miércoles, 16 de noviembre de 2016

Auge y Ocaso del Séptimo Imperio

Cada uno de los grandes imperios en la historia de la humanidad tienen su auge y su decadencia abarcando un lapso de 200 años. Tal fue la conclusión a la que llegó uno de los más famosos eruditos de Escocia, Alexander Fraser Tytler, quien fuera catedrático de Historia Universal y de Historia Antigua, Griega y Romana, en la Universidad de Edimburgo, en Escocia, y el cual escribió el libro The Decline and Fall of the Athenian Republic. Según Tytler, “la edad media de la grandes civilizaciones del mundo desde el comienzo de la historia ha sido alrededor de unos 200 años”.

De acuerdo a lo que observó Tytler, las naciones que llegan a constituír un imperio generalmente han progresado a través de una secuencia como la siguiente:
  • De la esclavitud a la fe espiritual
  • De la fe espiritual al valor
  • De la valentía a la libertad
  • De la libertad a la abundancia
  • De la abundancia al egoísmo
  • Del egoísmo a la complacencia
  • De la complacencia a la apatía
  • De la apatía a la dependencia
  • De la dependencia a la esclavitud
Se debe resaltar que Tytler no llegó a estas conclusiones partiendo desde una perspectiva o un punto de vista religioso. Llevó a cabo su análisis usando un raciocinio lógico, humanista, neutral, imparcial. Lo hizo como un académico de prestigio. El profesor Tytler llegó a sus conclusiones en el año 1787, justo cuando las trece colonias de Norteamérica estaban empezando a adoptar su constitución, cuando aún no existía Estados Unidos como lo conocemos hoy. Esto fue lo que dijo Tytler en su obra magistral:
“Una democracia siempre es en naturaleza algo temporal, simplemente no puede existir como una forma permanente de gobierno. Una democracia seguirá existiendo hasta el tiempo en el cual los votantes descubran que se pueden votar a sí mismos regalos generosos de las arcas públicas. A partir de ese momento en adelante, la mayoría siempre votará por los candidatos que prometan los mayores beneficios de la tesorería pública, con el resultado final de que cada democracia finalmente se colapsará debido a su enclenque política fiscal, lo cual siempre es continuado por una dictadura”.
¿Y por qué nos debería empezar a preocupar mucho a todos lo anterior? ¿Qué interés podrían tener las conclusiones plasmadas en un libro que en México casi nadie ha leído, el resultado final de un estudio elaborado por un hombre del siglo XIX que ya está muerto? La respuesta es: mucho. Todo a la luz de los acontecimientos que se están dando en los Estados Unidos a raíz de las elecciones llevadas a cabo en 2016 que le entregaron la presidencia de los Estados Unidos a un hombre completamente impredecible, neurasténico, y en buena medida, irracional. Si repasamos la secuencia de etapas históricas observadas por Tytler, no le será difícil a muchos lectores reconocer que Estados Unidos como país ya pasó por la mayoría de las primeras etapas. Y su lapso de 200 años como imperio se están cumpliendo ya en nuestra época. Su tiempo prácticamente se agotó.

Las advertencias dadas por el profesor Tytler se están cumpliendo al pie de la letra, y se repite aquí que en sus argumentaciones no se encuentra absolutamente nada que tenga que ver con creencia religiosa alguna. La economía norteamericana se halla prácticamente al borde del colapso con una deuda pública estimada en cerca de 19 trillones de dólares, y de hecho es el país más endeudado del mundo. Y de hecho no tiene con qué pagar la deuda excepto su promesa de pagarla y su palabra dada de buena fé a los deudores de que dicha deuda será pagada algún día que nadie ve para cuándo. Para evitar un colapso, en 2011 se intentó ponerle un límite máximo a la deuda nacional, conocido como “techo de la deuda”. Y pese a todas las buenas intenciones, ha sido imposible mantener bajo control el crecimiento deorbitado de la deuda interna porque cada uno de dichos intentos ha resultado en una crisis. La disyuntiva a largo plazo es declararse en quiebra, con lo cual Estados Unidos tiene el potencial de arrastrar al resto del mundo a una verdadera catástrofe planetaria. Ante esta alternativa, Estados Unidos ha decidido continuar con su endeudamiento sin límites aún a sabiendas de que la economía nacional está cada vez más cercana al borde de un profundo precipicio.

Al independizarse las trece colonias de Inglaterra y obtener su autonomía, el nuevo país pasó de la libertad a la abundancia, entrando en una época de prosperidad y crecimiento que le permitió convertirse en el país más rico del mundo con un estándard de vida que el resto de las naciones envidiaron. No tardó mucho en pasar de la abundancia al egoísmo, y la manifestación más evidente de dicho egoísmo es su rechazo y negativa a acoger a nuevas oleadas de inmigrantes que quieren ir a Estados Unidos en busca de una mejor vida y mayores oportunidades, renegando de sus orígenes y olvidando por completo que Estados Unidos fue fundada como una nación de inmigrantes, una nación que con la llegada de Donald Trump a la presidencia está encaminada en una gran supercarretera a una forma de vida aislacionista y proteccionista.

El Imperio Romano tuvo sus 200 años de goce de una paz sin precedentes, la Pax Romana, un período inigualado en el mundo antiguo de paz y prosperidad que los romanos creyeron que duraría para siempre. Pero luego vino la decadencia de Roma, y el gran imperio dejó de serlo.

El ciclo de 200 años no ha pasado desapercibido a varios estadistas y políticos. Pensando precisamente en dicho ciclo histórico, Adolf Hitler llegó al poder prometiéndole a los alemanes un imperio que duraría mil años y no 200. En efecto, en su discurso pronunciado ante el Reichstag el 28 de abril de 1939 con motivo de una respuesta al telegrama de Roosevelt enviado el 14 de abril de 1939, dió a entender cómo el Tercer Reich constituiría un nuevo orden mundial dando luz a un imperio que duraría mil años. Pero el imperio que duraría mil años desafiando socarronamente el ciclo histórico predicho por el profesor Tytler no duró ni siquiera 30 años, y el colapso de la intentona fue tal que dejó a Europa prácticamente en ruinas y a Alemania partida por la mitad.

Si además de los señalamientos llevados a cabo por hombres sabios de juicio lúcido apelando únicamente a las conclusiones de la razón, le sumamos los vaticinios hechos por profetas bíblicos de renombre, como el profeta Daniel, hay motivos de sobra para preocuparse. De acuerdo a las Sagradas Escrituras, durante gran parte de su vida Daniel recibió diversas visiones apocalípticas que anunciaban, por medio de símbolos y claves numéricas, la instauración del Reino de Dios sobre la tierra. Quizá lo más relevante es el sueño de Nabucodonosor II, el soberano más poderoso de la antigüedad antes de la aparición del imperio aqueménida y del aplastante éxito de Alejandro Magno sobre éste, y el cual tuvo un sueño que nadie más supo interpretar, excepto un profeta judío llamado Daniel. Esto es lo que aparece en el Antiguo Testamento, en el capítulo 2 del Libro de Daniel en los versículos 26 al 45:
26 Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación?
27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.
28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama:
29 Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser.
30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
31 Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
32 La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;
33 sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
36 Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey.
37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.
38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.
39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.
42 Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.
43 Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre
45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
El rey Nabucodonosor II debió de haber quedado impactado, inclusive conmocionado, porque no le había dicho ni comentado a nadie la naturaleza de su sueño que como podemos ver contenía una gran cantidad de detalles. Y mucho menos esperaba que alguien pudiera darle una explicación tan detallada sobre el significado del sueño, un hecho realmente portentoso considerando que ni siquiera hoy en el Siglo XXI nuestros mejores psiquiatras y psicólogos cuentan con una metodología científica para explicarnos el significado de muchos de nuestros sueños. Y en el capítulo 7 del Libro de Daniel, se habla de una visión en la que aparecen cuatro bestias. Estos son los contenidos del capítulo 7 de dicho libro:
1 En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto.
2 Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar.
3 Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.
4 La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
5 Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne.
6 Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.
7 Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
8 Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
11 Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.
12 Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.
13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
15 Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
16 Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.
17 Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.
18 Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.
19 Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies;
20 asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros.
21 Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,
22 hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.
23 Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará.
24 Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará.
25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.
26 Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin,
27 y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.
28 Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.
Las profecías de Daniel han tenido varias interpretaciones, varias de ellas conflictivas. Una de dichas interpretaciones es la siguiente:
  1. El reino de oro es el imperio babilónico, una autocracia 604-538 a. C.
  2. El reino del pecho de plata, el imperio medo-persa, 538-333 a.C., una monarquía oligarca, heredera de una aristocracia.
  3. El tercer reino, el imperio griego fundado por Alejandro Magno, 490-146 a.C., y sus sucesores en Siria y Egipto, simbolizándolo con el estómago de bronce, un gobierno monárquico militar aristocrático.
  4. Las piernas de hierro (fortaleza), simbolizan a la Roma pagana por medio de los césares. Un imperio democrático, 455-27 a. C.
  5. Los dedos de hierro y barro cocido, simbolizan a Europa en los últimos tiempos.
Sin embargo, en esta lista no aparece el imperio más importante de todos, el imperio norteamericano, precisamente el imperio más poderoso que ha aparecido en el planeta desde que empezó a escribirse en libros y en tabletas de piedra la historia de la humanidad, el cual puso al primer hombre en la Luna, desarrolló la primera bomba atómica capaz de acabar con la vida en nuestro planeta, produjo un caudal de descubrimientos científicos y produjo un avance tecnológico espectacular nunca antes visto en la historia de la humanidad que hizo que muchos ojos voltearan hacia Estados Unidos casi como reverencia y admiración. El mismo imperio que ahora con el ascenso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos está empezando a tomar un giro que apenas hace dos años nadie, absolutamente nadie, podría haber anticipado.

A las profecías de Daniel, los escatólogos suman las profecías de otro libro que aparece al final del Nuevo Testamento, el Libro del Apocalipsis, con las cuales se cierra el círculo, y de acuerdo a las nuevas interpretaciones los Ocho Reyes son de hecho gobiernos humanos que algunos estudiosos de la Biblia identifican como los siguientes:
  1. Egipto
  2. Asiria
  3. Babilonia
  4. Medopersa
  5. Grecia
  6. Roma
  7. El Séptimo Imperio
  8. El Octavo Imperio
El Séptimo Imperio puede ser la potencia anglosajona, o sea Estados Unidos, y el Octavo Imperio puede ser la Organización de las Naciones Unidas constituída en un nuevo orden mundial tras el fracaso y el colapso total del Séptimo Imperio. Una ilustración que dá una idea de esta posibilidad es la siguiente:




Si el Séptimo Imperio son los Estados Unidos, y si su ciclo natural de vida de 200 años anticipado por el profesor Tytler se está terminando de cumplir, lo cual puede ocurrir si el impredecible Donald Trump empieza a cometer toda suerte de barbaridades e idioteces como el hombre más poderoso del mundo sin nada ni nadie que le pueda hacer contrapeso dentro de su país, entonces estaríamos todos en una posición privilegiada en la historia de la humanidad, porque posiblemente nos estaría tocando ver la conclusión de una larga historia, el posible cierre del último capítulo que a muchos no les fue concedido presenciar. El Libro del Apocalipsis habla de una batalla decisiva, una batalla final, una lucha entre el Bien y el Mal que está pendiente de llevarse a cabo. ¿Estaremos llegando de este modo a la recta final?

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