domingo, 9 de octubre de 2016

El triunfal regreso de Don Francisco



¡Ah que Don Francisco!

Ya nos había dado a todos su último espectáculo de su programa Sábado Gigante hace poco más de un año cuando un sábado 27 de octubre de 2015 se llevó a cabo la transmisión del último capítulo del programa latino con mayor duración en la historia (53 años de emisión ininterrumpida, poco más de medio siglo), un programa de una importancia tal que a Don Francisco le fue concedida una visita exclusiva a la Oficina Oval del presidente de Estados Unidos. Pero precisamente hoy, domingo 9 de octubre del 2016, casi un año después de la muerte del muy llorado programa Sábado Gigante, Don Francisco hace su regreso triunfal a la televisión. Sin embargo, hay un pero. No vuelve al aire a través de la cadena Univisión que le abrió las puertas en Estados Unidos.

Muchos lo imaginábamos en una silla mecedora viendo pasar los pájaros y la puesta del sol. En efecto, lo imaginábamos habiendo graduado de Don Francisco a Don Panchito. Pero sorpresivamente, se anunció su gran regreso, su retorno para llenar la ausencia que él mismo creó.

El motivo de la salida de Don Francisco de Univisión siempre había sido un misterio, y se pensaba que nunca se sabría. Pero ahora con su regreso pero no a Univisión sino a otra cadena, Telemundo, la principal competidora de Univisión, se puede vislumbrar cuál fue la verdadera razón de la salida de Don Francisco. Podemos suponer que se llevó a cabo una conversación como la siguiente después de haber entrado Don Francisco a las oficinas del productor del programa Sábado Gigante:

-Hooooolaaaaa, mi estimado, tenemos que hablar.

-Pase usted, Don Francisco, diga usted. Soy todo oídos.

-Vengo a pedir un aumento de sueldo.

Unas perlas de sudor empiezan a recorrer la frente del productor mientras agarra fuerzas para formular la pregunta que necesariamente le tiene que formular:

-¿Y de cuánto estamos hablando, Don Francisco?

Con semblante sereno y sonriendo como siempre lo hace en su programa Sábado Gigante, Don Francisco trata de preparar al productor para lo que le va a pedir:

-Barata la cosa, baratita. Me conformaré con un aumento modesto para la importancia de mi figura y personalidad.

-Ande, Don Francisco, no me tenga intrigado. ¿De a cómo quiere que sea el cheque?

-Pues yo lo único que pido es que me aumenten el sueldo en diez tantos?

El productor se queda perplejo con la boca abierta sin darse cuenta de le empieza a caer la saliva:

-¿Qué qué queeeeeeeeeeeeeeee?

-Es lo menos que merezco- responde Don Francisco.

-Ja ja ja, Don Francisco, esa es una broma muy buena. Ahora, hablando en serio, ¿cuánto quiere que le subamos el sueldo?

-No es ninguna broma, mi estimado. Quiero que me multipliquen por diez la cifra que me pagan en cada quincena.

Incapaz de contener la sudoración profusa, y poniendo cara de víctima como si fuese un hombre en camino al patíbulo, el productor trata de negociar con el conductor estrella de Univisión:

-Mire Don Francisco, Estamos de acuerdo en que usted se merece algún aumento, digamos de un veinte o treinta por ciento, pero...

-Me merezco el aumento que le estoy pidiendo. Gracias a mí, Univisión se ha levantado, y sin mí, Univisión no sería nada.

-Don Francisco, tenemos que negociar...

-En esto no hay negociación, es mi última palabra.

-No tenemos presupuesto para lo que nos está pidiendo. Además, creo que sus pretensiones son exageradas.

-Pues cobren más dinero a los patrocinadores, porque yo lo valgo. Pero me voy a mantener firme en lo que pido. Diez tantos.

-¿Y si no le damos, lo que nos pide? ¿Entonces qué?

-Pues entonces se acabó Sábado Gigante.

Al borde del colapso, y poniéndose de inmediato en el brazo un medidor de la presión arterial para comprobar si no está rondando un infarto, el productor batallando por articular palabras agrega:

-Don Francisco, sea usted razonable, por favor. Ni siquiera si me pidiera que le dobláramos o le triplicáramos el sueldo estaríamos en condiciones de poder cumplirle sus demandas.

-Pues tienen que estar en condiciones de darme lo que pido, porque si no, ¡es el fin de Sábado Gigante!

-Don Francisco, eso tiene el sonido de un chantaje, de una extorsión.

-Solo estoy pidiendo lo que es justo. Mi programa no tiene mucho de haber cumplido medio siglo de transmisión al aire.

-No, lo que usted nos pide no es justo, es injusto.

-Pues a ver cómo le hacen para sacar de alguna parte lo que les estoy pidiendo.

-Imposible, Don Francisco, imposible. Si usted insiste, con todo y que sea usted Don Francisco tendríamos que vernos obligados a dejarlo ir.

-Pero Univisión no puede salir adelante sin mí.

Enojado ante lo que parece un reto, el productor le responde a Don Francisco:

-Claro que Univisión puede salir adelante sin usted, Don Francisco, porque dentro de Univisión nadie es indispensable, nadie, ni siquiera usted, Don Francisco.

-O me dá lo que pido, o le tomo la palabra y me voy.

-Pues si quiere irse, se puede ir cuando usted quiera, no lo vamos a retener a la fuerza, ni vamos a ceder a sus pretensiones que son exageradas.

-¿Sabe usted que sin mí se acaba Univisión?

-Se equivoca, Don Francisco. Univisión saldrá adelante con usted, sin usted, y pese a usted.

-Lo voy a tomar como una ofensa.

-Tómelo como quiera, pero deje ya de molestarme con esas pretensiones exageradas.

-¿Y si me voy?

-Pues si se va, que le vaya muy bien.

-¿Seguro?

-Segurísimo. Es más, se puede ir ahorita mismo si usted quiere, porque nadie es indispensable en Univisión, ni siquiera Don Francisco.

-Este... este... vamos a tratar de resolver esto como buenos amigos. ¿Y si en vez de los diez tantos me conceden ocho tantos?

-Ni siquiera cinco tantos. Es más, ni siquiera el triple. Y si quiere largarse de Univisión, lárguese cuando usted quiera.

-Mire, no tenemos por qué quedar como malos amigos. Déme el séxtuple de mi sueldo actual, y quedamos contentos los dos.

-Ni siquiera el doble. Váyase de mi oficina y déjeme en paz.

-Bueno, ¿y si en vez del aumento que le pedía negociamos ese veinte o treinta por ciento del que usted me hablaba?

-Pues ahora ni siquiera eso. Le seguiremos pagando lo mismo, que ya es bastante, y si no le gusta, renuncie cuando usted quiera.

-¿Está usted seguro de lo que me dice?

-¡¡Segurísimo!! Nunca había estado más seguro en toda mi vida.

-Mire, yo solo estaba tanteando las aguas para ver qué tanto me apreciaba Univisión, pero la mera verdad yo no...

-Es usted un creído, Don Francisco, un egocéntrico, un acaparador. Hasta me tumbó los favores de La Cuatro. Lo quiere todo para usted. Pero eso se acabó. Ahora hágame el favor de salirse de mi oficina antes de que llame a los guardias de seguridad.

-¡Hombre, no es para tanto! Vamos a estrechar las manos como buenos amigos...

-¡Qué amigos ni que ocho cuartos! Quítese de mi vista.

-Pero... es que...

-¡Nada! ¡Largo! ¡Largo!

Y así, al siguiente día, se anuncia la transmisión en grande del Gran Adiós de Sábado Gigante, la despedida a ser transmitida el sábado 27 de octubre de 2015 con todo un elenco de grandes artistas e invitados.

Para hacer corta una historia larga, lo que podemos suponer que sucedió fue ésto: Don Francisco sintiéndose fuerte e indispensable (un error que cometen algunos famosos cuando después de cierto tiempo la fama se les ha subido a la cabeza) pidió un aumento de sueldo generoso a Univisión. Tomándolo como una especie de chantaje, los propietarios de Univisión no se dejaron chantajear, y prefirieron programar la terminación de Sábado Gigante. Al quedar Don Francisco sin empleo por casi un año, Telemundo le hizo una propuesta, no ofreciéndole tanto dinero a Don Francisco como lo hubiera querido, pero aprovechando Telemundo el hecho de que un desempleado con ganas de regresar estará dispuesto a aceptar un salario mucho menor que el que le hubieran tenido que ofrecer si lo hubieran tratado de “piratear” de Univisión, y sabiendo que Don Francisco seguramente ardía en ansias de tomar alguna retribución en sus manos y darles en “el coco” a los de Univisión yéndose a trabajar con la competencia, o sea con Telemundo. Si Telemundo le pagará a Don Francisco más dinero de lo que lo que le pagaba Univisión, eso sigue siendo un misterio que ya ha despertado la curiosidad de muchos televidentes, y permanecerá como una interrogante ya que usualmente ese tipo de información es mantenida bajo estricta confidencia, hasta que algunos dentro de la empresa tales como los contadores o los chismosos de la oficina de pagaduría se animen a soltar la lengua y dejen correr el rumor. Hasta es posible que a Don Francisco le estén  pagando menos dinero que lo que le pagaba Univisión, máxime si Don Francisco quería “desquitarse” de alguna manera de Univisión yéndose con su formato y su estilo con la principal competidora de Univisión, quitándole a Univisión durante los domingos por la noche (en horas de alta audiencia) una parte considerable de su auditorio de televidentes en cualquier programa que sea transmitido por Univisión a la misma hora que sea transmitido por Telemundo el programa de Don Francisco.

Don Francisco no es un cantante, no es un actor, no es un ilusionista, tampoco es un cómico. Lo único que sabe hacer (y esto se lo digo a Don Francisco con el debido respeto y sin intención de ofender) es conducir programas, y Telemundo no lo podía contratar para hacer otra cosa excepto lo que sabe hacer mejor, Su nuevo programa, dominical, no podía llamarse Domingo Gigante porque el intento de plagio habría sido demasiado obvio y Telemundo se habría expuesto a una demanda legal multimillonaria de parte de Univisión por posible violación de propiedad de derechos. Sin embargo, pese a que su nombre verdadero no es Francisco (su nombre real es Mario), en Telemundo se seguirá llamando Don Francisco porque al fin y al cabo este es una especie de nombre artístico que ya trae consigo desde que empezó con su carrera en Chile, y su programa será a partir de este domingo 9 de octubre de 2016 Don Francisco Te Invita.

El que ríe al último, ríe mejor. Y Don Francisco vuelve en grande, pero no a Univisión, sino a la competidora Telemundo, echándoles un pitido con una cornetilla desde su carro a los de Univisión en su camino hacia Telemundo en donde lo esperan en su nuevo show. Y unas edecanes que lo hagan olvidar de la ausencia de La Cuatro, desde luego. Todo en grande para Don Francisco en su triunfal regreso, que hará hasta lo indecible por tumbarle los ratings a Univisión, y así demostrarles a los de Univisión que mejor le hubieran dado el aumento de sueldo que originalmente pedía. Así nace hoy Don Francisco Te Invita. Y es que con dinero baila Don Francisco, que diga, con dinero baila el chango. Todo es cuestión de pesos y centavos. De eso se trata todo en el país del dólar, absolutamente todo. Y como en su nuevo formato el programa de Don Francisco se asemeja a los talk shows norteamericanos como se usa en los programas con conductores tales como Jay Leno, Conan O’Brien y David Letterman, es posible que Don Francisco estará invitando a personalidades conocidas en el mundo del espectáculo y en el mundo de la política como Pepe Aguilar, la Arrolladora Banda Limón, Belinda, Hillary Clinton, Donald Trump (no, ese no, por favor), Mijares, Alejandra Guzmán, etcétera. Tal vez hasta termine invitando a otros personajes un poco menos conocidos, como el periodista Mario Marín de Milenio México, como el Padre Alejandro Solalinde tan querido por los indocumentados y los aspirantes a indocumentados, o quizá hasta un bloggero como ese de Ciudad Juárez dice llamarse Armando Martínez. ¡Hey, Don Francisco! ¿Cuándo me invita a su programa como huésped en una entrevista? Plis. Le tomo la palabra, y si Don Francisco invita, pues debemos acudir a la invitación en forma casi obligada aunque para llegar hasta Miami se tenga que recurrir al “aventón” pidiendo “raid” (hitchhiking) a algunos de los polleros que transportan indocumentados. Pero que sea después de celebradas las elecciones el 8 de noviembre en Estados Unidos, claro está, cuando se defina al triunfador, porque si gana el tal Donald Trump en ese caso no creo que el presidente Donald Trump dejará entrar ni siquiera al presidente Enrique Peña Nieto, mucho menos a los bloggeros mexicanos que le estuvieron atizando duro en su propio idioma sacándole canas verdes a través la Web y haciendo chistes crueles a costillas del gran bufón, de lo cual dicho sea de paso no me arrepiento y por el contrario consideré deber y obligación cívica para darle en donde más le pueda doler al melenudo septuagenario que ha estado usando como piñata (o punching bag) a todos los latinos e hispanoparlantes con tal de allegarse los votos de los sectores más anti-mexicanos que pueda haber en “tierra de Trump” que dicho sea de paso también es hoy tierra de Don Francisco. ¡Gulp! ¿Qué acabo de decir? Sospecho que ya no me invitará Don Francisco a su resurrección.



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