En Estados Unidos, el mismo producto se encuentra bajo un nombre ligeramente distinto, Genozol. Es lo mismo que el Genoprazol en México, excepto que en la caja de dicho producto se le presenta como algo para aliviar el reflujo y la acidez estomacal, pero en ningún momento se le presenta como algo que se pueda emplear para aliviar la gastritis:
El producto farmacéutico que se vende en México es exactamente el mismo que el que se vende en los Estados Unidos también sin necesidad de receta médica, ambos productos fabricados por la misma empresa aunque en México se llame Genoma y en Estados Unidos se llame Genomma, ambos basados en el compuesto Omeprazol. Hasta la tonada musical que se utiliza en los anuncios comerciales de ambos productos en televisión es la misma.
Llama mucho la atención el hecho de que mientras que en México el producto es anunciado como algo que sirve para tratar (o curar) la gastritis, en el mismo producto vendido en los Estados Unidos la palabra gastritis no aparece mencionada en lo absoluto, lo cual puede generar dudas y suspicacias, máxime que en Estados Unidos hay un control más estricto sobre los medicamentos que se pueden vender sin necesidad de receta médica ejercido por la Food and Drug Administration (FDA).
¿Sirve pues el Genoprazol que se vende en México para tratar problemas de gastritis?
En realidad, tal vez no, ello depende del origen de los malestares estomacales y esofágicos.
Si lo que padece la persona es algo relacionado con una úlcera, el omeprazol por sí solo no curará absolutamente nada, porque el omeprazol no es un antibiótico, a lo más es un calmante que alivia temporalmente la acidez estomacal. Cuando lo que se padece es una úlcera, el omeprazol usualmente es administrado como parte de una triple terapia, en combinación con antibióticos tales como la claritromicina y la amoxicilina (o metronidazol en pacientes hipersensibles a la penicilina) para la eliminación de la bacteria culpable de ocasionar las úlceras, el Helicobacter pylori, y en Estados Unidos (al igual que en México) los antibióticos requieren de una receta médica. El Genozol no se puede anunciar en los Estados Unidos como algo que sirva para curar la gastritis porque para tales efectos se tiene que complementar necesariamente con antibióticos que son a fin de cuentas los que efectúan la curación y no tanto el omeprazol en sí. Si en la caja en la que se vende el Genozol en los Estados Unidos tan solo se hiciera una mención a la palabra gastritis, esto atraería de inmediato la atención de la FDA y la aplicación de una posible multa, lo que no ocurre en México. Es por esto que en Estados Unidos el Genozol se anuncia simplemente como algo para aliviar el reflujo y la acidez estomacal, pero sin mencionar en propaganda comercial alguna (por ejemplo, en la televisión) la palabra gastritis. En México la aplicación de la ley y las normas oficiales es más laxa y por lo tanto se pueden atrever a anunciar el producto como algo útil para tratar la gastritis cuando no lo es en casos en los cuales los síntomas son ocasionados por una úlcera.
¿Entonces qué es lo que debe hacer el consumidor en México al cual le han convencido los anuncios comerciales en televisión sobre las supuestas propiedades casi mágicas del Genoprazol para tratar la gastritis? Es muy simple. Si al dejar de tomar el Genprazol recurren los síntomas, entonces allí se tiene la prueba de que hay algo más serio en el tracto gastrointestinal que requiere el diagnóstico de un médico profesional, algo que posiblemente requerirá extender una receta médica con un tratamiento que puede durar varias semanas o meses hasta lograr una cura total. A Genoma no le conviene desde luego que los compradores de Genoprazol se puedan curar, porque cada cura definitiva se traduce en la pérdida de un cliente habitual. Por ello no hace mención a este tipo de detalles. Pero se está resaltando este hecho aquí para poner en alerta a los lectores de esta bitácora sobre las precauciones que deben tomar aquellos que tienen fé en que el Genoprazol por sí solo los puede curar de su malestar. Y tener presente además, que este ejemplo demuestra que no hay que creerle a la televisión todo lo que saca en sus anuncios comerciales, tales como las píldoras mágicas que prometen una reducción de peso de un kilo por semana y lo cual nunca ocurre ni siquiera con ayuda médica profesional.
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