entrevista efectuada al ex-jefe de la Policía Judicial del Estado Refugio Ruvalcaba Muñoz que apareció publicada el Lunes 10 de Mayo de 1993 en el periódico DIARIO DE JUAREZ (archivo fotográfico TELEFONO.jpg):

“SE INTERVINO EL TELEFONO Y DIMOS CON SOSPECHOSOS: RUVALCABA.
La interceptación de una llamada telefónica por la Procuraduría General de la República permitió la captura de los presuntos asesinos del doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras, afirmó Refugio Ruvalcaba Muñoz, ex jefe de la Policía Judicial del Estado.
Agregó que la llamada de un hombre de aproximadamente 70 años y de voz pausada, a los familiares del doctor Oropeza, fue la clave para conocer la identidad de uno de los presuntos victimarios.
Dijo que el individuo afirmó haber pasado por el consultorio del periodista el día 3 de julio, a la hora del crimen. La conducta sospechosa de una persona en el exterior hizo que el informante se fijara bien en el joven, el cual tenía rasgos parecidos a los del actor Pedro Armendáriz en su juventud. Señaló que el mismo individuo de edad madura, al día posterior acudió a un taller mecánico donde reconoció al sujeto tan parecido a Pedro Armendáriz y llamó a la familia Oropeza para comunicarle el hecho.
La familia ignoraba que los teléfonos estaban intervenidos por la Procuraduría General de la República, pues DESDE EL PRINCIPIO PREVALECIO LA DUDA SOBRE SI ALGUN MIEMBRO DE LA FAMILIA ESTABA INVOLUCRADO EN EL CRIMEN
El grupo especial de la PGR que se hizo cargo del caso Oropeza, verificó los datos e inició con la detención de los involucrados.”

Todo parece indicar que tras llevarse a cabo la interceptación telefónica los investigadores de la PGR aún no contaban con la filiación completa de ninguno de los culpables, pero contaban con dos datos extremadamente importantes: EL PARECIDO FISICO DE UNO DE LOS PRESUNTOS AUTORES MATERIALES DEL CRIMEN CON UN ACTOR MEXICANO FAMOSO y LA LOCALIZACION EXACTA (EL TALLER MECANICO) EN DONDE ESTE INDIVIDUO PODIA SER ENCONTRADO. En relación a ésto, véase el archivo fotográfico FotoAGUIRRE1991.jpg en donde aparece Sergio Aguirre Torres en vista frontal. También en el archivo fotográfico SICARIOS.jpg podemos apreciar una fotografía a colores de Sergio Aguirre Torres. Hagámonos ahora una pregunta que adolece el defecto de ser una pregunta subjetiva: ¿Se parece Sergio Aguirre Torres al actor mexicano Pedro Armendáriz en su juventud? Para simplificar la labor comparativa, en el archivo fotográfico ARMENDARIZ.jpg tenemos varias fotografías del actor mexicano Pedro Armendáriz en varias épocas de su vida, y en el extremo superior izquierdo tenemos la fotografía de Pedro Armendáriz precisamente en su juventud. Con ésta información, no debe resultar difícil determinar si hay o no algún parecido físico con Pedro Armendáriz. En el archivo fotográfico PRESENTACION.jpg tenemos otra fotografía de archivo que muestra a Sergio Aguirre Torres cuando era presentado ante los medios de comunicación como el primer individuo arrestado después de haber confesado su relación en el crimen, la cual permite llevar a cabo otra comparación desde otro ángulo. Lo importante aquí es que, de éste modo, con éste sólo dato, aún sin conocer el nombre del presunto asesino, los agentes encargados de arrestar a Sergio Aguirre Torres (conocido en el bajo mundo con el apodo de El Rocker) al trasladarse al taller mecánico en cuestión debieron de haber reconocido DE INMEDIATO al hombre al cual querían tomar bajo custodia. Puesto que el arresto se produjo DESPUES de la llamada telefónica anónima y A CONSECUENCIA DE LA MISMA, es imposible que los investigadores de la PGR pudiesen haber inventado o imaginado de antemano el parecido físico de Sergio Aguirre Torres con un actor mexicano famoso. Por otra parte, es importante señalar que FUERON LAS MISMAS DECLARACIONES DE SERGIO AGUIRRE TORRES AL ESTAR BAJO CUSTODIA LAS QUE CONDUJERON DIRECTAMENTE AL ARRESTO DE MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ (cuya fotografía aparece mostrada en el archivo fotográfico FotoSALAS1991.jpg), y al ser presentados ambos ante los medios de comunicación como los presuntos autores materiales del crimen del Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras la Viuda del tendero Pablo Vargas Ramírez reconoció en uno de ellos a uno de los presuntos asesinos de su propio. Y fueron ambos Sergio Aguirre Torres y Marco Arturo Salas Sánchez quienes comprometieron con sus propias declaraciones a Samuel Reyes. En base a lo que aquí se ha expuesto, SE DESCARTA DEFINITIVAMENTE CUALQUIER POSIBILIDAD DE QUE SERGIO AGUIRRE TORRES Y MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ HAYAN SIDO ARRESTADOS COMO CONSECUENCIA DE UNA REDADA MASIVA O DE QUE HAYAN SIDO CULPABLES “PREFABRICADOS”. Es importante observar que la razón por la cual los teléfonos estaban intervenidos por la Procuraduría General de la República, de acuerdo con el ex jefe de la Policía Judicial del Estado Refugio Ruvalcaba Muñoz, era porque YA DESDE ENTONCES EXISTIA LA SOSPECHA DE QUE ALGUN MIEMBRO DE LA FAMILIA ESTUVIESE INVOLUCRADO EN EL CRIMEN, y ésta hipótesis es avalada y confirmada con las evidencias y elementos de investigación compactados dentro de éste documento.

2) A continuación, vamos a enfocar nuestra atención directamente sobre el individuo de nombre Samuel de la Rosa Reyes, conocido simplemente como Samuel Reyes (en los E.E.U.U. el apellido paterno se escribe al final), ciudadano mexico-norteamericano, señalado en Julio de 1991 como el asesino que llevó a cabo la ejecución del Doctor Víctor Manuel Oropeza. ¿Cómo se llegó a saber de la existencia de Samuel Reyes, si en Julio de 1991 los únicos detenidos por el asesinato eran Sergio Aguirre Torres y Marco Arturo Salas Sánchez? La respuesta obvia es que fueron los mismos Sergio Aguirre Torres y Marco Arturo Salas Sánchez quienes implicaron a Samuel Reyes en el asesinato (aunque tiempo después ambos se retractarían de sus testimonios argumentando haber sido “torturados” para que se declararan culpables siendo inocentes.) Esto lo podemos ver directamente de las declaraciones de ambos. Empecemos primero por las declaraciones de Sergio Aguirre Torres, las cuales aparecen reproducidas íntegramente en los archivos fotográficos TESTIMONIO1A.jpg, TESTIMONIO1B.jpg, TESTIMONIO1C.jpg, y TESTIMONIO1D.jpg dada su extraordinaria importancia para la resolución del asesinato. Aunque realmente hubieran sido torturados para confesarse culpables de un crimen que no cometieron (¡y no hay prueba de ello excepto la palabra de ellos mismos!), la existencia de un tal Samuel Reyes es un dato que no pudieron haber inventado ambos sacándolo de la nada. Samuel Reyes es un personaje verdadero, de carne y hueso. Podemos verlo tal y como se veía en 1991 en el archivo fotográfico FotoSAMUEL1991.jpg. Veamos ahora otra razón por la cual éste dato no se les pudo haber “suministrado” a ambos por los agentes de la Procuraduría General de la República mientras se estaban llevando a cabo los interrogatorios y necesariamente tuvo que haber salido de boca de ambos: la introducción de un extranjero como cómplice primordial en el homicidio necesariamente complicaba las cosas en grado extremo para las autoridades en México. Dada la prisa que tenían los agentes enviados por la Procuraduría General de la República para lograr una pronta resolución del caso, es absurdo suponer que ellos mismos meterían dentro de dicha resolución un eslabón importante, quizá el más importante, que dejaba el caso inconcluso. De hecho, lo ideal hubiera sido (para los agentes de la PGR) que Sergio Aguirre Torres y Marco Arturo Salas Sánchez hubieran sido los únicos responsables. Véase ahora el archivo fotográfico TESTIMONIO1A.jpg, en donde Sergio Aguirre Torres dá a conocer en sus testimonios la existencia de un tal Samuel Reyes. Por otro lado, si nos referimos a las declaraciones de Marco Arturo Salas Sánchez, las cuales aparecen reproducidas íntegramente en los archivos fotográficos TESTIMONIO2A.jpg, TESTIMONIO2B.jpg, TESTIMONIO2C.jpg, TESTIMONIO2D.jpg y TESTIMONIO2E.jpg dada su importancia para la investigación del asesinato, podemos ver que en el archivo fotográfico TESTIMONIO2B.jpg Marco Arturo Salas Sánchez confiesa también la existencia de un tal Samuel Reyes de quien inclusive se identifica como su amigo. Aunque las declaraciones de Marco Arturo Salas Sánchez parecen estar plagadas de mentiras y falsedades, un hecho que no puede ser una falsedad inventada por Marco Arturo Salas Sánchez es la existencia de ése individuo de nombre Samuel Reyes así como la descripción del vehículo conducido por Samuel Reyes desde el poblado de Socorro, Texas, el día en que fué cometido el asesinato, la cual coincide en gran parte con la descripción que dá de dicho vehículo Sergio Aguirre Torres. Estas son realidades físicas tangibles, comprobables, verificables. Y si el carro “marca Cadillac, color azul, con placas de Texas” fué el carro utilizado por Samuel Reyes para trasladarse hasta México para llevar a cabo el crimen para el cual fué contratado, entonces tomando en cuenta que por lo menos uno de los asesinos tenía las manos empapadas con la sangre del Doctor Oropeza al salir del consultorio (archivo fotográfico TESTIMONIO1B.jpg), es lógico suponer que algo de dicha sangre del Doctor Oropeza debió de haber quedado en ése carro propiedad de Samuel Reyes. Bastaba tan sólo una pequeñísima gota de sangre del Doctor Oropeza encontrada en el carro de Samuel Reyes marca Cadillac color azul con placas de Texas, rastreable directamente hasta la víctima mediante dactiloscopía genética ADN, para hundir a Samuel Reyes.

3) Quede asentado como hecho que debe ser tomado en cuenta en las investigaciones llevadas a cabo sobre el caso del Doctor Oropeza el que SAMUEL REYES, alias “Sammy”, alias “Martín Aguilera”, alias “José Luis Martínez”, ciudadano mexico-norteamericano con fecha de nacimiento del 20 de Octubre de 1971 y con domicilio en la calle 105 Passmore del Condado de Socorro (archivo fotográfico UbicacionCasaSAMUEL.jpg) en el Estado de Texas, e identificado por la Procuraduría General de la República como la persona que asesinó al Doctor Oropeza asestándole cerca de veinte puñaladas, FUE ARRESTADO EN LOS E.E.U.U. A FINES DE SEPTIEMBRE DE 1991 DESPUES DE HABER SIDO ACUSADO DEL ASESINATO DE ALFREDO GUADIAN COMETIDO EL 28 DE SEPTIEMBRE EN EL CONDADO DE FABENS, TEXAS, HABIENDOLO MATADO EN COMPAÑIA DE OTRO COMPLICE GOLPEANDOLO SIN MISERICORDIA EN LA CABEZA CON UN PALO DE BEISBOL. Se cita como primera PRUEBA un artículo aparecido el Martes Primero de Octubre de 1991 en la primera página de la Sección “B” del periódico EL PASO HERALD POST dando la noticia de dicho arresto y del fallecimiento de la víctima. En relación a ésto, véase el archivo fotográfico SAMUEL.jpg. No le importó en lo absoluto al momento de cometer el crimen de Alfredo Guadian que se le estaba acusando en México del crimen del Doctor Oropeza COMETIDO HACE APENAS TRES MESES. Tampoco le importó en lo absoluto que estaba siendo implicado EN UN TERCER ASESINATO cometido en México en contra de la persona del comerciante Pablo Vargas Ramírez. Este sujeto fué puesto bajo libertad condicional por el Juez Scott Segall en El Paso, Texas y el 5 de Febrero de 1993 fué declarado culpable del delito de homicidio ante la Corte presidida por el Juez Sam Paxson, quien lo condenó a diez años de prisión. Samuel Reyes terminó recluído en el penal de alta seguridad en Hunstville, Texas, fichado con el número carcelario TDCJ 00642531 bajo el número de identificación State ID 04476018. Dada su pésima conducta carcelaria, cuando a los dos años de su encarcelamiento se llevó a cabo una revisión de su caso el 6 de Febrero de 1995 para ver si su condena podía ser reducida por alguna buena conducta que pudiera haber mostrado en prisión (en los E.E.U.U. éste proceso se llama parole), no sólo no se llevó a cabo en aquél entonces alguna conmutación de su pena, sino que por su mal comportamiento nunca más volvería a ser considerado para una condena reducida o una liberación prematura, e inclusive todavía hasta mediados del 2002 se encontraba confinado en la unidad Coffield Unit en Tennessee Colony, Texas, con los únicos 277 días de buena conducta en su haber anulados completamente en virtud de los múltiples problemas y dolores de cabeza que ha estado ocasionando éste criminal nato desprovisto de todo sentimiento. Quedó prófugo de la justicia norteamericana su cómplice en el asesinato de Alfredo Guadian, HECTOR RODRIGUEZ, alias “Hector Holguín”, alias “Hector Stakes”, de quien existe una copia completa de su filiación y requerimiento de arresto en el condado de El Paso, Texas, habiendo razones más que justificadas para solicitar el arresto y/o la extradición a México del ciudadano mexicano Hector Rodríguez COMO PRESUNTO COMPLICE DE SAMUEL REYES EN EL ASESINATO COMETIDO EN CONTRA DEL DOCTOR VICTOR MANUEL OROPEZA CONTRERAS en caso de encontrarse en los E.E.U.U. al momento en que sea detenido; y quien, a diferencia de Samuel Reyes, como ya se dijo ES CIUDADANO MEXICANO (y por lo tanto fácilmente extraditable) con último domicilio conocido de residencia en México en Zaragoza, Distrito Bravos, Chihuahua. En relación a ésto veáse el archivo fotográfico HECTOR.jpg. La hipótesis de un CUARTO SOSPECHOSO en el crimen del Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras está apoyada sobre elementos investigativos tales como las declaraciones juramentadas de Edmundo Azamar Gómez y su esposa Rosalba Chavarría de Azamar, pacientes del Doctor Víctor Manuel Oropeza y presuntamente los últimos que lo vieron con vida antes de que fuera ejecutado. Veamos primero lo que dice Edmundo Azamar Gómez en sus declaraciones rendidas ante las autoridades el 8 de Julio de 1991 (véase el archivo fotográfico EDMUNDO.jpg):

“Que el día miércoles tres de julio del presente año, por la tarde su esposa ROSALBA CHAVARRIA se empezó a quejar de fuertes dolores en el estómago y por éste motivo el declarante la llevó al consultorio del doctor VICTOR MANUEL OROPEZA CONTRERAS a donde llegaron como a las diecinueve horas con treinta minutos aproximadamente y al entrar a la antesala se dieron cuenta de que estaba esperando ser atendido por el doctor, una persona del sexo masculino ya de edad avanzada y el de la voz (Edmundo Azamar) y su esposa se sentaron para que ella fuera atendida por el médico; que al poco rato salió del cuarto del doctor un hombre y una mujer de avanzada edad quienes se retiraron del consultorio y luego el señor que esperaba entró para ser atendido por el doctor OROPEZA CONTRERAS; que una vez que fué atendida ésta persona el declarante y su esposa entraron al cuarto del doctor OROPEZA, que una vez que ella le expuso que tenía fuertes dolores estomacales, el médico le recetó unas pastillas para que se le quitara el dolor, por lo que procedieron a salir del cuarto del médico siendo ésto aproximadamente las diecinueve horas con cincuenta y cinco minutos y al pasar por la antesala, el de la voz se dió perfecta cuenta de que ahí estaban sentados CUATRO individuos jóvenes de edades que fluctúan entre veinte y veinticinco años de edad, y uno de ellos se paró de donde estaba sentado y entró al cuarto del médico, mientras los otros tres se quedaron sentados.”

Esta declaración nos permite fijar la hora en la cual se cometió el asesinato: las ocho de la noche del Miércoles 3 de Julio de 1991. Esto también nos dá otro dato crucial para el análisis investigativo del caso: puesto que los cuatro individuos jóvenes entraron casi al último justo cuando el Doctor Oropeza estaba por cerrar su consultorio, éstos jóvenes o por lo menos uno de ellos tenían un conocimiento previo de la hora aproximada en la cual el Doctor Oropeza cerraba su consultorio (además de que ya sabían que lo iban a encontrar completamente solo sin la compañía de su hijo José Alejandro.) Ciertamente, el haber llegado antes a las seis de la tarde ó a las siete de la tarde ó inclusive a las siete y media de la tarde los hubiera obligado a permanecer sentados todo el tiempo esperando a que ya no hubiera más pacientes, pero hacer tal cosa los hubiera expuesto a quedar plenamente identificados por los demás pacientes que estuvieran siendo atendidos por el Doctor Oropeza hasta la hora en la cual cerrara su consultorio. No les quedaba más alternativa que llegar justo a la hora aproximada en la cual el Doctor Oropeza estuviera por cerrar su consultorio. Pero ya se ha probado (evidencia previamente citada) que tanto el Doctor Oropeza como su esposa estuvieron viajando fuera de la ciudad por espacio de casi medio mes, siendo imposible por lo tanto que los ejecutores del Doctor Oropeza pudieran haber establecido el patrón de conducta del Doctor Oropeza en su horario de trabajo vespertino cuando apenas acababa de regresar a la ciudad. Tal información sólo pudo haber sido proporcionada a los ejecutores por una persona cercana al Doctor Oropeza familiarizada plenamente con sus horarios de trabajo.

Veamos ahora lo que dijo en sus declaraciones juramentadas el mismo 8 de Julio de 1991 la esposa de Edmundo Azamar Gómez, Rosalba Chavarría de Azamar (véase el archivo fotográfico ROSALBA.jpg):

“la de la voz (Rosalba Chavarría) y su esposo (Edmundo Azamar) se sentaron para esperar a que el doctor la atendiera; que al poco rato salió del cuarto del médico OROPEZA un hombre y una mujer de edad quienes se retiraron del consultorio y luego el doctor OROPEZA atendió al hombre que allí se encontraba y siendo aproximadamente las diecinueve horas con cincuenta minutos, salió la persona de edad del consultorio y luego entró la declarante y su esposo y una vez que estuvo enfrente del doctor le dijo que traía fuertes dolores estomacales, y el médico le recetó unas pastillas, y después de esto salieron del cuarto del doctor y al pasar por la antesala, la de la voz (Rosalba Chavarría) se percató claramente de que ahí estaban cuatro individuos jóvenes sentados en los sillones y uno de ellos entró al cuarto del doctor OROPEZA supuestamente para ser atendido. Que éstos jóvenes son de una edad de veinte a veinticinco años aproximadamente.”

Estos testigos quienes fueron los últimos pacientes que el Doctor Oropeza atendió en vida no fueron los únicos en percatarse de la presencia de los CUATRO individuos que presuntamente participaron en el asesinato. Se tiene además la declaración del testigo José Bolaños García, el dueño del negocio de comida de burritos “El Negro” (visible en el extremo izquierdo del archivo fotográfico CONSULTORIO2.jpg) que está precisamente a un lado del que fuera el consultorio del Doctor Víctor Manuel Oropeza, quien declara lo siguiente (archivos fotográficos VECINO1.jpg y VECINO2.jpg):

“Que conozco o conocí, al Doctor Oropeza desde hace como diez años y que mi relación con dicho doctor solo fué de vecindad en virtud de que yo tengo un negocio de comidas denominado Burritos El Negro, y que dicho doctor tenía su consultorio contiguo a mi negocio, asi mismo manifiesto que el día miercoles tres de julio del presente año, siendo aproximadamente las siete de la tarde, empeze a salir de mi negocio con el propósito de esperar a mi hermano quien me iba a cubrir como encargado de dicho negocio, ubicado en German Valdez numero 553 casi esquina con Callejon Progreso, recargandome para tal propósito en el capacete de mi carro que estaba estacionado por la German Valdez frente de mi negocio, estando el compareciente a una distancia de la puerta del consultorio del Doctor OROPEZA entre tres y cuatro metros, y que esto lo hice en intervalos mismo que me permitía la atención de mi negocio ya que a esa hora tengo poca clientela ... como a las siete cuarenta horas del mismo día me percaté de un ruido, mismo que una puerta metálica cuando se cierra y de tal intensidad que me hizo voltear, dándome cuenta que un individuo cerró dicha puerta del consultorio del Doctor Oropeza y posteriormente caminó rumbo al oriente, UNIENDOSE A UN GRUPO DE OTROS TRES INDIVIDUOS QUE TAMBIEN CAMINABAN EN IGUAL DIRECCION, no percatándome que llevaran con ellos ningún objeto en sus manos.”

Se dá por hecho de que a José Bolaños García le hayan surgido fuertes sospechas de que algo muy grave estaba ocurriendo o acababa de ocurrir en el local de su vecino inmediato ya que, habiendo sido vecinos por muchos años, ésta debería ser la primera ocasión en la cual el Doctor Oropeza no fuera quien cerrase su consultorio después de haber estado atendiendo a sus pacientes por la tarde. Y por si ésto fuese poco, la fuerza con la cual fué cerrada la puerta metálica del consultorio del Doctor Oropeza que fué de tal intensidad que lo hizo voltear habría contribuído a que quedase grabado firmemente en su memoria el hecho de que fué un individuo completamente desconocido para él quien cerró violentamente la puerta del consultorio de su vecino homeópata.

Por si todo lo anterior fuese poco en relación a un cuarto sospechoso, cuatro días después de las declaraciones rendidas por Edmundo Azamar y su esposa Rosalba Chavarría, en la declaración rendida ante el Ministerio Público el 12 de Julio de 1991 por Sergio Aguirre Torres, el primero en ser detenido como uno de los presuntos autores materiales del asesinato manifiesta lo siguiente (véase el archivo fotográfico TESTIMONIO1B.jpg):

“me quedé en la parte posterior del vehículo en cuestión, y los individuos que me acompañaban ya citados (Samuel Reyes y Marco Arturo Salas Sánchez) se bajaron e ingresaron al consultorio, no sin antes que UN TERCER INDIVIDUO a(l) que nunca había visto el declarante, le abrió la puerta de dicho consultorio Y ENTRARON LOS TRES.”

“el individuo que no conozco, mismo que cerro la puerta, quiero manifestar que mis dos acompañantes ya descritos se encaminaron hacia el automóvil en que estaba el declarante, y el tercer sujeto se dirigió en sentido contrario o sea hacia el poniente de la calle, y que dicho tercer sujeto es de la siguiente media filiación de estatura de un metro con setenta centimetros, de complexión regular, cabello negro largo o medio largo quebrado, tez morena, y camisa verde de cuello formal, pantalon de mezclilla.”

Esto último es de una importancia extraordinaria porque nos dá la descripción física del cuarto sospechoso. Compárese ahora ésta descripción dada por Sergio Aguirre Torres con la fotografía de frente de Hector Rodríguez que aparece en el archivo fotográfico HECTOR.jpg. Pero podemos ir aún más lejos con ésta descripción física que nos dá Sergio Aguirre Torres del cuarto sospechoso. El cuarto sospechoso, según Sergio Aguirre Torres, tenía una estatura de un metro con setenta centímetros. En el archivo fotográfico HECTOR.jpg podemos leer que su estatura es de 5 pies con 6 pulgadas. Dentro de los límites naturales de incertidumbre en casos como éstos (y llevando a cabo una correcta conversión de unidades), básicamente estamos hablando de la misma estatura. Imposible resultaría argumentar que los agentes de la PGR le pudieran haber “suministrado” a Sergio Aguirre Torres ésta “información extra” dentro de “confesiones arrancadas a base de torturas” porque nadie, absolutamente nadie dentro del equipo de investigadores de la PGR tenía noción alguna de la existencia de Hector Rodríguez, quien inclusive para el mismo Sergio Aguirre Torres era un absoluto desconocido (es posible que Sergio Aguirre Torres jamás haya visto previamente en su vida a Hector Rodríguez por el hecho de vivir ambos en países diferentes, el primero en México y el segundo en el poblado de Socorro, Texas; Hector Rodríguez era el amigo cercano de Samuel Reyes, no de Sergio Aguirre Torres.) En el archivo fotográfico AptHECTOR.jpg podemos ver el área en el poblado de Socorro en donde estaba situado el apartamento de Margarita Stakes (la presunta madre de Hector Rodríguez) en 10249 Socorro Road (el lugar anteriormente era un complejo de oficinas y apartamentos cuya ubicación precisa se muestra en el mapa documentado en el archivo fotográfico UbicacionCasaHECTOR.jpg; estando uno de dichos apartamentos ocupado por la madre de Hector Rodríguez, y alrededor del año 2000 el sitio fué remodelado en su interior para abrir el restaurante “Sombras del Pasado” con la nueva dirección de 10205 Socorro Road.)

Todos los datos referentes a Samuel Reyes y a Hector Rodríguez están cotejados y están en perfecta concordancia con los datos que obraban en los archivos de la Policía del Condado de El Paso en manos del Sargento Marvin Ryals de la División de Investigaciones Criminales en Mayo de 1992. Al momento de cometerse tanto el asesinato del Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras en Ciudad Juárez como el asesinato de Alfredo Guadián en Fabens ambos Samuel Reyes y Hector Rodríguez vivían en el poblado de Socorro, Texas, a una distancia relativamente corta el uno del otro. Si vemos en un mapa las distancias aproximadas que separan la casa en la cual vivía Samuel Reyes (105 Passmore Road) y la casa en la cual vivía con su madre el cuarto sospechoso Hector Rodríguez (10249 Socorro Road) podemos confirmar ésto. En el archivo fotográfico MAPA1.jpg podemos ver que de acuerdo a una ruta propuesta por sistema computarizado para llegar a la casa de Samuel Reyes partiendo de la casa de Hector Rodríguez utilizando como referencia para el traslado rutas amplias y conocidas por las cuales no es tan fácil perderse, podemos ver que haríamos un recorrido aproximado de 3.2 millas en un tiempo aproximado de 9 minutos (viajando en carro a una velocidad relativamente baja de 21 millas por hora), con lo cual se comprueba que el presunto autor material del asesinato del Doctor Víctor Manuel Oropeza Samuel Reyes y el cuarto sospechoso Hector Rodríguez eran vecinos cercanos que posiblemente tenían bastante tiempo de conocerse y que posiblemente ya habían sido cómplices en otros delitos graves.

De cualquier modo, con el propósito de ser completamente objetivos, la posibilidad de que José Manuel Oropeza Navarro pudiera haber sido el cuarto sospechoso no debe ser descartada. Bajo ésta hipótesis, José Manuel Oropeza Navarro sería el encargado de procurar los servicios de los asesinos a través de sus contactos con el bajo mundo con el objeto de que lo ayudasen en la comisión del homicidio, yendo él mismo en persona junto con los otros tres delincuentes (Samuel Reyes, Marco Arturo Salas Sánchez y Sergio Aguirre Torres) hasta el consultorio de su tío el Doctor Oropeza la tarde del Miércoles 3 de Julio de 1991 para asegurarse de que el plan saliera como estaba previsto.

La aceptación de la existencia de un cuarto sospechoso presente en el lugar de los hechos del crimen nos orilla a descartar de manera definitiva:

a) El robo como móvil (cuatro cómplices en un homicidio son demasiadas personas como para justificar las relativamente pocas ganancias que tendrían que ser compartidas entre tantos individuos a la hora de dividirse cualquier botín que pudieran esperar obtener robando los valores que pudiera llevar consigo la víctima solitaria al momento de matarla en su consultorio; en tal caso es muchísimo más productivo para una banda criminal organizada intentar asaltar una institución bancaria o una casa de cambio.)

b) Cualquier venganza no relacionada con la obra editorial del Doctor Oropeza como móvil (la venganza se define aquí como un acto impulsivo para el cual no se habrían prestado simultáneamente en complicidad tantos amigos y/o conocidos del principal ejecutor dados los enormes riesgos que implica la comisión de un homicidio a menos de que hubiera habido alguna ganancia -económica o en especie- inmediata que justificara los enormes riesgos que tantas personas estarían tomando sólo porque alguien quisiera vengarse por cuestiones meramente personales sin obtener ése alguien ningún beneficio material a cambio por ésa venganza.) Y siendo Samuel Reyes un delincuente de escasos recursos, ciertamente carecía de los recursos económicos necesarios para poder convencer a tanta gente para que lo acompañara a cometer un homicidio sólo por satisfacer una venganza personal. El crimen necesariamente tuvo que ser un acto planificado y no un acto impulsivo de parte de Samuel Reyes. Además, el Doctor Oropeza nunca ofendió en ninguno de sus artículos a gente de escasos recursos económicos y por el contrario hablaba en defensa de la gente pobre y protestaba por cualquier abuso cometido en contra de las clases bajas a las cuales siempre perteneció Samuel Reyes.

En base a todo lo anteriormente expuesto, el perfil criminal psicótico de Samuel Reyes y su alta peligrosidad están por lo tanto perfectamente definidos. Es importantísimo recalcar que los crímenes en los cuales se sabe que ha incurrido Samuel Reyes son únicamente los crímenes y delitos QUE SE LE CONOCEN Y QUE SE LE HAN COMPROBADO, y no necesariamente TODOS los que ha cometido, habiendo la fuerte posibilidad de que éste asesino psicópata haya incurrido en otros crímenes que hasta la fecha permanecen aún sin ser esclarecidos por las autoridades en ambos lados de la frontera. En el archivo fotográfico CasaSAMUEL.jpg (fuente de información: NORTE DE CIUDAD JUAREZ, Martes 16 de Julio de 1991, Primera Plana, Sección “A”) podemos apreciar la casa en la cual vivía Samuel Reyes en Socorro, Texas, en los días de haberse cometido el asesinato del Doctor Oropeza. En el archivo fotográfico MadreSAMUEL.jpg vemos también a su madre, Dolores de la Rosa, quejándose de que la Policía Judicial Federal de México estaba acusando a su hijo de un crimen (el asesinato del Doctor Víctor Manuel Oropeza) que según ella no había cometido su hijo, habiéndole pedido protección al Departamento del Sheriff del Condado de El Paso para evitar que su hijo fuese detenido por agentes de la Policía de México (pocos meses después las mismas patrullas del Departamento del Sheriff estarían visitando nuevamente dicha casa, pero no para brindarle protección alguna al desalmado asesino Samuel Reyes sino para llevárselo a la cárcel, y quizá lo más lamentable aquí es que si las autoridades norteamericanas desde un principio hubieran detenido a Samuel Reyes para ponerlo a la disposición de las autoridades en México por el crimen del Doctor Oropeza, Samuel Reyes ya no habría tenido oportunidad alguna de cometer el asesinato que llevó a cabo en contra de Alfredo Guadián y las autoridades norteamericanas habrían podido salvar una vida.) Puesto que el móvil del asesinato del Doctor Oropeza no fué el hurto de ninguno de los valores que tenía en su Consultorio al momento de ser asesinado, DE LO CUAL HAY VARIOS TESTIGOS Y EVIDENCIAS y lo cual resulta obvio si examinamos fotografías del escenario del crimen tales como DOCTOR1.jpg, resulta claro que quienes contrataron a Samuel Reyes y a sus cómplices los contrataron UNICAMENTE PARA MATARLO bajo instrucciones precisas de que se dejase todo lo demás intacto a excepción del plantado de falsas evidencias (como los anteojos obscuros y la bolsa de plástico.) Y como ya se dijo, para poder cometer el crimen PLANEANDOLO CON LA ANTICIPACION QUE REQUIERE ALGUIEN QUE ESTA TENDIENDO UNA EMBOSCADA, Samuel Reyes quien vivía en el poblado de Socorro, Texas, y sus cómplices necesitaban saber forzosamente la fecha exacta en la cual el Doctor Oropeza regresaría a trabajar a su Consultorio en Ciudad Juárez y la certeza de que el Doctor se encontraría completamente solo en su consultorio sin la compañia habitual de su hijo José Alejandro.

4) Habiendo quedado asentado más allá de toda duda posible el perfil criminal de Samuel Reyes, un multiasesino psicótico extremadamente peligroso que presuntamente ha tomado participación en crímenes cometidos a sangre fría tanto en México como en los E.E.U.U., debe también quedar asentado como un hecho indiscutible LA AMISTAD QUE HA LIGADO AL MULTIASESINO SAMUEL REYES CON MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ, OTRO DE LOS SEÑALADOS COMO LOS COMPLICES DEL ASESINATO DEL DOCTOR OROPEZA. No es necesario recurrir para ello a los numerosos testigos que pueden dar fé de la amistad que ha unido a Samuel Reyes con Marco Arturo Salas Sánchez. Para ello podemos utilizar las propias palabras de Salas Sánchez emitidas libremente sin tortura ni coacciones de ninguna especie que aparecen en la primera plana del periódico DIARIO DE JUAREZ del 15 de Julio de 1991 con el encabezado “SE DECLARAN INOCENTES LOS PRESUNTOS ASESINOS; 'NO QUEREMOS SER CHIVOS EXPIATORIOS', ALEGAN”, en donde Salas Sánchez declara lo siguiente:

“Con Samuel (Reyes) sólo me reunía los fines de semana para loquear. El día que mataron a Oropeza no nos vimos. SI LO DETIENEN, SEGURAMENTE LES VA A DECIR QUE TAMBIEN EL ESTUVO EN SU CASA.”

Obsérvese que Salas Sánchez hizo ésta afirmación en obvio intento de encubrimiento a favor de Samuel Reyes DESPUES DE HABER SIDO DETENIDO POR LOS AGENTES DE LA PGR Y DE HABER SIDO PRESENTADO ANTE LA PRENSA COMO UNO DE LOS RESPONSABLES DEL ASESINATO. Si no pudo comunicarse con Samuel Reyes a partir del momento en que fué detenido, entonces surge la interrogante de cómo pudo haber estado tan seguro de que Samuel Reyes también estuvo en su casa (en los E.E.U.U.) el día en que fué asesinado el Doctor Oropeza, máxime cuando afirma al mismo tiempo NO HABERLO VISTO PARA NADA EN ESE DIA.

5) Ya se mencionó que Marco Arturo Salas Sánchez, después de haber sido detenido tras ser delatado por su cómplice Sergio Aguirre Torres, fué encontrado culpable de haber participado en otro homicidio, el homicidio del tendero Pablo Vargas Ramírez. Tiempo después, con el apoyo total de los hermanos Oropeza Gutiérrez, Marco Arturo Salas trataría de desligarse de cualquier participación en dicho asesinato alegando haber sido torturado para reconocer su participación en un delito que según él no había cometido. En la página 29 de la Recomendación 13/92 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos podemos leer lo siguiente (archivo fotográfico IMPUTACION.jpg):

“En la entrevista que le hicieron los abogados de la Comisión Nacional, el C. Salas Sánchez señaló que cuando los agentes lo estaban torturando en el Hotel Plaza Juárez, para que declarara lo del homicidio del doctor Oropeza, al ver que se negaba a aceptar, le dijeron que aunque insistiera en su negativa ya tenían otro homicidio del que sabían que él era el culpable. Que igual que ocurrió con la declaración que le ‘fabricaron’ en relación al Doctor Oropeza, lo obligaron mediante tortura y amenazas a rendir su confesión en el homicidio del C. Pablo Vargas Ramírez.

Esta es una afirmación que hizo Marco Arturo Salas Sánchez ante los abogados de la CNDH mucho tiempo después de haber sido detenido y consignado ante el Juzgado Tercero Penal. Sin embargo, existe una evidencia sumamente comprometedora que lo hunde, basada en sus propias declaraciones ante los medios de comunicación emitida a los pocos días de haber sido detenido y remitido a la cárcel, mucho antes de que fuera entrevistado por los abogados de la CNDH y mucho antes de que tuviera tiempo de ser aleccionado por los hermanos Oropeza Gutiérrez y por sus propios abogados defensores. En la primera plana del periódico DIARIO DE JUAREZ del 15 de Julio de 1991 ya mencionado, aparece lo siguiente:

“Horas después de que ingresaron al Centro de Readaptación Social para adultos como los responsables del homicidio del Doctor Víctor Manuel Oropeza, Marco Arturo Salas Sánchez y Sergio Aguirre Torres aseguraron que son inocentes del asesinato del homeópata y comentarista político; afirmaron que no quieren ser chivos expiatorios y manifestaron que formularon sus declaraciones bajo presiones físicas y morales. No obstante, el primero de ellos reconoció que participó en el asalto en el que murió a balazos el comerciante Pablo Vargas Ramírez, de 45 años de edad, cuando se encontraba en una tienda de su propiedad denominada La Estrella, sito calle Francisco R. Almada número 876 de la colonia Francisco I. Madero, el pasado 3 de abril a las 23:40 horas.”

El texto exacto, tomado directamente de las hemerotecas de DIARIO DE JUAREZ tal y como apareció publicado en dicho día, se muestra en el archivo fotográfico ADMISION.jpg. En el archivo fotográfico TIENDITA.jpg podemos ver la tienda en donde Marco Arturo Salas Sánchez cometió el homicidio señalado. En el archivo fotográfico TENDERO.jpg podemos ver la fotografía del padre de familia asesinado el 3 de Abril de 1991 por Marco Arturo Salas Sánchez en compañía de Samuel Reyes.

La razón por la cual ésta evidencia hunde completamente a Marco Arturo Salas Sánchez es porque FUE EMITIDA LIBREMENTE A MIEMBROS DE LA PRENSA (se cita específicamente aquí como testigo fidedigno de ésta aceptación espontánea al reportero de DIARIO DE JUAREZ Rogelio Rodríguez, quien elaboró la nota) SIN QUE HUBIESE PRESIONES NI TORTURAS NI AMENAZAS NI COACCIONES DE NINGUNA ESPECIE al mismo tiempo que éste negaba su participación en el asesinato del Doctor Oropeza alegando torturas físicas y mentales. POCO TIEMPO DESPUES TAMBIEN SE RETRACTARIA DE TODA PARTICIPACION EN EL CRIMEN DEL TENDERO PABLO VARGAS RAMIREZ ALEGANDO TAMBIEN DECLARACIONES FORZADAS, y otra prueba de ésto es lo que aparece asentado en las páginas 19 y 20 de la Recomendación 13/92 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que dice textualmente lo siguiente:

“Agregó (Marco Arturo Salas Sánchez) que ahí mismo en el hotel (en donde estaba siendo interrogado por los agentes de la Procuraduría General de la República) LE IMPUTARON OTRO HOMICIDIO, el de un tendero de nombre Pablo Vargas Ramírez, quien el día 3 de Abril de 1991, al ser asaltado en su tienda, fue victimado a balazos por sus asaltantes. Igualmente TUVO QUE ACEPTAR MEDIANTE COACCION, TORTURA Y AMENAZAS SER EL AUTOR DE DICHO HOMICIDIO.”

Es obvio que cuando los reporteros de DIARIO DE JUAREZ le tomaron sus declaraciones el 14 de Julio de 1991, Marco Arturo Salas Sánchez FUE TOMADO POR SORPRESA. Estaba perfectamente preparado y aleccionado para negar cualquier participación en el asesinato del Doctor Oropeza en caso de ser arrestado alegando abusos de autoridad que atribuía a los agentes encargados de esclarecer el caso. PERO NO LO HABIAN PREPARADO PARA RESPONDER ADECUADAMENTE AL SER CONFRONTADO POR OTRO ASESINATO TOTALMENTE DIFERENTE LLEVADO A CABO EN OTRA FECHA Y EN OTRAS CIRCUNSTANCIAS. Si Marco Arturo Salas Sánchez mintió cuando negó su participación en el asesinato del tendero Pablo Vargas Ramírez, entonces es factible suponer que estuvo mintiendo también cuando negó su participación en el asesinato del Doctor Oropeza. Es importantísimo recalcar que los crímenes en los cuales se sabe que ha incurrido Marco Arturo Salas Sánchez son únicamente los crímenes y delitos QUE SE LE CONOCEN Y QUE SE LE HAN COMPROBADO, y no necesariamente TODOS los que ha cometido, habiendo la fuerte posibilidad de que éste asesino múltiple haya incurrido en otros crímenes que hasta la fecha permanecen aún sin ser esclarecidos por las autoridades. En relación a ésto, véase el archivo fotográfico CRIMINAL.jpg, tomado de una nota periodística aparecida el Miércoles 4 de Marzo de 1992 en el DIARIO DE JUAREZ.

10) En el periódico DIARIO DE JUAREZ en la página 2 de la Sección B de la edición publicada el Martes 5 de Julio de 1994 aparece lo siguiente en una entrevista hecha al Sr. Héctor Mario Salas Muñiz, padre de Marco Arturo Salas Sánchez, uno de los presuntos autores materiales del crimen:

“DESCONFIA DE NUEVAS INVESTIGACIONES EL PADRE DE ACUSADO DE ASESINATO DE OROPEZA.
Reunido con parte de su familia en el pequeño taller de costura que tiene en su domicilio, en la unidad del Infonavit San Lorenzo, Salas Muñiz insistió en la inocencia de su hijo y sus amigos SAMUEL DE LA ROSA y Sergio Aguirre. 'ELLOS FUERON CHIVOS EXPIATORIOS', aseguró."

La defensa apasionada que hace el Sr. Salas Muñiz de Samuel de la Rosa Reyes es efectuada A CASI TRES AÑOS DESPUES DE HABER INCURRIDO SAMUEL DE LA ROSA REYES EN OTRO HOMICIDIO BRUTAL EN LOS E.E.U.U.  Poco parece importarle al Sr. Salas Muñiz el hecho de que si Samuel de la Rosa Reyes hubiese sido arrestado a los pocos días de haberse cometido el homicidio del Doctor Víctor Manuel Oropeza, EL CRIMEN COMETIDO EN LOS E.E.U.U. SE PODRIA HABER EVITADO Y SE HABRIA SALVADO UNA VIDA. Resulta difícil aceptar que el Sr. Salas Muñiz haya estado ignorante por tanto tiempo del crimen en el que se involucró Samuel de la Rosa Reyes en los E.E.U.U. tres meses después del crimen del Doctor Oropeza, DADA LA ESTRECHA AMISTAD ENTRE SU HIJO MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ Y SAMUEL DE LA ROSA REYES, UNA AMISTAD QUE NUNCA HA SIDO NEGADA POR LOS MISMOS FAMILIARES DE MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ, A GRADO TAL QUE EL MISMO SR. HECTOR MARIO SALAS MUÑIZ INTERVIENE PERSONALMENTE EN DEFENSA DE SAMUEL DE LA ROSA REYES PRESENTANDOLO COMO UN "CHIVO EXPIATORIO" -un argumento que la misma justicia norteamericana no está dispuesta a aceptar en el caso del homicidio de Alfredo Guadian-. El padre de Marco Arturo Salas Sánchez dice desconfiar de las nuevas investigaciones afirmando en la misma nota que "Nuestro temor ahora es que las autoridades se vuelvan a ir CONTRA LOS MUCHACHOS (ésto incluye a Samuel de la Rosa Reyes), lo que sería una aberración inexplicable". Desde luego que si hay NUEVAS EVIDENCIAS -además de las que ya existían, incluyéndose la inminente captura y arresto de los presuntos AUTORES INTELECTUALES del crimen- en contra de su hijo obtenidas en el curso de las nuevas investigaciones, el Héctor Mario Salas Muñiz tiene motivos de sobra para estar preocupado, y el único recurso que le queda es tratar de desacreditar las nuevas investigaciones antes de que culminen en lo que él llama la "aberración inexplicable" de señalar nuevamente a "los muchachos" como los presuntos autores materiales del crimen del Doctor Víctor Manuel Oropeza. Es importante destacar que la defensa que el Sr. Héctor Mario Salas Muñiz hace de la supuesta inocencia de su hijo se apoya principalmente en la historia de las torturas que según la familia de Salas Muñiz sufrió Marco Arturo desde el momento en que fué arrestado. Pero es el caso de que casi un año después de haber sido puesto en libertad, estando "exonerado" por la misma Comisión Nacional de Derechos Humanos, Marco Arturo Salas Sánchez fué nuevamente cómplice activo en otro delito. Podemos leer lo siguiente en la página 6 de la Sección "B" del periódico NORTE DE CIUDAD JUAREZ aparecido el Miércoles 12 de Mayo de 1993:

“DETIENEN EN UN VEHICULO ROBADO A PRESUNTO ASESINO DE OROPEZA.
Marco Arturo Salas Sánchez, involucrado y absuelto por el juez en el asesinato del doctor Oropeza, fué detenido a bordo de un vehículo robado en las calles Dos de Abril y Brasil. Salas fué arrestado cuando se encontraba en compañía de dos menores de edad en el interior de una camioneta Ram Charger modelo 85.”

En relación a éste nuevo delito en el que Marco Arturo Salas Sánchez incurrió en compañía de otros, véase el archivo fotográfico INCIDENTE.jpg. Dos días después, a Marco Arturo Salas le fué concedida la libertad caucional, pudiéndose leer la siguiente noticia en DIARIO DE JUAREZ del Viernes 14 de Mayo de 1993:

“Involucrado en el caso Oropeza.
CONCEDEN LA LIBERTAD A SALAS.
El juez segundo de lo Penal, Rafael Lomas Loya, le concedió la libertad caucional a Marco Arturo Salas Sánchez con una fianza de 15 mil nuevos pesos, cuyo pago no había garantizado el acusado hasta ayer a las 3:00 de la tarde, por lo que seguía recluído en el Centro de Readaptación Social.”

Y CUANDO MARCO ARTURO SALAS SANCHEZ FUE ARRESTADO EN LA COMISION DE ESTE NUEVO DELITO, SU PADRE NUEVAMENTE RECURRIO AL ARGUMENTO DE QUE SU HIJO ESTABA SIENDO VICTIMA DE UN “COMPLOT” PARA HACERLO “CHIVO EXPIATORIO” (lo cual sin lugar a dudas habrá sorprendido al dueño de la camioneta robada, quien después de ser la víctima del robo de su vehículo terminó siendo involucrado por el padre de Marco Arturo Salas Sánchez en un elaborado "complot" para fabricar culpables).

11) En la misma entrevista efectuada por DIARIO DE JUAREZ el Martes 5 de Julio de 1994 a Héctor Mario Salas Muñiz, el padre de Marco Arturo Sálas Sanchez, éste externó los siguientes comentarios acerca de la forma en la cual su hijo fué torturado a partir del momento preciso en que fué detenido por los agentes de la Policía Judicial del Estado (véase el archivo fotográfico MENTIRAS1.jpg):

“ 'Recuerdo que llegó el comandante de la Judicial del Estado, Manuel Pando, y otros ocho agentes; se metieron a la casa y esperaron a que llegara mi hijo. Uno de mis hermanos, que es abogado, supo que lo andaban buscando y le tramitó un amparo ... luego, por la tarde, él llegó con el amparo y les preguntó a los judiciales que para qué lo andaban buscando; FUE ENTONCES QUE COMENZARON LAS TORTURAS', dijo. SALAS FUE ARRASTRADO DE LOS CABELLOS Y TREPADO A UNO DE LOS VEHICULOS QUE TRAIAN LOS AGENTES.' Todo fué muy burdo y con el exceso que tienen los judiciales; CUANDO LLEVABAN DE LAS GREÑAS A MARCO (ARTURO) TUVE QUE INTERVENIR, PORQUE LO ESTABAN TORTURANDO DESDE ESE MOMENTO', dijo Adrián Santillanes, un vecino y testigo de la aprehensión.”

Pero ésto es imposible, ya que de acuerdo a las declaraciones emitidas por su propio hijo Marco Arturo ante los abogados de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, éste FUE SACADO CON ENGAÑOS Y NO CON TORTURAS. En efecto, podemos leer lo siguiente en las páginas 17 y 18 de la Recomendación 13/92 de la CNDH basado en las declaraciones emitidas ante la misma por Marco Arturo Salas Sánchez (véase el archivo fotográfico MENTIRAS2.jpg):

“Al principio los agentes de la Policía Judicial le dijeron (a Marco Arturo) que tenía que declarar en relación a una supuesta violación y que de inmediato sería puesto en libertad. A pesar del amparo que mostró el C. Salas Sánchez a los agentes de la Policía Judicial del Estado, éstos le dijeron que no había problema, que no quedaría detenido. Ante esa afirmación y confiando en la suspensión provisional que tenía a su favor, EL AGRAVIADO DECIDIO ACOMPAÑARLOS. En realidad, recalcó el agraviado, LOS AGENTES LO SACARON DE SU CASA CON ENGAÑOS.”

Es imposible que alguien trate de argumentar que cualquiera de las declaraciones arriba citadas haya sido extraída a base de “torturas” (el recurso favorito de los delincuentes para declararse chivos expiatorios y lograr con ello su liberación pese a las pruebas que haya en contra de ellos) en virtud de que la primera declaración fué hecha libremente ante un medio de comunicación, y la segunda declaración fué hecha ante la CNDH cuando ésta última estaba interviniendo precisamente para que soltaran a los detenidos a petición expresa de los hermanos Oropeza Gutiérrez. Las contradicciones son el resultado lógico de que cuando hay tantas mentiras en la elaboración de una coartada, es imposible que todos los mentirosos involucrados se puedan poner de acuerdo en todo y que puedan separar mentalmente por tiempo indefinido las mentiras que inventaron y la realidad que vivieron. Los que hablan con la verdad siempre serán consistentes. Los que están mintiendo invariablemente caerán en yerros como el que arriba se cita.

Se concluye con lo que se ha expuesto que, o mintió Marco Arturo Salas Sánchez, o mienten su padre Héctor Mario Salas Muñiz y su vecino Adrián Santillanes, o mienten los tres.

14) Por si las razones que ya han sido expuestas no fuesen suficientes para proceder nuevamente al arresto de Marco Arturo Salas Sánchez y de Sergio Aguirre Torres, se cuenta con otro instrumento legal de un valor extraordinario para el caso: EL DICTAMEN DE UN JUEZ FEDERAL. Podemos leer lo siguiente en una nota aparecida el Jueves 24 de Septiembre de 1992 en la página 10 de la Sección “B” del periódico “DIARIO DE JUAREZ” bajo el encabezado “Conceden Amparo Contra Orden de Aprehensión a ex Jefes de la PJF Pando, Navarrete y Corral” (archivo fotográfico AMPARO.jpg):

”Juzgó también el profesionista (Juez Cuarto de Distrito Francisco Carrillo Vera) que en las declaraciones que formularon sobre la forma en que los ex polijudiciales incurrieron en los delitos de torturas, allanamiento y abuso de autoridad, los quejosos -Héctor Mario Salas, su esposa Sonia Hernández de Salas y los hijos del matrimonio Marco Arturo y Celia Salas Sánchez- INCURRIERON EN GRAVES CONTRADICCIONES.
Se advierte que los denunciantes FALSEARON LOS HECHOS para incriminar a los agentes policiacos y que actuaron por el resentimiento que les provocó el hecho de haber visto privado de la libertad a uno de los miembros de la familia: Marco Arturo Salas Sánchez, quien, junto con su amigo Sergio Aguirre Torres, estuvo encarcelado como presunto responsable de los asesinatos del doctor Víctor Manuel Oropeza y del comerciante Pablo Vargas Ramírez.
Respecto a Marco Arturo, el Juez Cuarto de Distrito consideró que las declaraciones que formuló el joven en el sentido de que la policía lo torturó para que se declarara culpable de los dos homicidios, NO PASA DE REPRESENTAR UNA COARTADA PARA ELUDIR SU RESPONSABILIDAD EN ESOS CRIMENES.
Observó el licenciado Carrillo Vera en las declaraciones de Salas Sánchez -se dice en la resolución- la influencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y LA DISPOSICION A MENTIR DE UN HOMBRE QUE, COMO MARCO ARTURO, SABE CREAR COARTADAS ...
Por lo que toca a la denuncia de allanamiento de morada y abuso de autoridad que presentaron contra los ex judiciales estatales los familiares de Marco Arturo, en su sentencia el juez señaló que EXISTEN EN LAS TRES DECLARACIONES GRAVES CONTRADICCIONES que, pueden sintetizarse de la siguiente manera:
Héctor Mario Salas dijo que él se entregó voluntariamente a los agentes de la Policía Judicial del Estado cuando éstos le pidieron que los acompañara.
En cambio, la esposa de Héctor, Sonia Hernández de Salas, expresó que ella vio cuando su cónyuge fue sacado por la fuerza de su casa por los investigadores.
Además de esto, Celia Salas Sánchez dijo que cuando ella se encontraba en la planta alta de su casa, vió a varios hombres que se habían metido a su hogar. 'Cuando, asustada, bajé, encontré a mi padre atendiendo a un cliente en su sastrería que funciona en la planta baja de la casa' añadió. Consideró el juez que cuando Sonia vió en la planta alta a los supuestos policías, ya había ocurrido la hipotética detención de Hector Mario y, sin embargo, la joven dijo que en los momentos en que bajó halló a su padre atendiendo a un cliente.”

Ésta es la resolución oficial de un Juez Federal, ratificada y apoyada a principios del mes de Junio de 1993 por el Segundo Tribunal Colegiado del 17 Circuito.

19) Enfoquemos ahora nuestra atención sobre el archivo fotográfico SICARIOS.jpg, observando la fotografía de la playera azul que portaba Marco Arturo Salas Sánchez al momento de ser presentado ante los medios de comunicación. Esta es la misma playera con la cual fué detenido tras el arresto del cómplice que lo delató, Sergio Aguirre. Ahora bien, hay testigos sumamente confiables (ciertamente mucho más confiables que el mismo Marco Arturo Salas o sus familiares inmediatos) a los cuales les consta que al día siguiente del asesinato Marco Arturo Salas hizo algo que el nunca hacía. Se levantó muy temprano, en contra de su costumbre, y se dirigió hacia la tienda de abarrotes situada cerca de su casa en Avenida Valle de Juarez 7359 en Infonavit San Lorenzo, y lo primero que hizo fué inquirir por el periódico para enterarse de los sucesos que habían ocurrido el día anterior. Obviamente, estaba buscando la confirmación de algo importante que le interesaba sobremanera que había tenido lugar el día anterior. No se requiere mucha imaginación para conjeturar exactamente cuál era la noticia que estaba buscando. Pero otra cosa que les llamó la atención a los testigos que lo vieron en dicha tienda de abarrotes muy temprano fué que cuando entró a la tienda de abarrotes esa mañana llevaba puesta la misma playera azul con la cual fué detenido, y están absolutamente seguros de ello porque cuando fué arrestado a la siguiente semana de haber sido cometido el crimen del Doctor Oropeza Marco Arturo Salas Sánchez apareció en primera plana en el periódico DIARIO DE JUAREZ del Lunes 15 de Julio de 1991 en la misma fotografía a colores que vemos en el archivo fotográfico SICARIOS.jpg, y nosotros también lo podemos ver en dicha fotografía con esa misma playera azul con la cual fué visto el Jueves 4 de Julio de 1991 muy temprano en esa tienda de abarrotes.
En el extracto dado anteriormente se mencionan varios archivos fotográficos que apoyan lo dicho. A continuación se reproducen algunos (no todos) de esos archivos fotográficos tomados directamente del conjunto de documentos que forman parte del archivo confidencial OROPEZA.6. Los archivos reproducidos son SICARIOS.jpgARMENDARIZ.jpg, PRESENTACION.jpg, TESTIMONIO1A.jpg, TESTIMONIO1B.jpg, TESTIMONIO1C.jpg, TESTIMONIO2B.jpgSAMUEL.jpg, HECTOR.jpg, EDMUNDO.jpg, ROSALBA.jpg, AptHECTOR.jpg, CasaSAMUEL.jpg, TIENDITA.jpgTENDERO.jpg, CRIMINAL.jpg, MENTIRAS1.jpg y MENTIRAS2.jpg, respectivamente en ese mismo orden, varios de los cuales pueden ser ampliados a su tamaño original para mejor apreciación de los detalles:





















El descubrimiento de la identidad un cuarto sospechoso como presunto cómplice de los tres autores materiales del crimen identificados como tales en los medios de comunicación resulta extraordinario porque al darse por esclarecido oficialmente el caso Oropeza ni siquiera la Policía Judicial del Estado de Chihuahua ni la Procuraduría General de la República suponían que pudiera haber más de tres autores materiales del crimen al dar por cerrado el caso, y este es otro de los muchos triunfos del equipo de reporteros investigadores que estuvieron trabajando por cuenta propia sobre el caso. Esta información nunca se hizo pública y por lo tanto no obra en los archivos de los periódicos de la época, esto en la esperanza de que la información que estaba siendo proporcionada bajo la mayor confidencialidad posible pudiera ser utilizada por las autoridades como otra ruta adicional que podía conducir directamente hacia el esclarecimiento total del caso Oropeza, lo cual desafortunadamente no ocurrió porque ninguna de las evidencias aportadas en el documento OROPEZA.6 fueron usadas para la reapertura del caso Oropeza cuando entró en funciones Francisco Barrio Terrazas como gobernador de Chihuahua.

Se repite que en los documentos OROPEZA.6 e IPCRESS hay más, muchas más evidencias y elementos de investigación. Pero es también un hecho que el caso Oropeza permaneció congelado en los seis años en los que Francisco Barrio Terrazas estuvo gobernando al estado de Chihuahua. La pregunta entonces se vuelve entonces: ¿por qué? Esto es algo que tiene que ser tratado por separado en la siguiente entrada en la que se verán algunas de las evidencias y elementos de investigación contenidos en el documento IPCRESS.

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