El día de hoy, seguramente como resultado de las políticas hostiles del Presidente norteamericano Donald Trump, el Departamento de Estado ha anunciado que a todos los extranjeros que pretendan obtener una visa de ingreso a los Estados Unidos por cualquier motivo, se les pedirá en su aplicación de visa que proporcionen todos sus números de cuenta así como los perfiles en los que han estado registrados en las redes sociales tales como Facebook e Instagram en los últimos 5 años. No está claro aún si también se le pedirá a los extranjeros que proporcionen sus contraseñas de ingreso a todas sus cuentas de correos electrónicos, lo cual implicaría una intrusión masiva a la privacidad en las vidas de todos aquellos que pretendan ingresar o viajar a los Estados Unidos ya sea con visa de residencia permanente o en alguna categoría como estudiantes y así sea en calidad de simples turistas.
El problema principal, desde luego, es que tras los numerosos ataques cibernéticos de que han sido víctimas varias dependencias oficiales del gobierno norteamericano, es imposible confiar que el gobierno norteamericano podrá mantener la privacidad de los datos privados que le proporcionen todos aquellos que tramiten una solicitud de visa ante algún consulado norteamericano. Proporcionarle al gobierno norteamericano esta clase de información puede terminar siendo igual que proporcionársela a los hackers que a cada rato están haciendo al gobierno norteamericano víctima de sus ataques cibernéticos. Si dentro del mismo EE.UU. una empresa gigantesca privada del calibre de EQUIFAX no pudo impedir que hackers maliciosos posiblemente al servicio de algún gobierno antagónico pudieran obtener acceso a los datos confidenciales y los historiales de crédito de decenas de millones de norteamericanos haciéndolos completamente vulnerables al mal uso de sus datos personales, ¿qué garantiza que el gobierno norteamericano pueda evitar que algo semejante ocurra con los datos confidenciales privados proporcionados por los solicitantes de cualquier tipo de visa de ingreso a los EE.UU.?
Yo en lo particular no tengo nada personal en contra de las redes sociales y medios tales como Facebook, Tweeter, Instagram y WhatsApp. Pero jamás en mi vida he estado dado de alta en una red social como Facebook o Tweeter, y según lo podría decir el mismo creador de Facebook, Mark Zuckerberg, yo no existo (virtualmente hablando); así que por ese medio no he dejado huella alguna.
La razón por la cual yo personalmente nunca me he dado de alta en ninguna de las redes sociales (usé únicamente WhatsApp por menos de 2 meses y no lo he vuelto a usar desde hace medio año, y ya ni siquiera recuerdo el número de cuenta o perfil con el cual me dí de alta en WhatsApp) no es por alguna animadversión personal al uso de las redes sociales, sino por el simple y llano hecho de que no me alcanza el tiempo para dedicarle un solo minuto a esas redes sociales. Mi tiempo limitado se está consumiendo en otras cosas tales como el estar actualizando obras mías que he estado publicando en Internet como los libros La Mecánica Cuántica y La Teoría de la Relatividad. Cualquiera que le haya echado un vistazo a tales obras se percatará de inmediato de que se trata de proyectos que consumen miles y miles de horas. Y la publicación de esas obras no es lo único que consume una gran parte de mi tiempo. En mi faceta como compositor de obras musicales, la elaboración de obras musicales al estilo clásico poniendo notas en el pentagrama una por una es algo que también consume mucho tiempo, además de estarlas subiendo a YouTube, el poco tiempo que me sobra de mis otras actividades profesionales como la de ofertar mis servicios como ingeniero de sistemas e informática. ¿Entonces de dónde voy a sacar el tiempo para andar paseando en las redes sociales? Imposible. Ni siquiera he tenido tiempo para poder responder los numerosos correos electrónicos que recibo con motivo de preguntas y dudas que se me formulan relacionadas con los libros que he escrito y subido a Internet. Sorry, pero ni siquiera para eso me ha alcanzado el tiempo, y tengo ya un retraso acumulado de meses y meses en cosas que he querido subir a Internet y simple y sencillamente no me doy abasto.
Es muy posible que anden por las redes sociales tipos que simulan ser yo, tipos que simulan ser Armando Martínez y no lo son. No tengo forma de saberlo, y aunque la tuviera no tengo el tiempo para andarlo checando.
Sin embargo, lo anterior no significa que sea un completo desconocido. En ésta "Mi Bitácora Diaria" he estado exponiendo no solo algunos de mis conocimientos y experiencias que creo que pueden ser útiles a quienes me honran aquí con su visita. He estado exponiendo también mis puntos de vista en todo tipo de tópicos, sobre todo de la política nacional de México y la política internacional. En este sentido, soy tan transparente como un pez en el agua, y el gobierno norteamericano no tiene necesidad de andarme buscando en Facebook o Tweeter para saber lo que pienso. Basta con consultar esta bitácora para poder definirme a la perfección, así que no soy tan secretivo como pudiera creerse.
Sin embargo, si el gobierno norteamericano cree que examinando con lupa a Armando Martínez va a encontrar algún terrorista musulmán, estará perdiendo su tiempo. Los verdaderos enemigos de los Estados Unidos tales como los simpatizantes del Estado Islámico no ingresan a los Estados Unidos desde México en calidad de indocumentados. Todo lo contrario, ingresan a EE.UU. a través de los aeropuertos internacionales con visas expedidas en algún consulado norteamericano, lo cual es fácil de confirmar revisando las listas de terroristas musulmanes que han hecho barbaridades dentro de territorio norteamericano; a todos ellos les fueron abiertas las puertas por el Departamento de Estado norteamericano. Allí es donde realmente deberían empezar a buscar, allí es donde están sus verdaderos enemigos.
En lo que toca a México, aún si Estados Unidos bajara la inmigración a cero, tanto la legal como la indocumentada, ello no detendría los ataques terroristas de musulmanes perpetrados dentro de territorio norteamericano porque hasta la fecha no ha ingresado ni un solo terrorista musulmán a Estados Unidos usando a México como trampolín de ingreso. Ni uno solo. Y esto es algo en lo que deberían de meditar los funcionarios consulares norteamericanos que le están poniendo su visa de ingreso a los Estados Unidos a tipos del Medio Oriente de los cuales por lo visto no conocen absolutamente nada. Y resulta infantil creer que esos terroristas van a andar exponiendo en las redes sociales como Facebook sus verdaderas intenciones. Son malvados, son asesinos, son crueles, son escoria; pero no son tan tarugos al menos en lo que a ésto respecta.
Si para poder obtener una visa de ingreso a los Estados Unidos va a ser necesario proporcionarle al Departamento de Estado norteamericano los identificadores de todas las cuentas en redes sociales como Facebook y Twitter que el solicitante de la visa ha estado empleando en los últimos cinco años (tal parece ser la intención), junto con todos los domicilios de correos electrónicos que el solicitante ha estado usando en los últimos cinco años, junto con los números de todos los teléfonos celulares y todos los teléfonos inteligentes que el solicitante ha estado usando en los últimos cinco años, así como todas las contraseñas de ingreso a todas esas cuentas en las redes sociales, correos electrónicos, y teléfonos móviles, a lo largo de los últimos cinco años, entonces si el que quiere la visa la está solicitando únicamente en calidad de turista para poder visitar en sus vacaciones el parque de diversiones de Orlando Florida, trátese de un turista europeo o de un país asiático con habitantes que gozan de ingresos elevados como Alemania, Francia, Japón y Singapur, seguramente todos los aspirantes a viajar a Estados unidos en calidad de turistas se formularán las siguientes preguntas: ¿vale la pena entregarle toda esa información al gobierno norteamericano únicamente para poder visitar una vez en la vida el parque de diversiones de Orlando en Florida? ¿Se puede confiar al cien por ciento en el gobierno norteamericano para mantener resguardada toda esa información personal privada de cualquier posible ataque cibernético? Y es posible que la respuesta para muchos de ellos será simplemente no viajar a los Estados Unidos y cambiar los planes de viaje hacia otro país que no les pida tanta información personal privada, algún país como México que oferta sus bellas playas en Acapulco, Cancún y Puerto Vallarta, y sin poner tanto requisito ni tanta traba.
Dicho sea de otra manera: si a todos los solicitantes de cualquier tipo de visa de ingreso a la Unión Americana se le va a pedir que suelte toda esa información personal privada solo para permitirle tomar una vacaciones breves en Miami o en Nueva York, el Departamento de Estado puede terminar destruyendo la industria del turismo internacional hacia los Estados Unidos. Y si ocurre tal cosa, las consecuencias pueden ser mucho más devastadoras que los daños que han ocasionado los terroristas musulmanes en territorio norteamericano y a los cuales, el mismo Departamento de Estado les concedió visas para poder ingresar a Estados Unidos legalmente, terroristas (como Sayfullo Habibullaevic Saipov, un terrorista musulmán de Uzbekistán acusado de matar a ocho personas y herir a una docena después de conducir una camioneta rentada por un concurrido carril biciceltas cerca del World Trade Center en Manhattan en Halloween, o como Akayed Ullah, un terrorista originario de Bangladesh que llevaba una bomba pegada al cuerpo).
La destrucción de la industria del turismo internacional en Estados Unidos. Con todas las consecuencias desastrosas que ello puede acarrear incluyendo la pérdida de decenas de miles de empleos y el cierre de miles de negocios y empresas norteamericanas que dependen del turismo internacional para poder sobrevivir y prosperar. Puede parecer casi una aberración. ¿Pero que otra cosa se puede esperar en un país gobernado por un presidente intolerante que el 2 de marzo de 2018 afirmó que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar"? Estamos empezando a ver lass consecuencias de haber elegido a tal hombre como presidente. Y esto apenas comienza. Se puede poner muy interesante. Y se puede poner muy mal antes de que se ponga mejor.
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