domingo, 15 de enero de 2017

Usos inusuales de la orina



A muchos seguramente el olor de la orina les produce asco, y la consideran como un simple desperdicio del cuerpo cargado de toxinas que terminará parando en las aguas negras de la ciudad.

Sin embargo, y aunque cueste trabajo creerlo, la orina, sobre todo la orina recién expulsada, tiene importantes propiedades y beneficios que permiten darle usos poco convencionales que muchos ignoran, e inclusive puede salvarnos la vida en ciertas ocasiones críticas.

¿Quién no ha escuchado alguna historia de marineros o pasajeros de embarcaciones que naufragaron en alta mar, así como de gente perdida o atrapada en lugares y en regiones inhóspitas en donde no hay fuentes de agua dulce, y se mantuvieron vivos bebiendo su propia orina? Abundan los casos de aquellos que tras un terremoto quedaron atrapados bajo escombros por varios días, y pudieron sobrevivir bebiendo su propia orina. Ya sé que a muchos les causa asco la sola idea de beber orina, y al principio puede parecer la cosa más repugnante del mundo, pero no resulta tan malo si se toman en cuenta ciertas consideraciones. La primera es que, si vamos a tomar orina al estar perdidos o atrapados en algún lugar en donde no hay ninguna fuente de agua dulce, como le ocurre a los sobrevivientes que están entre los escombros de un terremoto, es mil veces preferible tomar la orina de uno mismo y no la orina de otro, aunque en ciertas situaciones no hay otra opción más que tomar la orina de uno mismo. La segunda consideración es que, si vamos a tomar nuestra propia orina, es importante hacerlo con la orina recién expulsada, la cual no es tan nociva como la orina que tiene varias horas de haber sido expulsada y empieza a emitir un olor desagradable. La única manera en la cual uno puede tomar su propia orina varias horas después de haberla expulsado es metiéndola de inmediato en un refrigerador para preservarla unos cuantos días, después de los cuales se tiene que desechar.

Una de los pocas aplicaciones que puede tener el “probar” la orina recién expulsada de otra persona (paladearla, pero sin beberla) consiste en usar su sabor para determinar, en el caso de las personas diabéticas, la cantidad de glucosa que contiene la orina. De hecho, esta era la manera en la cual mucho antes del descubrimiento de reactivos químicos y análisis de sangre con muestras de sangre obtenidas de la vena mediante una jeringa hipodérmica, los médicos de cientos de años atrás (posiblemente desde la época del Imperio Romano) podían diagnosticar a una persona como diabética y determinar incluso sus niveles de glucosa, porque entre más altos sean los niveles de glucosa en un diabético tanto mayor es la glucosa que estará presente en la orina recién expulsada. Esto significa que la diabetes se puede diagnosticar no solo mediante análisis de sangre sino que, en caso de emergencia, la puede detectar uno mismo a través de lo “dulce” que sepa la orina. En una persona no-diabética cuyo páncreas esté produciendo niveles adecuados de insulina, la orina no tiene ningún sabor dulce. Es posible que los primeros médicos de la antigüedad que descubrieron esto lo hicieron dándose cuenta de que la orina recién expulsada de ciertos  humanos (al igual que la orina de ciertos perros) atraía con mucho mayor intensidad a las moscas que la orina del resto de la población sana, esto en virtud del azúcar en la orina que funciona como una especie de imán a las moscas que son capaces de detectarla.

En la antigua Roma, existía una tradición entre los Galos que consistía en usar la orina para blanquear los dientes. Un poema famoso del poeta romano Cayo Valerio Catulo, criticando a un galo llamado Gellius Egnatius, dice: “Egnatius, debido a que el tiene dientes blancos, / sonríe todo el tiempo. Si eres demandado / en el tribunal, cuando el abogado señale lagrimas, / el sonrie: si estas de duelo en la pira / de piadosos hijos, la solitaria madre llorando, / el sonríe. Lo que sea, donde sea, / haga lo que haga, el sonríe: el se enferma, / ni cortes, yo diría, ni encantador. / Por tanto le recuerdo, de mi, buen Egnatius./ Si tu fueras un Sabino o Tiburtino / o un gordo Umbro, o un regordete Etrusco, / o un Lanuviano de oscuros dientes, o del norte de Po, / y yo mencionaré mi propia Veronesa también, / o quien sea limpie más religiosamente sus dientes, / Aun quiero que no sonrías todo el tiempo: / no hay nada mas tonto que sonreír tontamente. / Ahora que español: en el país de España / y lo que cada hombre mea, lo utiliza para el cepillado / sus dientes y rojas encías, cada mañana, / de modo que el hecho de que tus dientes están tan pulidos / solo muestra que estás más lleno de pis.”

Es importante recalcar que la orina de una persona sana no tiene mal sabor ni mal olor, ya que es sabor humano de la propia persona. Si la orina de una persona le provoca un mal sabor o tiene un mal olor, lo más probable es que tal persona está enferma y debe ir a atenderse a algún hospital o acudir con algún médico para consulta. De este modo, la orina puede servir como auxiliar de diagnóstico médico cuando las cosas no andan bien en nuestro cuerpo.

Las aplicaciones terapéuticas de la orina son parte de lo que se conoce como orinoterapia. No voy a entrar en detalle sobre ésto porque hay mucha literatura en Internet acerca de los aplicaciones útiles de la orinoterapia. Pero sí agregaré que, además del uso de nuestra propia orina para calmar nuestra sed cuando estamos perdidos o atrapados en algún lugar (tal vez un desierto), la orina tiene propiedades útiles para la limpieza de la ropa, y esto era usado ventajosamente por varias culturas antiguas antes del descubrimiento del jabón.

La razón del por qué la orina puede ser usada para la limpieza es que, horas (o días) después de haber sido expulsada hacia un contenedor, cuando empieza a oler mal, despide el olor característico del amoníaco que se produce como resultado de la descomposición de la urea. Y resulta que el amoníaco es uno de los más potentes limpiadores que se conocen, a grado tal que hay productos caseros de limpieza que se anuncian conteniendo amonio (no se preocupen mis lectores, esta amonia comercial no es obtenida de orina alguna sino de un proceso industrial usado para obtener la amonia en forma sintética a partir de sus elementos químicos esenciales).

El conocimiento de estas cosas nos demuestra que, en la Naturaleza, es posible reciclar todo de alguna manera, todo puede tener algún uso en ciertas épocas y bajo ciertas condiciones. Y hasta cosas como la orina que muchos consideran un simple desecho puede ser usada como medio de diagnóstico para detectar la diabetes cuando no hay forma alguna de encontrar un laboratorio cercano para efectuar los análsis de sangre de rigor, tratamientos de limpieza facial, o inclusive hasta para laver y limpiar la ropa en comunidades rurales pobres en donde no hay recursos para comprar detergentes caros.

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